LA TASA MÁS ALTA DE SUICIDIOS EN HOMBRES
Uruguay vivió, durante los primeros meses del COVID19. Un “efecto guerra”. Así le llaman los integrantes del Grupo de Comprensión y Prevención de Conducta Suicida, a la baja de suicidios observada cuando reinaba el confinamiento. Por entonces, estiman las muertes por esta causa cayeron entre 27% y 31%. Pero en la segunda mitad del año pasado hubo una “recuperación” y, al término del 2020, la tasa de suicidios fue casi idéntica a la de 2019: 20,3 cada 100.000 habitantes, versus 20,5 cada 100.000. Esta particular dinámica de la pandemia, sin embargo, no evitó que el año acabara con el triste récord de suicidio masculino. Ya en 2019 había superado el guarismo de la crisis de 2002 y ahora superó incluso al 2019: cada 100.000 hombres, 33,9 se suicidaron. “El rol tradicional del varón proveedor y protector hace que aflore en ellos un sentimiento de vergüenza que les impide pedir ayuda, desde el momento en que dicha incapacidad sería un signo de demostración de debilidad”, explica el sociólogo Pablo Hein. El hombre no solo es más impulsivo y pide menos ayuda, sino que “hay estudios que señalan que desde los 40 a los 65 años es cuando se siente más infeliz en la vida”.