El gobierno, China y EE.UU.
La administración advierte una mayor predisposición en Asia.
Entre dos países, en medio de dos territorios grandes, fuertes y enfrentados. Así nacimos, como una cuña entre Brasil y Argentina. Las relaciones, presiones, y negociaciones con los países vecinos forman parte del desarrollo de orientales primero y de uruguayos después, en el siglo XIX. Y en el siglo XX, durante la Guerra Fría, el pequeño Uruguay quedaría en medio del tironeo ideológico de la Unión Soviética y los Estados Unidos.
Pero es en el siglo XXI cuando otros dos cinchan por Uruguay. Es que la nueva conformación geopolítica mundial tiene a Estados Unidos de un lado y China de otro, dos potencias que buscan, sobre todo, avanzar en su influencia en el planeta.
La pandemia por el coronavirus ha dejado más visible, aún, esa tensión entre estos gigantes. En los últimos meses, el gobierno uruguayo logró acuerdos importantes con China para la obtención de vacunas, las que se transformaron en la llave central para empezar a salir de la emergencia sanitaria.
Al mismo tiempo, hubo claros guiños entre los gobernantes para desarrollar una profundización de los lazos bilaterales entre ambos Estados. Incluso más de un contacto directo entre Luis Lacalle Pou y el líder chino Xi Jinping
Esta movida no pasó desapercibida en el norte. Desde Estados Unidos deslizaron su preocupación por ese especial acercamiento de Uruguay hacia China, y así fue transmitido por jerarcas estadounidenses al gobierno de Lacalle Pou en conversaciones informales, y con especial diplomacia.
El interés del gobierno que comanda el líder del Partido Nacional es claro sobre cómo está decidido a llevar adelante su política internacional. Lacalle Pou ya lo advertía durante la campaña, y lo repite de vez en cuando: “Un lord inglés, Lord Palmerston, decía y mi bisabuelo Luis Alberto de Herrera repetía: ‘Los países no tienen amigos permanentes ni enemigos permanentes, tienen intereses permanentes’”.
Lacalle Pou, también, ha remarcado que ni él, ni su gobierno, se mueven por afinidades ideológicas. “Si tengo la obligación de defender los intereses nacionales haré lo que todos ya saben: abrir Uruguay al mundo”, agregó.
Por eso el interés de las autoridades de gobierno es acordar, negociar y cerrar tratos con el que sea: China, Estados Unidos, Dubái, Japón, o el país que esté dispuesto.
Este concepto fue transmitido por las autoridades del gobierno uruguayo a representantes estadounidenses cuando les manifestaron “preocupación” por el acercamiento hacia China.
Desde el norte se entiende que las particularidades y el perfil del Uruguay están más en línea con Estados Unidos, y así lo han expresado. Pero los jerarcas uruguayos, en tanto, les dejaron en claro que hasta el momento los acercamientos que se concretaron y pasaron al papel son los que llegan desde el Oriente, y no los “coqueteos” del Norte.
El 15 de abril, el principal asesor del presidente Joe Biden para América Latina, se reunió con el presidente uruguayo en el marco de una gira por la región. Juan González, colombiano que de niño fue a vivir a Estados Unidos y ahora ocupa el cargo de director del Departamento del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, preguntó directamente al gobierno Uruguayo sobre su posicionamiento en cuanto a China.
En una entrevista exclusiva que González concedió a El País durante su visita, manifestó cierta discrepancia por la política que China tiene en cuanto a su comercialización de vacunas. “China y Rusia lo que hacen es un mercantilismo de vacunas para conseguir beneficios políticos. Cuando Estados Unidos comparta vacunas no será a cambio de un acuerdo político, sino porque estará de nuestro interés que la gente se vacune”, dijo el enviado de Biden.
Uruguay tiene avanzadas las negociaciones con la vacuna estadounidense Moderna, sin embargo no se pudo concretar por diferentes obstáculos, y allí sí el gobierno decidió avanzar con la china Coronavac del laboratorio Sinovac. Fueron claves las charlas entre Lacalle Pou y Xi Jinping para la concreción y la firma del acuerdo.
Esas aclaraciones que las autoridades uruguayas hicieron a diferentes representantes estadounidenses —las que podrían resumirse como: “entiendo, pero por ahora no nos dieron nada”— lograron sus efectos.
La semana pasada, el 25 de junio, la Encargada de Negocios de los Estados Unidos, Jennifer Savage, anunció junto al secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, que su gobierno donará 500.000 dosis de Pfizer a Uruguay.
Un día antes el presidente Lacalle Pou dijo que Estados Unidos estaba actuando más por reacción que por acción hacia América Latina; fue en una entrevista en el marco del cierre del Latin America Liberty Forum de ATLAS Network.
“Nosotros vamos a tener relaciones comerciales con China lo más que podamos. No son excluyentes y eso es lo que debería de entender la otra potencia (Estados Unidos), que apela muchas veces a que tenemos una cabeza occidental y es cierto”, comentó el presidente.
“Si corre atrás de China, no creo que sea la mejor manera de que nos relacionemos de forma más fluida. Por supuesto que tenemos un interés superlativo de buenos vínculos con Estados Unidos. Pero esos vínculos están basados en el interés nacional, eso tiene que quedar muy claro”, agregó. Lacalle Pou dejó de lado, así, posibles interpretaciones ideológicas.
Un mensaje similar para el norte envió el canciller Francisco Bustillo en marzo. “Hasta hoy pareciera que el único que nos escucha es China. Y China permanentemente golpea nuestras puertas. Es hora que Estados Unidos también nos empiece a escuchar”, dijo en una conferencia con varios cancilleres del continente organizada por Atlantic Council.
“Tengo la obligación de defender los intereses nacionales”.