Denuncian ocupaciones en más de 10 balnearios
Vecinos ubicados entre Las Vegas y Jaureguiberry se presentarán ante Fiscalía
■■ Vecinos de más de 10 balnearios presentarán una denuncia penal por ocupaciones en la Costa de Oro y sobre la gestión de un alcalde del Frente Amplio, dijo a El País el diputado blanco Alfonso Lereté.
“Hay una ola de ocupaciones de terrenos en la costa y la
Intendencia de Canelones mira para el costado. No hace denuncias en la Policía ni en la Fiscalía”, afirmó el legislador.
Agregó que al ver que las autoridades municipales no los defendían, vecinos de balnearios ubicados entre Las Vegas y Jaureguiberry presentarán el escrito a la Fiscalía. “En la administración anterior la Intendencia de Canelones presentó 52 denuncias penales en cinco años. En solo seis meses, vecinos ubicados en balnearios entre Las Vegas y Jaureguiberry hicieron 52 denuncias”, señaló el diputado Lereté.
Las ocupaciones de terrenos en la costa de Canelones es un huracán incontrolable, según dicen vecinos de la zona. Desde Neptunia hasta Jaureguiberry, los intrusos se apoderaron de cientos de predios, cambiando así el paisaje de varias zonas.
La metodología es sencilla, pero también eficaz: en la madrugada de los días sábados ingresan a un terreno y lo alambran. Luego desaparecen. Así pasan varios días. Van tomando el predio de a poco. Si algún vecino presenta una denuncia policial, la Policía solo puede ir a tomar los datos de los ocupantes y posteriormente el caso sigue por la vía civil.
“Luego los intrusos venden los derechos posesorios de esos terrenos. Hay indicios de tráfico de influencias. Los ocupantes saben cuáles son aquellos con deudas de tributos municipales de más de treinta años”, dijo un vecino de San Luis a El País.
Cansados de esta situación, vecinos de los balnearios ubicados entre Las Vegas y Jaureguiberry presentarán una denuncia penal para que la Justicia indague sobre las maniobras y si hay una organización detrás de la toma de tierras, según contó a El País el diputado nacionalista Alfonso Lereté.
Y agregó: “En la costa de Canelones hay una ola de ocupaciones. La intendencia mira para el costado. No denuncia en la Fiscalía”.
El parlamentario señaló que, ante la “inacción” de la comuna canaria, los vecinos de balnearios ubicados entre Las Vegas y Jaureguiberry se unieron y presentarán en pocos días una denuncia penal para que se investiguen las apropiaciones indebidas de terrenos en la costa.
Según Lereté, los denunciantes serán vecinos radicados en Las Vegas, Costa Azul, Bello Horizonte, Guazuvirá y Santa Ana, Santa Lucía del Este, entre otros balnearios.
Una fuente de la Intendencia de Canelones dijo a El País que la comuna realizó 52 denuncias de ocupaciones ilegales en los cinco años de la anterior administración, también liderada por el hoy intendente frenteamplista Yamandú Orsi. Y agregó que en esta gestión hubo problemas para denunciar por la feria sanitaria decretada por el Poder Judicial.
Lereté replicó afirmando que los vecinos, que viven en los balnearios ubicados entre Las Vegas y Jaureguiberry, hicieron 52 denuncias a “ocupas” en un plazo de seis meses. “Un alcalde frenteamplista mide con una vara a unos vecinos y con otra a los ocupantes”, expresó el diputado blanco.
Afirmó que la denuncia penal también pide que se investigue la gestión de dicho alcalde, de quien no se refirió con nombre y apellido. “Los vecinos consideran que el alcalde está fomentando las ocupaciones en la zona. El intendente por la vía de la omisión también lo está haciendo”, insistió Lereté.
MIEDO. El problema de las ocupaciones es general en la costa canaria. Por ejemplo, en el balneario San Luis hay lotes ocupados con vista al mar. Hasta una cañada seca fue alambrada y ahora tiene el cartel de: “Se vende”.
Los relatos de los vecinos sorprenden por lo absurdos. En uno de los casos reseñados, los ocupantes se apropiaron de una buena extensión de terreno en el fondo de la casa de una familia. Como no tenían salida a la calle, usaban como si fueran suyo el patio de los propietarios. Por allí pasaban en sus autos o en motos. Cada vez que la familia intentaba cercar su predio, los ocupantes lo abrían y cruzaban con miradas amenazantes.