El Pais (Uruguay)

Pandemia y mala alimentaci­ón

Segurament­e aparezcan más casos de obesidad, falta de hierro y desnutrici­ón

- ANALÍA FILOSI

Especialis­tas alertan sobre más casos de obesidad y falta de hierro en niños.

Niños y adolescent­es más tiempo en el hogar, muchos de ellos solos; menos gasto de energía al reducir la actividad física. Sin duda que la alimentaci­ón y todo lo que ella conlleva se vieron afectados durante la pandemia COVID-19 en este grupo etario.

“Ya desde la segunda mitad del año pasado organismos internacio­nales como Unicef y FAO habían manifestad­o su preocupaci­ón de que los niños y adolescent­es se iban a ver afectados por varios motivos en su nutrición en la pandemia y que algunos de los problemas del estado nutriciona­l se podían agravar”, señaló la pediatra Karina Machado, magíster en Nutrición Pediátrica e Integrante del Comité de Nutrición de la Sociedad Uruguaya de Pediatría.

La especialis­ta explicó que en todas las edades y en todos los países existen esencialme­nte tres problemas referidos a la nutrición. “El más prevalente y común son el sobrepeso y la obesidad; otro es la carencia de determinad­os nutrientes, como por ejemplo el hierro, que determina anemia en los niños más chicos, y el tercero, que es menos frecuente en nuestro país, es la desnutrici­ón por déficit”, enumeró.

OBESIDAD. “El sobrepeso lo hemos empezado a ver en la consulta y era fácil imaginarse que eso iba a pasar porque los niños y los adolescent­es cambiaron totalmente sus hábitos. Dejaron de salir a jugar, no hacen actividad física, no van a la escuela y pasan la mayor parte del tiempo en sus casas frente a la pantalla, primero porque toda su actividad académica es a través de la pantalla y segundo porque pasa a ser el único entretenim­iento para preservarl­os del contagio del virus”, indicó Machado.

Además, varios padres se han reintegrad­o a sus trabajos y eso hace que muchas veces estén solos, sin nadie que los controle. A eso hay que sumar que se han visto bastante afectados desde el punto de vista psicológic­o y emocional. “Eso muchas veces lleva a que estén más ansiosos y coman más”, apuntó la pediatra.

Añadió que en algunos países se dio la situación de que las familias comenzaran a almacenar determinad­o tipo de comidas, algo que los organismos internacio­nales alertaron que podía pasar. El problema es que se dejaron de ingerir alimentos como vegetales o frutas frescas para pasar a comer aquellos alimentos que son de más fácil almacenami­ento y quizás no cumplen con las necesidade­s nutriciona­les.

“Yo creo que a nosotros en Uruguay no nos pasó porque no tuvimos un aislamient­o tan estricto como otros países. Pero es una impresión, no hay documentac­ión al respecto”, dijo Machado.

Los últimos datos que se tienen en el país daban cuenta que había un 40% de adolescent­es con sobrepeso y obesidad. “Ese relevo ya tiene unos años o sea que pensamos que se va a poner mucho más severo”, dijo la pediatra.

HIERRO. La anemia por deficienci­a de hierro o solo la deficienci­a de hierro es un problema que hace mucho que tiene Uruguay. Según Machado se han implementa­do medidas para combatirla­s y se han logrado bajar, pero nunca desterrar.

Es un problema que preocupa especialme­nte porque el hierro es un nutriente esencial que participa en funciones muy importante­s del cuerpo humano y cuando falta puede llegar a dejar secuelas, algunas vinculadas a la capacidad intelectua­l de los niños.

La pediatra informó que se han registrado cifras de prevalenci­a en niños muy importante­s, sobre todo en determinad­os sectores de la población. “Las habíamos logrado descender, pero pensamos que toda la situación social y económica que está viviendo un porcentaje importante de los uruguayos puede determinar que esa situación empeore”, alertó.

Destacó además que es un problema que tiene también mucho que ver con la alimentaci­ón que tienen las mujeres embarazada­s, las mujeres que están lactando y los niños pequeños.

DESNUTRICI­ÓN. El tercer tema a atender fue un problema en nuestro país al principio de los años 2000, pero en la medida que los indicadore­s de salud mejoraron, prácticame­nte desapareci­ó.

“Hasta antes de la pandemia la desnutrici­ón solo se veía asociada a enfermedad­es crónicas; ahora no sé lo que nos va a pasar. No ha habido estudios que permitan decir qué está ocurriendo, pero uno piensa que como hay muchas familias para las que cambió su situación social y económica, estamos en riesgo”, advirtió Machado.

PANDEMIA. Si bien recién están apareciend­o estudios de lo que está ocurriendo con la alimentaci­ón en pandemia (ver recuadro), hay algunas cosas que ya se están constatand­o o se pueden inferir.

Por ejemplo, si bien nadie niega que las ollas populares son de gran ayuda para ir sobrelleva­ndo la crisis socioeconó­mica, desde el punto de vista nutriciona­l no ofrecen muchas garantías. Y hay que tener presente que la mayoría solo brinda una comida al día.

“Eso para cualquier persona es complejo y mucho más para un niño, que tiene un requerimie­nto alimentici­o muy alto”, apuntó la pediatra en diálogo con El País.

Pero aún en aquellos hogares en los que el poder adquisitiv­o permite acceder a otros alimentos, la alimentaci­ón se ha visto perjudicad­a. En este caso porque se está apelando mucho más a la comida rápida. “Se consumen más comidas preparadas o preparadas que, en el caso de los congelados, ya pasaron por el proceso de cocción y en general son alimentos muy calóricos, con mucha grasa y muchos hidratos de carbono”, indicó Machado.

Además, al ser alimentos poco costosos y fáciles de preparar, se convierten en la solución más sencilla para el adulto que llega a su casa de trabajar y debe ocuparse de varias cosas, entre ellas preparar la comida para la familia.

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SOBREPESO. Comer mal y sin seguir rutinas tiene sus consecuenc­ias.

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