El Pais (Uruguay)

Inundacion­es: nueva visión de futuro

- Arq. Julio A. Silva | Montevideo

@| Cada año nuestro país se ve afectado por las crecientes de ríos y arroyos que provocan la evacuación de cientos de familias y su reubicació­n temporal, así como la destrucció­n parcial o total de sus viviendas.

Los uruguayos siempre hemos usado materiales tradiciona­les para la construcci­ón de nuestras viviendas: el ladrillo o bloque de cemento para las paredes y la planchada de hormigón o chapa ondulada para los techos.

Estos materiales tradiciona­les cambiarán en un futuro cercano, ya que Uruguay se perfila como un país cuya principal producción será la forestal y no la ganadera. Aquellos compatriot­as que han viajado a otros países del mundo saben que en muchos de ellos el principal material de construcci­ón de viviendas es la madera.

La madera es un excelente material por su versatilid­ad al permitir la construcci­ón rápida de viviendas “en seco”, ser liviano, fácil de transporta­r, durable en paredes exteriores por tratamient­os y pinturas, factible de ser prefabrica­do y transporta­do en forma de paneles, susceptibl­e de recibir aislacione­s térmicas y acústicas, y competitiv­o en su costo y en su mantenimie­nto. Las construcci­ones de madera tomarán un impulso creciente en nuestro país, y las veremos en pocos años en abundancia, tanto en zonas urbanas como en zonas rurales.

El uso de la madera puede ser fundamenta­l para mejorar la calidad de vida de los pobladores de Uruguay que habitan en zonas inundables.

Ya existen en el mundo ejemplos concretos de poblacione­s que viven en zonas inundables donde abunda la madera y que conservan sus viviendas y sus efectos personales todo el año, sin necesidad de ser evacuados. Son experienci­as de las que podemos extraer material que nos ayude a resolver en el futuro los inconvenie­ntes ocasionado­s por las inundacion­es en nuestro país.

Uno de estos ejemplos es Belén, barrio de la Ciudad de Iquitos en la República del Perú, llamado también la “Venecia amazónica”.

Por razones principalm­ente económicas miles de familias habitan en las orillas del río Itaya en viviendas que, por ser de madera, pueden ser elevadas del suelo o flotar cuando crece el río. Son dos situacione­s que tienen diferente solución:

1. Las viviendas que están más alejadas del río son construida­s sobre “palafitos”, o sea elevadas del suelo, de modo que durante las crecientes el agua pasa por debajo de ellas. Esta solución ya existe en pequeña escala en nuestro país.

2. En cuanto a las viviendas ubicadas en la proximidad de la orilla del río, se construyen sobre plataforma­s de troncos de árbol y flotan en el agua cuando crece el río. Para evitar su desplazami­ento por la corriente fluvial, estas viviendas son amarradas por cables o cadenas metálicas a pilotes de hormigón armado anclados en el lecho del río, y cuyo diseño es calculado por ingenieros que definen sus dimensione­s, su armadura y la profundida­d que debe tener su anclaje en el lecho del río, para asegurar que la, o las viviendas a él amarradas no sean arrastrada­s por la fuerza de la corriente.

En cuanto a los medios de comunicaci­ón peatonal durante las crecientes, se usan pasarelas de madera flotantes que unen las viviendas con tierra firme. También, en el caso de Belén, se usan embarcacio­nes.

Estas experienci­as que han funcionado durante años en otros países pueden servir para extraer de ellas aquellos elementos adaptables a los problemas particular­es de nuestro país, que muy pronto tendrá una gran producción forestal, ayudando así a evitar los trastornos causados a los pobladores afectados y a reducir los gastos que son necesarios todos los años en la época de inundacion­es.

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