VUELVEN A LOS BARRIOS
Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) junto a militantes de la Intersocial Feminista. Cuenta que una gran mayoría no sabe de qué se trata la LUC. Hay incluso quienes en un primer momento piensan que se trata sobre una ley de la “luz”. Por eso, su militancia de las tardecitas y los fines de semana consiste “primero en informar y explicar”.
Aún siendo militante del FA de toda la vida, dice que “en el llano”, en el territorio, “el papel fundamental es de los movimientos sociales y los sindicatos”. Que sí, que la militancia también está en las bases del FA —en particular la del Partido Comunista, al que considera el partido que “más le llega a la gente” en Bella Unión—, pero que ahí, en el puerta a puerta, “no se ven muchos dirigentes del Frente”. Sí se ven los militantes del partido que “siempre estuvieron”.
En la misma línea opina Micaela Melgar, diputada por el Partido Comunista. “Los legisladores y legisladoras del Frente Amplio demoramos en tener una actitud contundente y clara de oposición al rumbo neoliberal del gobierno. Sin embargo, la izquierda militante lo hizo muy rápidamente, haciéndose cargo en los barrios de las ollas y saliendo a juntar firmas en un escenario imposible.”
EL OTRO LADO. En este escenario en el que los dirigentes del FA finalmente se muestran con una postura más sólida por el referéndum, el oficialismo lo mira desde lejos y en silencio, firme en su decisión de no debatir. Consultado al respecto, el senador nacionalista Jorge Gandini considera que la campaña no se ha instalado como tema central de debate en la opinión pública “en tanto no ocupa la preocupación de la gente”. “Es un tema de militancia, básicamente”, sostiene.
El senador observa que el FA “no ha llegado a conseguir las firmas de los frenteamplistas que lo votaron en noviembre”. Dice Gandini: “Si tuviera eso, un millón de personas habrían firmado, y seguramente hay gente que no los votó que ha firmado. Por lo tanto, el FA no ha logrado convencer a la mitad de sus electores. Pero es una visión parcial y distante”, puntualiza.
En caso de que se llegue a la cantidad de firmas necesarias y así al referéndum, Gandini pronostica que sería el punto de inicio de una campaña “que se va a politizar mucho más allá de los contenidos de la ley”. “Va a ser una campaña para hacerle perder al gobierno, y quienes hemos votado la LUC, la defenderemos”, advierte.
La bancada colorada está en sintonía.
“Si tenemos que salir a defender (a la LUC), vamos a hacerlo con toda la convicción, porque fuimos proponentes”, dice el diputado colorado Conrado Rodríguez. “Pero hay que ver si llegan”, agrega. Lo que al diputado más le preocupa es una eventual “presión” sobre la Corte Electoral. “Históricamente, en otros referéndums hubo por parte de la Corte un descarte de firmas superior al 8%. Si apenas llegan, espero que no haya una presión para que se validen firmas que no siguen la regla”, plantea.
Rodríguez cree que el FA ha demostrado que “nunca estuvo convencido de derogar la LUC” dado que algunos artículos que votaron están hoy siendo impugnados. “Esto es por un tema de movilizar a su militancia. Necesitaban generar una imagen negativa de la LUC y tergiversar”, apunta.
Por su parte, el diputado colorado Felipe Schipani ve que los promotores del referéndum “han jugado solos”, dado que desde el oficialismo no hubo una pronunciación que habilitara un debate. Si bien no hubo una decisión formal, Schipani dice que el oficialismo entendió que no era conveniente “instalar el tema”. “Vamos a ver si fue una estrategia correcta”, dice el diputado. “Si llegan a las firmas, llegan por muy pocas”, lanza confiado. En tal caso, Schipani está “convencido” de que perderían el referéndum: “Desde el gobierno tenemos argumentos más que sólidos para defender la LUC”.
¿DERROTA POLÍTICA? El sociólogo Rafael Porzecanski, director de Opción Consultores, opina que “no es un tema menor” que en este contexto de emergencia sanitaria, con restricciones a la movilidad, el FA y sus organizaciones aliadas “logren cientos de miles de firmas”. En cuanto al posicionamiento de la fuerza política —es decir, si el FA resultará fortalecido en su rol opositor pese a los resultados—, Porzecanski dice que “depende del cristal con el que se mire”. El escenario “más riesgoso” para la oposición y para el oficialismo es, efectivamente, llegar al referéndum, dice el sociólogo. “El gobierno tiene el riesgo de tener desarticulado su primer buque insignia. Pero también corre riesgo el FA, en el sentido de que perder en una votación tiene un impacto”, señala.
En definitiva, opina que “directamente es una votación sobre el gobierno; sobre su aprobación o desaprobación”. Por eso, no llegar al número de firmas necesarias “deja muy firme a la LUC”, pero para la oposición no existirá el “efecto simbólico” de no haber ganado por la mitad más uno, en caso de llegar y perder el referéndum. “Eso tiene un efecto simbólico adicional”, opina Porzecanski. Un efecto que tendría más sabor a derrota que si no se llegan a las firmas.
Mariana Pomiés, directora de Cifra, opina que en una situación “normal”, el FA “se jugaría mucho”. “Ahora siempre va a tener la excusa de la pandemia. Si no sale, creo que no sería tanto el daño como si fuera otra situación en la que, cuando se ponen estas cosas al hombro, el no salir sería un fracaso”, dice Pomiés.
En un escenario de referéndum, la experta opina que la oposición tendrá “más visibilidad” durante unos meses y además estará movilizando más gente. “Eso le vendría muy bien”, agrega.
Las figuras del FA consultadas para este informe coinciden en que las firmas recolectadas hasta ahora son, desde ya, “una victoria”. Así lo expresa el senador Charles Carrera: “Con ellas se consolida una base de descontento social que ningún gobierno debería ignorar. Ignorarlo sería un acto de soberbia, pero ya estamos acostumbrados a eso”. La pulseada entre el gobierno y la oposición llega a su momento más crítico.