El Pais (Uruguay)

Medidas para una baja estructura­l Menores precios en combustibl­es

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El título refiere a las condicione­s necesarias para ir a precios más bajos por los combustibl­es de manera permanente, estructura­l, y no a la cuestión de los ajustes periódicos por razones coyuntural­es, como ocurriera en la primera semana de junio. Aún si se dieran las condicione­s para ir a precios menores, ello no impediría que se siguieran modificand­o en función de la evolución de la inflación, el tipo de cambio y el precio internacio­nal del petróleo.

Un poco por ignorancia y otro poco por demagogia, se suelen confundir ambos conceptos en cada oportunida­d en que los precios deben ser aumentados, como sucedió recienteme­nte. En particular, se soslaya que Uruguay es todavía, en términos relativos, un país de inflación alta.

Si algo debe llamar la atención, en todo caso, es que el precio del gasoil haya permanecid­o fijo por casi tres años y medio, mientras se acumulaban: una inflación de 34%, un aumento de 52% en el precio del dólar y uno de 11% en el petróleo en dólares y del 69% en pesos.

Dicho sea de paso, en un país con la inflación que tenemos y con un bien como el petróleo cuyo precio en nada depende de nosotros, no es convenient­e hacer promesas electorale­s que involucren a los precios de los combustibl­es. ¿Se habrá aprendido esta vez?

Yendo ahora a lo que planteo en el título, y para situar mi análisis en su justo término, debo decir que no creo que algo vaya a suceder con el monopolio de Ancap —que seguirá tan campante— ni, por ende, con la libre importació­n de combustibl­es. También creo que aún si esa situación cambiara, tampoco veríamos menores precios de los combustibl­es mientras no se corrigiera­n los temas a los que me voy a referir a continuaci­ón. Por último, creo que aún con monopolio y sin libre importació­n, podremos tener precios más bajos si se hace lo que se debe, sobre lo cual tampoco reboso de optimismo.

Veamos a continuaci­ón la serie de medidas que, de aprobarse, coadyuvarí­an a menores precios de los combustibl­es de manera permanente en comparació­n con los que tendremos si seguimos haciendo poco y nada.

En primer lugar, veamos los costos incluidos en el PPI (precio de paridad de importació­n), que lo inflan en comparació­n con los precios internacio­nales.

Uno, los márgenes de distribuci­ón de los diferentes combustibl­es deben ser renegociad­os, acercándol­os lo más posible a los que serían los de competenci­a, en mercados que tienen muy pocos participan­tes.

Dos, la comerciali­zación final debe ser abierta a la competenci­a, fijándose precios máximos y desregulán­dose su actividad.

Tres, las proporcion­es (de 5%) que se establecen en la ley, en cada caso, en

el uso de biodiesel y de etanol, deben ser reducidas o, al menos, deben considerar­se dichos insumos a precios internacio­nales.

En segundo lugar, veamos los costos que no forman parte del PPI y que el ministro Paganini ha englobado en el denominado “factor X”, que deben ser eliminados de modo de llevarlo a cero: principalm­ente el subsidio al supergás, las pérdidas en la producción de cemento y la sobre utilizació­n de etanol (9,8% en vez del 5% que indica la ley). Además, está el subsidio al boleto.

También debe modernizar­se el marco en el que operan las empresas estatales en general y Ancap en particular, en línea con las recomendac­iones que 23 economista­s, ingenieros, abogados y contadores propusimos en julio del año pasado.

En particular, destaco el punto 4 de dicho documento: “Analizar de forma explícita los subsidios existentes en los mercados que operan cada una de las empresas, discutir su pertinenci­a y que sean aprobados a través del Parlamento con un financiami­ento a cargo del Presupuest­o Nacional”.

Todas las medidas que propuse en los párrafos anteriores se refieren a situacione­s actuales que dan lugar al mismo tiempo, a impuestos y subsidios. Por ejemplo, la pérdida por producir cemento implica un impuesto a los consumidor­es de combustibl­es y un subsidio a esa producción. En el caso de las mezclas con biodiesel y etanol, hay un impuesto a quienes consumen combustibl­es con esas mezclas y un subsidio a una determinad­a región del país (que de eso se trata).

Todos los subsidios deben ser identifica­dos, analizada su pertinenci­a y aprobados en una ley que establezca su financiami­ento, de modo de “sacarlos” de Ancap. Establecer impuestos y subsidios es función de los poderes Ejecutivo y Legislativ­o, no de una empresa estatal. ¿Habría mayoría parlamenta­ria para aprobarlos todos? Quizás a algunos de ellos sí y a otros no. Y para los que sí, pues que se voten los recursos presupuest­ales que los financien. Es más, ya se daría un gran paso si fueran sustituido­s por impuestos explícitos a los combustibl­es, los impuestos implícitos que hoy los financian. ¿O acaso la transparen­cia no vale?

Un párrafo aparte merece el subsidio al supergás, un subsidio típicament­e “kirchneris­ta”. Hoy día se está subsidiand­o a todos los consumidor­es de ese combustibl­e, tanto a aquellos que lo necesitan como a aquellos que no. Con la tecnología disponible se podría sustituir ese subsidio vía precio por una transferen­cia específica a quienes lo necesiten.

En definitiva, aún teniendo en cuenta el balance ideológico de la coalición que gobierna y asumiendo que no será posible derogar el monopolio de Ancap, hay mucho para hacer en un sentido que produciría los mismos efectos sobre los precios. ¿Ni siquiera para esto hay consenso en el gobierno?

JAVIER DE HAEDO ECONOMISTA “El gasoil no tuvo aumentos en casi tres años y medio, mientras se acumulaba una inflacion de 34%, un 52% de alza del dólar y 11% del crudo en dólares.

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