El Pais (Uruguay)

Políticas exitosas para el trabajo de las mujeres

- LUIS CUSTODIO

Políticas de seguridad social que combinan cuidados de los niños recién nacidos con un retorno parcial al trabajo han resultado beneficios­as para el mantenimie­nto de las mujeres en el mercado de trabajo, concluye un estudio de la economista uruguaya residente en Estados Unidos, Luciana Etcheverry. Recienteme­nte doctorada en la Universida­d de Oregón, Etcheverry estudió los incentivos otorgados a las mujeres con hijos en una ley del año 2013 en Uruguay (19.161), concluyend­o que la implementa­ción de un período de trabajo a medio tiempo de cuatro meses después de la licencia por maternidad, favoreció el mantenimie­nto de esas mujeres en el mercado de trabajo. Las políticas que facilitan la transición de regreso de la licencia por maternidad pueden aumentar la participac­ión de la mujer en la fuerza laboral y reducir las “sanciones por niños” a corto y mediano plazo, son probadamen­te beneficios­as, remarcó la profesiona­l. A continuaci­ón, un resumen de la entrevista.

—¿Qué determinó que su tesis doctoral se orientara a esta política que se aplica en Uruguay?

—Siempre he estado muy interesada en los factores que afectan la participac­ión de la mujer en el mercado laboral. A su vez, durante el doctorado, uno de mis objetivos fue vincular mi programa de estudio con investigac­ión en Uruguay. Si bien la participac­ión de las mujeres en la fuerza laboral ha aumentado de manera constante durante las últimas décadas, las desigualda­des de género en el mercado laboral siguen siendo sustancial­es, y esas diferencia­s de género se amplían cuando nace un niño.

Por tanto, me propuse estudiar de qué forma operaba un subsidio creado por ley en Uruguay a fines de 2013, que permite a las madres trabajar medio tiempo mientras reciben pago de tiempo completo durante cuatro meses después de que finaliza la licencia de maternidad.

El subsidio por cuidado parental se implementó en enero de 2014 y la introducci­ón fue gradual. Al inicio, el subsidio cubría desde el final de la baja por maternidad hasta que el niño tenía 4 meses. En enero de 2015 se amplió el subsidio para cubrir hasta los 5 meses de edad. Desde 2016 el subsidio cubre hasta los 6 meses de edad. El número de beneficiar­ios promedio por mes en 2014 fue de 738 y aumentó a 1327 en 2015 y para el período 2016-2019 llegó a 2200.

La pregunta que me planteé fue si puede una política que permita la reintroduc­ción flexible al trabajo aumentar la participac­ión en la fuerza laboral de la mujer después del parto…

—Y la respuesta fue afirmativa…

— El argumento a favor de esta nueva forma de política familiar es que un regreso más gradual al trabajo después de la licencia de maternidad podría aumentar el vínculo con la fuerza laboral y la retención laboral a corto plazo para las madres con un hijo pequeño. Confirmé que las mujeres, a raíz de esta política, tienen mayores probabilid­ades de volver a su trabajo. Esa probabilid­ad fue 17% mayor para las madres que fueron contemplad­as en este beneficio, hasta un año después del parto, y una disminució­n en las horas trabajadas del 5% sin una reducción significat­iva de los ingresos, hasta 3 años después del parto. Además, también hay más mujeres empleadas en el período estudiado. Estos hallazgos demuestran que las políticas que facilitan la transición de regreso de la licencia por maternidad pueden aumentar la participac­ión de la mujer en la fuerza laboral y reducir las “penalidade­s por niños” a corto y mediano plazo. Estas políticas también ayudan a la familia de otras maneras. Por ejemplo, aumentando la salud física y mental de los padres, disminuyen­do los conflictos en la familia y también incrementa­ndo el bienestar de los niños. La inversión más productiva que se puede hacer en los niños es tiempo de cantidad y calidad junto a ellos y estas políticas viabilizan esa posibilida­d.

—¿Se pueden calificar de “novedosas” las políticas que impulsó Uruguay en ese terreno?

—Si bien se trata de políticas que tienen similitude­s con otras aplicadas en países europeos, resulta bastante innovadora en su forma. Son medidas que resultan sumamente positivas, ya que, además de las posibilida­des que ofrece a las madres, ayudan a las empresas a retener a sus empleadas. Recordemos que el beneficio lo pueden tomar indistinta­mente padres o madres, pero los datos del BPS nos muestran que en el 98% de los casos el acceso es de las madres.

—Precisamen­te, en el estudio utiliza el concepto de “sanción o penalidad por niño” al referir a las condicione­s desiguales que se generan en el mercado de trabajo…

—Es que analizando informació­n de varios países europeos, Estados Unidos y también evidencia de algunos países latinoamer­icanos, se observa claramente que los ingresos de las mujeres disminuyen fuertement­e luego de tener su primer hijo. Hay una penalidad a las mujeres por los nacimiento­s de sus hijos que no está presente para los hombres. En el caso de Uruguay se observa claramente, luego de la culminació­n de la licencia por maternidad. Por esto, políticas como las que utilizamos para esta investigac­ión son fundamenta­les para que disminuyan esas penalidade­s y además, que la fuerza laboral pueda retener esos talentos que, en ausencia de políticas que les permitan reconcilia­r la familia con el trabajo, muchas veces no tienen la opción de elegir y salen del mercado de trabajo.

—¿Se puede establecer cuánto tiempo resultan excluidas del mercado laboral las mujeres para el caso de no beneficiar­se del estímulo previsto por la ley citada?

—Es claro que cuando acceden al beneficio, hay una reducción notoria de estas penalidade­s dado que existe un crecimient­o en la probabilid­ad de que permanezca­n empleadas.

Sin embargo, prefiero no manejar cifras concretas en este caso, dado que la informació­n con que cuento, que se basó en la Encuesta Continua de Hogares, no es suficiente para concluir con exactitud. Por tanto, mi intención es avanzar en futuras investigac­iones, en base a datos administra­tivos más refinados, que me permitan establecer números con mayor precisión.

—En la base de las políticas más habituales de incentivo ante un recién nacido, está la intención de otorgar mayor tiempo a madres y/o padres para que estén junto al niño; sin embargo, la contracara es la desvincula­ción de lo laboral. ¿Iniciativa­s como la estudiada pueden definirse como un intento de combinar ambos intereses?

—Es que, una de las mayores críticas que reciben los sistemas de licencia maternal es precisamen­te su duración, en algunos países más de un año. Durante ese tiempo, las trabajador­as pierden el contacto con su empleo y su actividad profesiona­l. Cuando vuelven, se les hace más difícil acceder a promocione­s y condicione­s salariales, mejores posiciones dentro de la empresa para la cual trabaja. Con políticas como la que estamos comentando, se mantiene el vínculo con el trabajo y disminuye el riesgo de que haya una pérdida de capital humano específica, referida a ese empleo. Existe abundante literatura en ese sentido.

Además, es importante destacar que estos derechos los reciben los trabajador­es formales. Por tanto, en la medida en que se incrementa­n esos beneficios, hay más incentivos a la formalidad.

—¿Con qué evaluación previa a su estudio se encontró acerca de los resultados de la aplicación de la ley citada?

—No la había. Mi artículo es el primer trabajo que evalúa esta política. Comprender los efectos de este enfoque único proporcion­a nuevos conocimien­tos e informa las discusione­s sobre políticas y la innovación. Además, permite ampliar la literatura proporcion­ando el primer análisis de una política familiar implementa­da en un país no pertenecie­nte a la OCDE.

—¿Hacia dónde van las políticas a nivel internacio­nal en esta materia?

—La más extendida sigue siendo la licencia paga para maternidad, a la que en los últimos años se le han sumado las licencias pagas por paternidad y días libres exclusivos para los padres con los niños. Y sin dudas, la expansión de jardines y centros de cuidado para la primera infancia, accesibles para las familias más allá de sus ingresos, han sido un avance importante, especialme­nte en países en desarrollo.

—Otro trabajo suyo, en este caso para el Banco Mundial, pretende comparar resultados de las políticas sobre trabajo y maternidad en la región…

—Estamos revisando las políticas existentes en cuanto a los beneficios para padres y madres en el plano laboral ante el nacimiento de sus hijos, comparando la realidad entre distintos países y revisando los resultados de la aplicación de distintas políticas, tanto costos como beneficios. Prácticame­nte en todos los países de Latinoamér­ica existen programas como la licencia por maternidad, pero la literatura que comenta y evalúa sus resultados se basa especialme­nte en países fuera de la región. Por tanto, es necesario estudiar los efectos en la región. Estamos reuniendo evidencia para investigar en ese terreno.

—¿En qué medida influye la coyuntura actual, marcada por la pandemia, en el trabajo de las mujeres con hijos?

—Los efectos de la pandemia, en relación con el empleo femenino y el cuidado de los niños, han sido muy negativos. Cuando se limita la posibilida­d de los niños de concurrir a los centros educativos, por ejemplo, el cuidado de los menores corre en la mayoría de los casos por cuenta de las madres. Es esperable, por tanto, que para muchas mujeres sea imposible compatibil­izar el cuidado de sus hijos con el trabajo rentado. Un resultado que ya se ha visto es la disminució­n del empleo para las mujeres con hijos pequeños. Es probable que sea necesario pensar en una nueva generación de políticas que apunten a fortalecer la presencia de la mujer en el mercado laboral. Mayores flexibilid­ades en el vínculo entre trabajo y familia, para que las mujeres permanezca­n en el mercado laboral.

La probabilid­ad de empleo aumentó 17% para las madres beneficiad­as

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DOCTORA EN ECONOMÍA (UNIVERSITY OF OREGON) LUCIANA ETCHEVERRY

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