UN DELITO FÁCIL Y REDITUABLE
Los investigadores de la Dirección de Lucha contra el Crimen Organizado e Interpol no saben si la pareja de estafadores tuvo o no alguna vez un criadero de perros. Sí detectaron que las maniobras con animales, que comenzaron en 2018 y terminaron días atrás, reportaron a la pareja una suma de dinero cercana a los
US$ 30.000. La pareja utilizó ese dinero para subsistir y en arreglos para su casa. Ninguno de ellos trabaja. Ambos tienen un hijo de un año que hoy se encuentra en prisión acompañando a la madre. En la Fiscalía de Rosario el hombre trató de quitarse toda responsabilidad de arriba y dijo que su pareja se encargaba de las estafas. “Yo no sé nada”, dijo. Pese a no tener antecedentes penales, el imputado no mostró arrepentimiento y procuraba evadir una pena de prisión. “El hombre y su pareja jamás mostraron arrepentimiento por las estafas realizadas”, dijo a El País la fiscal Fleitas. “Sí propusieron acuerdos con las víctimas mediante la devolución de dinero. Pero, si en el pasado nunca entregaron los animales ni las jaulas que vendieron, ni devolvieron el dinero, ¿lo iban a hacer ahora?”, se preguntó la fiscal.