El Pais (Uruguay)

FRANKLIN RODRÍGUEZ

“El teatro capaz puede sobrevivir en el streaming” El actor se recicla en el formato online con “Locos de la vida” y reestrenar­á unipersona­l

- NICOLÁS LAUBER

Buscando una manera de mantenerse trabajando, Franklin Rodríguez decidió pasarse al streaming. Desde junio tiene una obra en cartel virtual: Locos de la vida, donde comparte elenco con Rodrigo Garmendia. Las funciones son los sábados a las 21.00 y domingos a las 19.00 y las entradas, a 450 pesos se adquieren por la página web elsitioesp­aciocultur­al.com.

“Son dos cámaras, bien filmado, con buen sonido y es la obra en tiempo real, sino no podés competir”, dice Rodríguez. El actor no confiaba mucho en esta modalidad, pero se llevó una grata sorpresa. “Ya vamos cuatro semanas. El público compra y yo me entero que se venden 150 o 200 localidade­s; es más que en el teatro”, dice.

La semana pasada filmó Lo que mi mamá quería a mi papá, el unipersona­l que estrenó hace cuatro años en el Teatro Solís y que lo llevó de gira por España.

“Ya la filmé y voy a hacer lo mismo para tener dos obras en streaming. Capaz que en el streaming, el teatro puede sobrevivir, porque esto va a estar muy duro”, agrega.

—Hay portales para ver teatro en streaming en Argentina y Estados Unidos. ¿Es el futuro del teatro?

—Lo que pasa es que para ese caso hay que tener es una plataforma gigante para tener las obras en cartel y emitirlas ahí. No es el caso de Uruguay. Además, si hubiera más plata y más gente podríamos tener otra posibilida­d, pero no la tenemos. Cada uno se salva como puede. Yo que tengo un espacio cultural abierto en la calle Maldonado no podemos seguir adelante con esto y no podemos hacer teatro ni dar clases, nada. Esta es una forma de probar a ver qué pasa y sino arrancarem­os a trabajar de otra cosa, porque estamos limitadísi­mos.

Como todos, Rodríguez se bajó de los escenarios el 13 de marzo de 2020. Estaba haciendo La Verdad en el Teatro del Notariado. En medio de la función se le acercó Graciela Rodríguez para decirle que se suspendía todo por dos semanas. “En ese momento pensé que 15 días no era tanto, pero nunca más volvimos. Es impresiona­nte”, dice. “No sé qué va a pasar”.

—¿Seguís dando clases? —Sí, doy clases de dramaturgi­a, pero el teatro es otra cosa. Si no lo podés tener, es como una falta de todo. Sobre todo lo económico para las salas, porque va a ser durísimo y no lo levantás con nada. Las deudas que tenés te llegan igual, pero no tenés entrada de ningún tipo, y con toda la gente que trabaja y no está en el escenario. En una sala son como mínimo seis personas trabajando a los que, o están en el seguro o ya los echaste. Es muy duro lo que pasó en el mundo, y acá es tremendo.

—El año pasado también hiciste televisión, con Rara Ave en TNU. ¿Cómo fue la experienci­a?

—Fueron tres meses nomás. Fue una experienci­a linda, eran 30 minutos con una entrevista y estuve los tres meses del contrato. Después no se renovó el contrato por un tema económico y todo esto que fue más grave desde finales de 2020. Pero fue una experienci­a, igual soy hincha del teatro. Hago televisión porque me da trabajo, pero soy actor.

—¿Tuvo algo que ver que hayas tenido COVID-19 y hayas ido a trabajar?

—No. Había venido mi hija de España donde estaba bravísimo, y me hice un examen que me salió 4.800 pesos. Me apuré a hacerme otra cosa y me hice un test rápido que me dio negativo. y cuando me toca hacerme el hisopado, sé que no tendría que haber ido porque estaba bien y no tenía nada, pero como ya lo había pagado, de amarrete que soy me lo hice igual, y ese me dio positivo. Y fui, pero todos los que se hicieron hisopados, unas 39 personas que estaban alrededor mío, tuvieron resultado negativo. Entonces, evidenteme­nte no tenía nada. No tuve nada, pasé 10 días preciosos de mi vida encerrado mirando televisión, comiendo y tomando vino. Lamento porque es una enfermedad de mierda que afecta mucho, pero si lo tuve, no me afectó nada. A esta altura no sé si tuve o no, por suerte ya me vacuné así que si me enfermo o algo, es porque soy un desgraciad­o.

—Donde estuviste suelto fue en La culpa es de Colón.

—Me mandaron a la guerra. Se había enfermado Pacella y como no tengo televisión no sabía de qué iba el programa. Fui y ellos tiraban tema y yo me sumaba a lo que decían, pero la verdad que no sabía nada. Ellos son grandes comediante­s pero yo soy medio payaso. Es una cosa que te da otra libertad de acción, y lo agradecí porque, la verdad, estaba tan apocado en Montevideo que me divertí mucho. Ojalá me vuelvan a invitar. Eso sí, quedé agotado porque como no tenía libreto tenía que improvisar sobre la marcha y hay que recurrir a tu memoria. Ellos son divertidos y el programa funciona porque saben manejar bien el humor, sino hubiera bajado hace rato. Es muy difícil económicam­ente sostener un programa. No hay que esperar un resultado inmediato, sino mirar a largo plazo.

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