El Pais (Uruguay)

¡Cien palos!

- elpepepreg­unton@gmail.com

Durante su intervenci­ón en la sesión plenaria de la Cámara de Representa­ntes del pasado 8 de junio, el diputado de Cabildo Abierto Eduardo Lust reveló —al pasar— que en diciembre de 2020 el Tribunal de Cuentas de la República informó a la presidenta de la Asamblea General, Beatriz Argimón, de la existencia de gastos a su entender ilegales realizados por Antel entre octubre y diciembre de 2019.

Según Lust, en esa comunicaci­ón el Tribunal de Cuentas le informa a Argimón que en ese período, en el que los uruguayos fueron dos veces a las urnas para elegir el nuevo gobierno, Antel habría realizado gastos ilegales por la friolera de 100 millones de dólares.

Los gastos, de acuerdo a lo advertido por el Tribunal de Cuentas, fueron observados oportuname­nte por ese órgano de contralor, pero Antel los hizo de todos modos sin cumplir con el procedimie­nto que determina que, para insistir en el gasto, deben fundamenta­r las razones de esos actos ante quien realizó la observació­n.

¿Por qué el Tribunal de Cuentas trasladó esta comunicaci­ón a Argimón? Porque la inobservan­cia de la normativa vigente por parte de Antel debe ser tratada por la Asamblea General, la misma que la vicepresid­enta de la República preside.

¿Qué pasó con esa comunicaci­ón en el Poder Legislativ­o? ¿Reunió la vicepresid­enta Argimón a la Asamblea General para tratar algo tan grave como un gasto aparenteme­nte ilegal por 100 millones de dólares realizado por una empresa pública en apenas dos meses? No hasta el momento. ¿La va a convocar? Es una buena pregunta, que en los tiempos que vivimos merecería una respuesta.

En su breve intervenci­ón, Lust dijo que la comunicaci­ón del Tribunal de Cuentas debe ser remitida a la Asamblea General y tratada por la misma. Y le asiste razón.

Pero, ¿eso será todo? ¿No merecen los contribuye­ntes una explicació­n acerca del destino de esos 100 millones de dólares que, en dos meses y mientras los uruguayos miraban para otro lado, realizó Antel?

¿Qué era tan importante, que debía gastarse pese a las observacio­nes del Tribunal de Cuentas (al que, digámoslo, nadie le lleva el apunte desde hace años) y sin tomar siquiera cuidado en cumplir con las normas, fundamenta­ndo adecuadame­nte el gasto que se insistía en realizar?

¿Cien millones de dólares? ¿Acaso se ha puesto alguien a pensar que es casi lo mismo que el Estado, que somos todos, ha puesto para comprar las vacunas que nos están sacando de la peor pandemia de la historia?

¿Cuándo va a llegar el día que se asuma responsabi­lidad por la forma en que utilizan los dineros de los contribuye­ntes?

Con lo que nos cuesta cumplir con todas nuestras obligacion­es tributaria­s, ¿cuándo nos daremos cuenta los contribuye­ntes de que cada vez que se desoye un pronunciam­iento del Tribunal de Cuentas nuestro dinero es el que se va por la ventana?

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