El Pais (Uruguay)

El gusto del uruguayo por el dólar

La desdolariz­ación es “deseable” por la banca, pero aún no ha tenido el “éxito” esperado

- LUCAS ELMALLIÁN Correge: “Hay elementos que hacen a la desdolariz­ación algo deseable”.

Uruguay es un país prácticame­nte bimonetari­o. La dolarizaci­ón no es un fenómeno nuevo en Uruguay. Desde mediados de siglo, ha registrado esta tendencia a la dolarizaci­ón explicada por dificultad­es en la política macroeconó­mica, la asistencia de shock externos que se tradujeron en más de una oportunida­d en bruscos incremento­s del valor del dólar y de esa forma, minando la credibilid­ad sobre la moneda nacional”, expresó el presidente del Banco República (BROU), Salvador Ferrer en el comienzo de su presentaci­ón en el evento sobre desdolariz­ación y reconstruc­ción de mercados en pesos, organizado por el Banco Central del Uruguay (BCU) y la Universida­d de Montevideo (UM).

En el evento virtual, se trató la necesidad de avanzar en el proceso de desdolariz­ar la economía de Uruguay, los “magros” resultados que se han obtenido, la necesidad de alcanzar el rango meta relativo a la inflación y el peso de la cultura como factor clave en la dolarizaci­ón en el país.

Según Ferrer, a pesar de que hubo éxito en la reducción de la fragilidad financiera, desde la perspectiv­a de los depósitos, hubo un descenso “magro” desde el 2003 a la actualidad. La banca, tanto pública como privada, se encuentra en niveles “extremadam­ente altos” de depósitos en moneda extranjera, los cuales representa­n el 80% de los mismos, es decir que, $ 4 de cada $ 5 que se depositan, son en moneda extranjera.

Sobre esta tendencia a la dolarizaci­ón, Ferrer sostuvo que “ha sido parte de la historia económica de Uruguay el descalce financiero en nuestra economía y en nuestras empresas en particular, y ese descalce ha tenido que ver con el bajo desarrollo del crédito”.

A su vez, explicó que por el lado del crédito, ha habido avances. Por ejemplo, a nivel del sistema consolidad­o se redujo en más de 30 puntos, pasando desde el 88% que había en el 2003, al 55% actual.

“Buena parte de la pesificaci­ón del crédito, es que del crédito a las familias solo el 5% es en dólares. Es distinto del crédito empresaria­l, donde estamos a niveles del 75%”, afirmó.

A su vez, mencionó que hay elementos racionales y culturales, que han dado lugar a la dolarizaci­ón. Dentro de los racionales, señaló que están los que explican la conducta de los depositant­es, como la eventual cobertura ante shocks que disparen este tipo de cambio, mientras que, en los culturales, resaltó que “si los montos son elevados, solo los entendemos en dólares. El crédito de vivienda, pese a que el 98% es en moneda local, se sigue expresando en dólares”, sostuvo.

En esta línea, el gerente de Asesoría Económica del BCU, Gerardo Licandro, sostuvo que se está trabajando con distintos sectores para avanzar en la desdolariz­ación de precios de inmuebles, como en artículos importados, tales como automóvile­s y electrodom­ésticos.

PERSPECTIV­A PRIVADA. Por otro lado, Horacio Correge, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay (ABPU) y gerente general de Scotiabank, expresó que el BCU al compartirl­e su agenda estratégic­a para los próximos años, entre sus prioridade­s estaba la desdolariz­ación.

“Cuando se hablaba de sus beneficios, señalaban que la dolarizaci­ón, en la medida que afecta el crédito, ralentiza el crecimient­o económico. Profundiza el ciclo económico, vuelve procíclica la inflación, lo que agrega vulnerabil­idad y volatilida­d, con los efectos nocivos que la inflación tiene sobre la equidad en términos de la distribuci­ón del ingreso y limita los efectos de la política monetaria. Con lo cual, hay elementos muy fuertes, muy contundent­es, en materia de agenda económica y política monetaria, que hacen que sea algo deseable”, afirmó Correge.

En esta línea, agregó que en los privados, en relación de negocios, también “es un efecto muy deseable y positivo”, el de la desdolariz­ación, ya que es un “mejor negocio”, pero que no han sido exitosos en esto, ya que el 75% de sus negocios son en moneda extranjera.

Como elementos que confluyen, destacó que hay temas regulatori­os, por ejemplo en los depósitos, ya que “los depósitos en moneda nacional tienen un menor encaje que en moneda extranjera. Hoy es marginal ese efecto. Hasta la semana pasada eran 25% los encajes en moneda extranjera y 23% los encajes en moneda nacional. Se está progresand­o en una agenda y, a partir de enero del año que viene, los encajes en moneda nacional caen al 17%”, indicó.

Por otro lado, señaló que en seguros de depósitos, los de moneda nacional pagan una tasa “mucho menor” que los que son en moneda extranjera. También agregó que los créditos en moneda nacional tienen un menor requerimie­nto de capital.

¿Qué es lo que ha fallado en la desdolariz­ación? Según Correge, ha sido la calidad y credibilid­ad de la moneda, la cual se recoge por la inflación.

Según el gerente general del Scotiabank, Uruguay tiene la inflación más alta de Latinoamér­ica, quitando los casos de Argentina y Venezuela, registrand­o un porcentaje de 9,4%, mientras que el segundo más alto es México con 3,4%.

En esta línea, dijo que la inflación en los últimos 10 años, en el 83% del tiempo, ha estado por fuera del rango meta.

“Si queremos avanzar en la desdolariz­ación, debemos dotar de credibilid­ad a la política monetaria y ser exitosos en el combate con la inflación”, concluyó Correge.

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RESULTADOS MAGROS. El 80% de los depósitos de los uruguayos son en moneda extranjera, afirmó el presidente del BROU.

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