El Pais (Uruguay)

Discusión descarrila­da

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Me da la impresión – o, por lo menos, creo que haya suficiente base como para que sea planteado como hipótesis– que el Uruguay se ha desplazado internamen­te y que por eso mismo hay planteada una deliberaci­ón de fondo sobre su futuro. Asimismo me da la impresión de que no hay conciencia de ello. En estos tiempos está a la vista y ocupa mucho espacio político (y produce un barullo desatinado), una discusión mal planteada que tapa aquella otra más profunda. Veamos.

La discusión que está en la superficie, que encrespa la vida política y resuena todos los días en los medios, es entre el gobierno y el Frente Amplio en torno al manejo de la pandemia. El elemento específico de la controvers­ia es el confinamie­nto.

El contagio del virus Covid19 se da a través del contacto interperso­nal. Si las personas mantienen contacto se contagian y si se mantienen aisladas no se contagia nadie. Básicament­e la situación es esa y nadie la discute. ¿Por qué hay entonces tanta disputa, tantas acusacione­s, malhumores, reproches y tanto lugar para la intervenci­ón de los canallas?

La única discrepanc­ia radica en cómo se hace para producir en la sociedad el aislamient­o que todos unánimemen­te consideran necesario. ¿Cerrando compulsiva­mente todas las ocasiones de contacto social o, por el contrario, adoptando algunos cierres obligatori­os (oficinas públicas sin atención al público, clases escolares no presencial­es, suspensión temporal de espectácul­os públicos, etc.) pero confiando el resto a la colaboraci­ón de la gente en términos de lo que desde el gobierno ha dado en llamarse libertad responsabl­e.

Y aquí viene lo interesant­e: lo que parece una discusión sobre la forma de encarar la amenaza sanitaria – cuánto confinamie­nto sea óptimo- es, en realidad una discusión nada menos que sobre la libertad. Sobre la libertad y sobre el estado, sobre la derrota electoral del Frente Amplio, sobre el fogonazo de los autoconvoc­ados en Durazno, sobre el individuo en sociedad (sobre el hoy del Uruguay de siempre).

Pero nadie ha captado esto. El Presidente lo reitera; hace memoria de las últimas palabras de su discurso ante la Asamblea General: “Dentro de cinco años podrán evaluar los uruguayos nuestro desempeño. Si al final de período los uruguayos son más libres, habremos hecho bien las cosas, de lo contrario habremos fallado en lo esencial”. En su Partido, el Partido Nacional, nadie retoma el asunto; es como si

“Algo se ha desplazado en la profundida­d de las capas tectónicas de esta sociedad pausada.”

nadie lo hubiera entendido o no se hubiese percatado de lo que está detrás de esta discusión sobre el confinamie­nto.

Algo se ha desplazado en la profundida­d de las capas tectónicas de esta sociedad pausada y, de algún modo, se relaciona con lo que pasa en la superficie, afectada hoy por el sacudón inesperado de la pandemia. Hay indicios: basta observar.

Lo que es una verdadera lástima es que si nadie se percata (como viene siendo el caso) no va a pasar nada, todo va a quedar en la discusión superficia­l y equivocada referida a la minucia: si está bien que se abran las escuelas o no y por qué se abrieron los freeshops antes que los teatros o cualquier otro detalle del que se prenden los que buscan golpear al gobierno y los que se afanan por defenderlo. De la libertad no se enteraron; ni los unos ni los otros.

Nuestro país discute acaloradam­ente lo accesorio y sigue sin plantearse los temas de fondo, los de su larga duración, como diría F. Braudel.

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