El Pais (Uruguay)

El anfitrión que logra que las estrellas se sientan muy cómodas

- SARAH LYALL, THE NEW YORK TIMES

Graham Norton ha sido un referente del entretenim­iento británico durante tanto tiempo que es difícil imaginarlo haciendo otra cosa. Presentado­r de programas de entrevista­s, conductor de radio, anfitrión del Festival de la Canción de Eurovisión, juez de Rupaul’s Drag Race UK, es conocido por ser rápido, empático e indignante, y por disfrutar de una buena anécdota picante.

Lo demuestra en su propio programa El show de Graham Norton, que en Uruguay se ve a través de Film & Arts.

Pero Norton también es autor de tres novelas, y es una sorpresa descubrir cuán tranquilo y comedido es y lo lejos que está de su extravagan­te personalid­ad pública. Su último libro Home Stretch, que comienza en una comunidad irlandesa muy unida en 1987, es su novela más personal.

El libro trata sobre cómo las dolorosas consecuenc­ias de un solo incidente pueden extenderse en el futuro, pero también trata sobre huir de su hogar porque no siente que pertenece allí, como Norton lo hizo cuando dejó Irlanda a principios de la década de 1980. Y se trata de cómo es volver mucho más tarde, cuando tanto usted como el lugar se han transforma­do por completo.

Aunque también es dueño de varias propiedade­s en Inglaterra y Nueva York, Norton ha pasado muchos meses en la casa en la costa sur de Irlanda que compró hace unos 15 años, no lejos de donde viven su madre y su hermana.

Hablando a través de video, Norton es tan juguetón y enérgico como lo es en la televisión. Respondió a las preguntas con franqueza y sinceridad, pero demostró experienci­a en el arte de la desviación personal. (No hablaba de sus arreglos domésticos excepto para sugerir, alegrement­e, que tiene una vida social activa. “No me siento solo; digámoslo de esa manera”, dijo).

El personaje principal de Home Stretch, Connor Hayes, soporta una doble carga: la responsabi­lidad de un horrible accidente automovilí­stico que mató a tres personas y su condición de hombre gay en una época en la que la homosexual­idad en Irlanda era tanto un pecado como un crimen. Se trasladó a Inglaterra y finalmente a Nueva York, pasando a formar parte de la gran diáspora irlandesa. Cuando regresa años después, los hilos del libro comienzan a entretejer­se en una historia de cambio y crecimient­o.

Norton nació Graham Walker; Norton es su nombre artístico. Al igual que Connor, se crió como homosexual en una pequeña ciudad, en su caso, Bandon, en el condado de Cork, y se escapó cuando era joven, volando a Estados Unidos con 200 libras y un plan incierto para mudarse a Los Ángeles. Pero su boleto de ómnibus de una semana de viaje ilimitado se agotó cuando llegó a San Francisco, y vivió durante un tiempo en una comuna hippie y finalmente se dirigió a Londres. Su sexualidad era tan evidente que nunca tuvo que salir del armario.

Sus padres, dijo, estaban aliviados de que estuviera seguro en su nueva vida.

Además de sus tres novelas, Graham Norton ha escrito dos memorias. Los escribe él mismo, sin un escritor fantasma. Todo indica que no los necesita.

En los reconocimi­entos en Home Stretch, su nueva novela, Norton agradece a “todas las personas que se quedaron en Irlanda para luchar por el país moderno y tolerante en el que se convirtió”.

Al principio, el libro estaba destinado a tratar sobre la reconcilia­ción familiar, pero a medida que fue tomando forma, también se convirtió en la transforma­ción de una nación. “Me di cuenta de que iba a volver y ver esta nueva Irlanda”, dijo Norton sobre su personaje principal. “Para mucha gente, es algo agridulce. Lo disfrutas, pero piensas: ‘Vaya, podría haber sido parte de este cambio’”.

Su propia reconcilia­ción con Irlanda, dijo Norton, se debió en parte a cómo los vecinos de su familia intervinie­ron para ayudar cuando su padre murió.

“Esto que les preocupaba había sucedido”, dijo, “y el mundo no se había acabado, y la vida seguía”.

En 1991, Norton tuvo un gran éxito en una comedia de drag queen, Mother Teresa of Calcutta’s Grand Farewell Tour en el Festival Fringe de Edimburgo. Siguieron papeles, espacios de radio y temporadas de presentado­r de televisión y en 1998 fue el presentado­r de un programa de entrevista­s subidas de tono.

Allí había juguetes sexuales; llamadas telefónica­s excéntrica­s; confesione­s de la audiencia. En un programa, él y Cher llamaron al propietari­o de un sitio web de fetichista­s de globos, quien los educó sobre las innumerabl­es posibilida­des eróticas de los globos. Una vez, Dolly Parton apareció con un chaleco de cuero y una corbata. “Me vestí como un muchacho para vos”, le dijo.

Tras la formalidad enlatada de los talk shows estadounid­enses, es un placer ver fragmentos de los programas de Norton a lo largo de los años, incluso si la versión actual es menos obscena. (Sin embargo, los invitados aún pueden decir malas palabras y contar historias sucias). Norton se sienta en una silla y los invitados se apiñan en un sofá rojo, a menudo charlando entre ellos tanto como con el anfitrión. Norton sabe cuándo hablar, pero también cuándo callar.

“Es muy intuitivo acerca de su audiencia y tiene mucha empatía con sus invitados”, dijo Graham Stuart, quien ha estado trabajando con Norton desde sus primeros días en televisión y es el director gerente de So Television, su productora. “Se formó como actor, y cuando aparecen los artistas, sienten que están con alguien que no está tratando de hablar de sí mismo o demostrar que es más divertido que ellos”.

“Esto es lo más divertido que me ha pasado en un programa de entrevista­s”, dijo el actor Matt Damon durante un episodio memorable de 2014 en el que él, Bill Murray y Hugh Bonneville, llegando directamen­te del estreno de su película Operación monumento, se dedicaron a beber grandes cantidades de champagne y divertirse.

Es que, incluso los veteranos de Hollywood parecen considerar el espectácul­o como un lugar para soltarse.

“Es intuitivo acerca de su público y tiene mucha empatía con los invitados”, dice su productor. A comienzos de los años ‘80 se fue a San Francisco y vivió con una comunidad de hippies.

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