Una fecha para recordar...
Carlos Larraya | Montevideo
@| El 27 de junio es una fecha a recordar, sobre todo, para los que la vivimos y asumimos el papel que nos tocó en suerte. En mi caso, lanzando la huelga general en el local de la Proveeduría del Casmu, en Acuña de Figueroa y Freire, a cuatro cuadras del Palacio Legislativo rodeado de tanques y guardia militar.
Soy de los que se quedaron a hacer lo posible y lo necesario en todos esos larguísimos años hasta volver al cauce constitucional, aunque restringido por el Club Naval.
En la elección de 1984, solo pude militar por la candidatura del proscripto, como yo, Wilson Ferreira Aldunate. Y así expresar mi rechazo a un pacto que olvidó el 27 de noviembre de 1983.
No voy a reseñar más situaciones que me tocó a veces sufrir y otras acompañar o auxiliar a familiares de compañeros con menos suerte que la mía. Pero sí voy a decir con claridad que algunos cuentos sobre esa parte de nuestra historia no dicen la verdad sobre los mismos. Más aún, la tergiversan.
Los que han vivido situaciones similares entienden que el papel de cada uno, lejos de ser heroico, fue muy concreto y real. Sin ninguna garantía se intentó mantener esa llama que anida en cada oriental y permitir que se rechazara un plebiscito y se llegara a la habilitación de los partidos, aunque no de las candidaturas.
Ese es el debe que algunos justificaron y otros gozaron. No puedo indicar quién no hizo todo lo necesario, pero cada quien debe asumir su parte en ello.
No es un día de festejo. Solo de memoria. El objetivo es darse cuenta del por qué pasaron esas situaciones y tener en cuenta que las instituciones se protegen todos los días y sin caer en trampas de fines que justifiquen medios traicioneros para tal objetivo.
Saludo a quienes aún nos acompañan y recuerdo a los que no están. Más a los que no están sin saber su situación. Desaparecer personas es un crimen de lesa humanidad. Nada lo justifica. Nunca más debe pasar.