“ACUSACIÓN INFUNDADA”, AFIRMA PUTIN
El presidente Vladimir Putin se niega a reconocer que Rusia utiliza ciberarmas en absoluto, y sugiere que las acusaciones forman parte de una gigantesca campaña de desinformación liderada por Estados Unidos. “Hemos sido acusados de todo tipo de cosas”, dijo Putin en una entrevista con la cadena de televisión NBC, dos días antes de la cumbre con Joe Biden. “Interferencia electoral, ciberataques, y un largo etcétera. Y ni una vez, ni siquiera una sola vez, se molestaron en presentar algún tipo de evidencia o prueba. Solo acusaciones infundadas”.
De hecho, sí se han presentado pruebas, aunque son mucho más difíciles de mostrar, y sobre todo de explicar, que las fotografías de misiles soviéticos en Cuba que el presidente John F. Kennedy reveló en televisión en un momento crítico durante la crisis de los misiles en 1962. Sin embargo, Putin tiene razón en una cosa. La facilidad con la que puede negar conocimiento alguno de las operaciones cibernéticas — algo que Estados Unidos también ha hecho, incluso después de realizar ataques considerables contra Irán y Corea del Norte— demuestra por qué los elementos de disuasión que mantuvieron una tensa paz nuclear durante la Guerra Fría no funcionarán con las amenazas digitales.
Durante el gobierno de Barack Obama, una exitosa iniciativa rusa para penetrar los sistemas de correo electrónico no clasificados de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Estado Mayor Conjunto nunca fue atribuida públicamente a Moscú, a pesar de que todos, incluyendo el entonces vicepresidente Biden, sabían lo que indicaba la inteligencia. La débil respuesta al esfuerzo ruso para influir en las elecciones de 2016 se produjo solo después de que se dieron a conocer los resultados. La reacción de Obama fue leve en comparación: la expulsión de diplomáticos rusos y el cierre de algunos complejos diplomáticos. Luego llegó el periodo de Trump en el cargo, en el que el mandatario hizo eco, con aprobación, de las negaciones poco creíbles de Putin sobre la interferencia electoral. Estados Unidos perdió cuatro años en los que podría haber intentado establecer algunos estándares globales, lo que Brad Smith, presidente de Microsoft, llama los “convenios cibernéticos de Ginebra”.