Argentina y nosotros
Lo que pasa en Argentina tiene gran impacto en Uruguay. Las elecciones legislativas de mitad de término dominan la agenda una vez más en Argentina; como siempre, por lo menos desde 1985. Tienen lugar en un escenario muy complejo, dominado por la pandemia, la crisis económica, y las luchas dentro de los bloques que se dividen en lo que a ellos les gusta llamar “la grieta”.
El oficialismo y la oposición llegaron a un acuerdo para definir las fechas: las PASO serán el 12 de septiembre y las generales el 14 de noviembre. Se juega mucho. La Cámara de Diputados renovará 127 de sus 257 bancas y el Senado 24 de los 54 escaños.
Un eventual triunfo del oficialismo tendría consecuencias relevantes a nivel judicial y encolumnaría al peronismo detrás de una jefatura indiscutible de Cristina. Son varios los analistas locales sorprendidos por los reiterados errores y caprichos de una oposición que no logra vertebrarse.
Mientras tanto, la inflación sube y araña el 50% anual. La confianza del consumidor está en caída libre. La aprobación del gobierno cae del 80% inicial al 35% actual. El riesgo país excluye de los mercados de capitales y Morgan Stanley considera que Argentina ya no es un Mercado Emergente, sino que pertenece a la aislada categoría de “standalone”.
Sin embargo, la suba en los precios internacionales de los commodities ayuda a Argentina por el lado de las exportaciones. El gobierno afirma que pueden duplicarlas en los próximos cinco años (actualmente exporta USD 65 mil millones), porque se estarían procesando fuertes inversiones en minería, energía, industria manufactura y sector automotor.
Analistas privados consultados por el Banco Central revisaron sus proyecciones de crecimiento para 2021 de 5,5% a 6%. A pesar de ello, la economía todavía estará lejos de los niveles prepandemia (cayó 10% el PBI en 2020).
Después de haber alcanzado el 8,5% del PBI el año pasado, el déficit fiscal se redujo al 6% del PBI con el rebote de la economía y mayores impuestos sobre la riqueza y la soja.
Hay consenso de que el impulso de las exportaciones es el camino para retomar un crecimiento sostenido, pero la incertidumbre y la falta de confianza nublan el horizonte. La inclinación del gobierno por intervenir en todos los sectores de la economía, desde los controles de precios y congelación de aranceles hasta las amenazas de nacionalizaciones, generan la duda natural de que la inversión necesaria se termine por materializar.
Hay consenso de que el impulso de las exportaciones es el camino para retomar el crecimiento.
Con las elecciones entre ceja y ceja, el gobierno suspende las exportaciones de carne vacuna para frenar el costo político de la suba de los precios al consumo de uno de los productos emblemáticos del país, sin importar el impacto en los clientes internaciones; se elude el default con el Club de París y se gana tiempo hasta marzo para apoyar a la economía; se patea para adelante la negociación pendiente con el FMI (USD 44 mil millones) y con ello el inevitable costo político del ajuste fiscal.
Además del deseo natural de permanecer en el poder que tiene cualquier gobierno, en Argentina existe un motivo adicional, nada menor: controlar el nombramiento de los jueces para lograr inmunidad. Y como las elecciones son en breve, todo el resto puede esperar.
Uruguay atento. Las elecciones argentinas y sus consecuencias afectan significativamente nuestro futuro, siempre ha sido así.