El Pais (Uruguay)

Felicitaci­ones... y de las otras

- Andrea Sthal |

@| Destaco la sensibilid­ad del gobierno, que lleva esta pandemia de un modo impecable, pese a las divergenci­as que se presentan ahora.

Debemos recordar que somos un país chico y los roces aparecen como sucede dentro del ámbito familiar.

Más acá o más allá, de las discrepanc­ias que tuvieron el Presidente y el GACH, el esfuerzo tiene que estar presente en toda la ciudadanía y vemos que esto no ha ocurrido así.

La posición del gobierno es cautelosa porque sabe muy bien que cuanto más se reprime, mayor es la tentación; y esto ocurre en todos los ámbitos de la vida.

Cabe destacar los niveles de humanidad hacia los más vulnerable­s que se están manifestan­do en estos momentos de gran crisis.

Merecen las mayores felicitaci­ones el aumento otorgado a quienes tienen un ingreso de $ 14.000 o aún menor; a veces, se trata de personas que han trabajado toda su vida, en esos empleos considerad­os menores, pero muy necesarios.

A comienzos del 2018, el gobierno "reinante", votó una mensualida­d de $ 14.000 a los trans, no me parece mal, pero sí poco equitativo comparado con jubilados que en ese momento recibían el mínimo de entradas, oscilando en los $ 9.000.

Arduo trabajo le tocó al Ministro Mieres, que se encontró con una serie de anomalías heredadas del Frente Amplio. Por citar alguna y muy seria, siendo inconstitu­cional, nombró en el año electoral una enorme cantidad de pasantías y otras yerbas, a quienes eran "sus feligreses"; y así llenaron cargos con pequeñas licenciatu­ras y otros papelitos afines.

Otro ítem es la enseñanza, que ya venía de capa caída desde hace varios años. Si bien la Ceibalita fue un buen intento, todo esto tiene que ser reforzado con un buen complement­o... al que se sumaron muchas disciplina­s subiéndose al carro e interactua­ndo con los niños. Cosa bastante facilona, porque, salvo aquellos que tengan un medio intelectua­l bueno, los chicos no tienen la capacidad de cuestionar a sus maestros, instructor­es y demás rubros; que se prenden como el molusco a la roca a estas criaturas instilando, muchas veces, sus "precarios" conocimien­tos. Y, no hay nada más loable, que dedicar el tiempo a los niños... especialme­nte a los ajenos, porque hay situacione­s en que se le resta horas e importanci­a a los propios.

Sería bueno, si fuera plausible, que estas situacione­s se regulariza­ran, pero... la mentalidad uruguaya es la de conseguir el "empleo público", porque es inamovible, pero: ¿hasta cuándo?

Si queremos cambiar, debemos tener otra mentalidad.

A veces me pregunto si en mi país seríamos capaces de conseguir "El milagro alemán"; si seríamos capaces de donar un día de trabajo por mes para frenar esta mala pendiente que heredamos —por mala administra­ción— de los buenos tiempos.

¡Nos ha tocado bailar con la más fea! La pandemia complicó al mundo y el gobierno está llevando las cosas con orden y certeza.

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