El Pais (Uruguay)

Pesca en apuros

- JUAN ORIBE STEMMER

El volumen de pescado desembarca­do por la flota pesquera de nuestro país pasó de 90.951 toneladas en el año 1990 y 143.805 toneladas en el 1991, a 68.004 toneladas en el año 2019. Esta última cifra se divide en 55.473 toneladas desembarca­das por los buques de la flota industrial y 12.531 toneladas por la pesca artesanal. La cantidad de buques que componen la flota pesquera industrial, el tonelaje de registro y la potencia de sus máquinas, no han cesado de disminuir. Lo mismo sucede con el volumen y el valor de las exportacio­nes del sector.

Tuvo razón el senador Gustavo Penadés cuando afirmó en su exposición sobre la situación y desafíos del sector pesquero en la Cámara de Senadores, el miércoles pasado, que la pesca “ha experiment­ado una continua decadencia en los últimos veinte años. A tal punto es así, que hoy su superviven­cia se encuentra en una situación difícil que, entre otras cosas, amenaza miles de puestos de trabajo, que se suman a los miles que ya se han perdido en los últimos años”. Es una crisis de largo plazo que abarca todos los componente­s del sector, desde la pesca artesanal (que hoy representa el 20% del total de la producción del mismo), hasta la pesca costera y de altura, y el procesamie­nto industrial de las capturas. En el caso de los buques pertenecie­ntes a la categoría D, buques dedicados a la pesca en alta mar, pasamos de nueve emprendimi­entos a uno.

Penadés explicó que entre los años 2007 y 2015 se cerraron 26 empresas pesqueras. De las 25 empresas que explotaban merluza en 2005, solamente sobreviven 14. Se aprecia una caída general en la cantidad de horas trabajadas y en el personal ocupado en la industria. Todo esto no se ha debido a un proceso de concentrac­ión de empresas relativame­nte menos eficientes en una cantidad menor de unidades, pero más productiva­s, sino a la caída de las capturas y la decadencia del sector.

No debería sorprender que la participac­ión de la pesca en el producto bruto interno haya caído sistemátic­amente entre los años 2006-2018.

Es un estado de cosas poco feliz para un sector que hace casi medio siglo comenzó una rápida expansión con el Plan de Desarrollo Pesquero. Con tanto entusiasmo y esperanzas.

La dimensión política de la pesca se encuentra en las raíces mismas del sector.

La Ley de Pesca de 1969, no solamente contiene normas sobre fomento y administra­ción de esa actividad sino también

El sector pesquero de nuestro país atraviesa una difícil coyuntura.

artículos clave sobre política marítima. La Ley comienza declarando “de interés nacional la explotació­n, la preservaci­ón y el estudio de las riquezas del mar” y luego establece que la “soberanía de la República Oriental del Uruguay, se extiende, más allá de su territorio continenta­l e insular y de sus aguas interiores, a una zona de Mar territoria­l de doscientas millas marinas”. Esta disposició­n formaba parte del proceso de creación de una nueva institució­n del nuevo Derecho del Mar, la zona económica exclusiva, cristaliza­da en la Convención suscrita en Montego Bay, en 1982.

La pesca una actividad económica clave, tiene una relevancia social (pesca artesanal), y está asociada con intereses políticos fundamenta­les.

La mejor forma de defender los intereses marítimos y fluviales de nuestro país es a través de la presencia de pescadores uruguayos y de la investigac­ión científica para, como estipuló la Ley de Pesca, preservar las riquezas del mar.

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