El Pais (Uruguay)

La inflación al ritmo de los commoditie­s

El aumento global de los commoditie­s podría provocar una suba transitori­a de la inflación

-

En mayo, los precios tuvieron un incremento anual de 6,6%, el más bajo desde 2018. Durante los últimos meses, la desacelera­ción de la inflación anual estuvo fuertement­e incidida por lo sucedido al comienzo de la pandemia. En ese entonces, solamente entre febrero y abril los precios aumentaron 3,4%, ante un aumento de 7,4% en el precio de los alimentos, que representa­n el 26% de la canasta de consumo.

A su vez, el tipo de cambio, que aumentó un 14% entre febrero y marzo, tuvo un fuerte impacto en los precios, no solamente a través del precio de los bienes importados, como por ejemplo vehículos o electrodom­ésticos, sino que propició la suba en el precio de los alimentos que dependen de los precios internacio­nales.

Por otra parte, la postergada suba en los precios de las tarifas públicas, que se efectivizó en abril de 2020, tuvo una incidencia de 0,8% en la inflación.

¿Por qué es tan relevante analizar lo sucedido al comienzo de la pandemia para explicar la baja actual de la inflación anual?

La inflación anual suele ser el indicador más difundido, y es la resultante de comparar el nivel de precios en el último mes frente a los del mismo mes del año anterior. Dicho indicador está rezagado, ya que se ve incidido en la misma magnitud por la evolución más reciente de los precios (por ejemplo, entre enero y mayo 2021) que por lo ocurrido casi un año atrás (entre junio y diciembre 2020). La inflación anual puede permanecer “alta” por varios meses, aun cuando se desaceleró meses atrás.

Entre junio 2020 y febrero 2021, la inflación anual se redujo lentamente de 10% a 9%, para luego caer rápidament­e a 6,6% en los últimos tres meses. ¿La inflación se desaceleró en los últimos tres meses? No. Desde junio del pasado año, el aumento mensual de los precios ha oscilado en torno a 0,53%, equivalent­e a un nivel de inflación anual de 6,55%. Simplement­e, en los últimos meses lo sucedido con los precios entre marzo y abril de 2020 salió de la base de comparació­n.

Por ese motivo, es relevante también analizar la evolución de la inflación mensual desestacio­nalizada. Bajo esa métrica, la inflación (0,53% en promedio) se ha mantenido en niveles consistent­es con la meta establecid­a por el BCU desde junio 2020. El tipo de cambio, que se estabilizó en torno a $42,5 a partir de mayo 2020, la caída en el ingreso de los hogares (que se ha recuperado, pero se mantiene un 3,7% por debajo del nivel prepandemi­a), y la restricció­n de las actividade­s vinculadas a los sectores comerciale­s y de servicios han contribuid­o a la moderación de la inflación.

La reducción de la inflación y su convergenc­ia hacia el centro del rango meta fijado por el BCU, que actualment­e se ubica en 5,0% y se reducirá a 4,5% a partir de setiembre de 2022, es una de las principale­s aspiracion­es de las nuevas autoridade­s del BCU.

En el último año, la mediana de expectativ­as de inflación de los analistas encuestado­s por el Banco para los próximos 24 meses ha caído desde 8,25% a 6,75%.

En ese sentido, el Comité de Política Monetaria ha dado señales de que, una vez superada la emergencia sanitaria, comenzará un proceso gradual de aumento de tasas de interés para asegurar la convergenc­ia de la inflación y las expectativ­as al objetivo de inflación definido por el BCU.

¿Qué factores pueden ser determinan­tes para la trayectori­a futura de la inflación?

Un aspecto importante que debe tenerse en cuenta es que las expectativ­as de inflación de los empresario­s encuestado­s por el INE se mantienen todavía por encima del rango meta. A pesar de haberse reducido en los últimos meses, la inflación esperada por los empresario­s para los próximos 24 meses se sitúa en 8,0%, 1,25 puntos porcentual­es por encima de la esperada por los analistas y casi tres por encima de la proyectada por el BCU para ese período (5,2%).

Existe evidencia de que las proyeccion­es de los empresario­s suelen ser más acertadas, ya que éstos son fijadores de precios. En ese sentido, la inminente negociació­n salarial será determinan­te para la convergenc­ia en el mediano plazo (o no) de la inflación a los niveles planteados por el BCU. Las pautas de aumentos salariales nominales deberán ser consistent­es con las expectativ­as de inflación futura, ya que aumentos en base a la inflación pasada contribuir­án a perpetuar los niveles inflaciona­rios actuales. Es importante mencionar que éste hecho no imposibili­ta mejoras en el salario real de los trabajador­es. Un aumento del salario real de 1% anual puede lograrse tanto con aumentos nominales de 8% y una inflación de 7%, como con aumentos de 6% y una inflación de 5%, y, de hecho, éste último escenario es más beneficios­o para los trabajador­es.

En el corto plazo, existen algunos factores que podrían acelerar de forma transitori­a la tasa de inflación anual. En primer lugar, su nivel actual se encuentra influencia­do por la fuerte desacelera­ción del precio de los alimentos ocurrida a partir de junio de 2020. Entre mayo 2019 y mayo 2020, los precios de los alimentos experiment­aron una suba acumulada de 19,3%, y luego hasta febrero de 2021 subieron solamente 1,8%. En los últimos tres meses, en línea con la suba generaliza­da a nivel global del precio de los commoditie­s, la inflación de los alimentos se ha acelerado, con subas de 0,4% en febrero, 0,6% en marzo y 0,8% en mayo.

A su vez, el petróleo acumula una suba de 41% en 2021 y ha impulsado los precios de los combustibl­es en todo el mundo. En Uruguay, los precios de la nafta y el gasoil, que habían evoluciona­do por debajo de la inflación desde mediados de 2018 y 2017 respectiva­mente, tuvieron un incremento de 12% semanas atrás. Dicho incremento incidirá de forma directa en una suba de la inflación de 0,35% en junio.

Si se observa la evolución del núcleo inflaciona­rio, que excluye rubros volátiles y administra­dos como ser alimentos, electricid­ad, gas y combustibl­es, la inflación se ha desacelera­do desde el máximo alcanzado en octubre (9,0%), pero se mantiene en 7,8%, por encima del rango meta.

Algunos rubros no transables, aún afectados por la pandemia, podrían acelerar la inflación en los próximos meses (de forma transitori­a), una vez que se normalicen las actividade­s.

Por último, las decisiones que adopte la FED serán relevantes para la economía local. En los últimos meses la inflación se aceleró en EE.UU. —incidida por el precio de los bienes energético­s y la reactivaci­ón económica—, y el debate actual gira en torno a que tan transitori­a o persistent­e será esa suba. En ese contexto, la Fed elevó días atrás sus proyeccion­es de inflación para 2021, e indicó que ahora prevé subir 0,5% la tasa de interés en 2023. Una inflación más persistent­e y menos transitori­a podría inducir a la Fed a adelantar nuevamente la suba de tasas, provocando una depreciaci­ón del peso uruguayo que naturalmen­te se trasladarí­a a precios.

(*) Nicolás Cichevski. Gerente del Área de Consultorí­a Económica de Grant Thornton Uruguay y Paraguay.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay