MORTALIDAD INFANTIL MÁS BAJA DEL SIGLO
La infanta María Cristina, la tercera hija de la reina Isabel II, falleció por una “debilidad nerviosa” al tercer día de haber nacido. Era enero de 1854 y la Familia Real le encomendó a uno de los mejores artistas de la época que realizara una escultura en honor a la difunta. Era raro que muriera un recién nacido y eso que todavía fallecían más de 100 cada 1.000 nacidos vivos. “Las vacunas, los antibióticos, el agua potable y al saneamiento hicieron caer de manera asombrosa las muertes de niños”, explicó el neonatólogo Daniel Borbonet. Cuando entró el siglo XXI, Uruguay ya registraba 14 muertes de menores de un año cada 1.000 nacidos vivos. Pero “le mejora de las condiciones de vida, la baja de la desnutrición, la exigencia del carné de vacunación, los controles del embarazo y durante los primeros meses de vida hicieron que se hayan controlado aún más los factores modificables que llevaban a esas tempranas muertes”, complementó el pediatra Gabriel Peluffo. Tanto es así que 2020 acabó con la mortalidad infantil más baja desde que existe registro: 6,2 muertos cada 1.000 nacidos vivos menores de un año. Es una cifra idéntica a Estados Unidos o Rusia, “y ya muy difícil de seguir bajando porque inciden las patologías congénitas y la prematurez”.