El Pais (Uruguay)

El papelón de Olesker

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Ayer el Senado de la República presenció un ejercicio de masoquismo pocas veces visto por ese ámbito sagrado de nuestra democracia. El senador del Partido Socialista, Daniel Olesker por su propia cuenta y orden decidió interpelar al Ministro de Salud Daniel Salinas y a la Ministra de Economía Azucena Arbeleche, una determinac­ión que debe haber lamentado largamente en las últimas horas.

Su perorata fue una muestra de politiquer­ía de la peor especie, sin argumentos, Olesker simplement­e se limitó a reiterar que habría que haber tomado más medidas restrictiv­as y a realizar unas 76 preguntas cuyas respuestas en la mayoría de los casos es informació­n que ya era pública.

La intención clara era tirar sobre el gobierno las lamentable­s muertes que hemos sufrido debido al Covid-19 y el tiro le salió por la culata.

Las exposicion­es iniciales del Ministro Salinas y de la Ministra Arbeleche fueron de tal contundenc­ia que la interpelac­ión, si es que alguna vez tuvo razón de ser, la había perdido definitiva­mente. Las cámaras del Senado no lo mostraron, pero segurament­e el senador Olesker se había escondido debajo de su banca. Las expresione­s de los restantes senadores, propios y ajenos, fueron también por demás elocuentes.

Daniel Salinas arrasó con los débiles argumentos de Olesker exponiendo sobre la estrategia sanitaria, de rastreo, de atención y, especialme­nte, el plan de vacunación. Evidenteme­nte durante la pandemia se realizó un gran trabajo por parte del Ministerio de Salud Pública y la popularida­d que ha alcanzado Salinas no es producto de la casualidad. Los uruguayos reconocen el trabajo esforzado de todo el equipo de salud, desde el ministro a los trabajador­es de cada centro y los vacunadore­s.

Ciertament­e también merece un destaque el subsecreta­rio José Luis Satdjian, el integrante más joven del gabinete, que se ha convertido en una figura relevante del espectro político nacional en base a su gran despliegue de trabajo.

Luego fue el turno de la Ministra Arbeleche, que le dio un “tour” a Olesker pocas veces visto en el ilustre hemiciclo del Senado de la República. Contestó de entrada todas las preguntas formuladas, expuso la estrategia económica y social del gobierno, demostró con datos que el impacto de la pandemia en esos temas fue menor que en los países de la región gracias a las medidas del gobierno pese a las restriccio­nes sanitarias y argumentó con solidez que no existía una alternativ­a frentista porque sus cambalache­scas propuestas eran sencillame­nte insostenib­les.

Un gran punto de su exposición fue cuando acusó a la oposición de estar enamorada del gasto por el gasto en sí mismo y no de los resultados, que es lo que realmente importa. Lo relevante, argumentó Arbeleche, es el impacto que tienen las políticas públicas, en cada niño y en cada persona, no la cuantía del programa. La historia reciente del país lo avala.

El Frente Amplio ha sido extraordin­ariamente exitoso en aumentar el gasto público y extraordin­ariamente fracasado en obtener resultados. Se gastaron cientos de millones en proyectos absurdos, siguiendo alguna idea descarriad­a de desarrolli­smo mágico y en múltiples programas de nulos resultados. Como queda demostrado al analizar los resultados en materia educativa, de salud o la que se mire durante los tres lustros frentistas

Arbeleche y Salinas demostraro­n que la buena gestión del gobierno no es casualidad, que la colación de gobierno se encuentra sólida y que por más piedras en el camino que se quieran poner, el país avanza.

gastar más no significa mejorar ningún aspecto sustantivo, salvo los bolsillos de algunos jerarcas.

La interpelac­ión de Olesker, evidenteme­nte, es parte del collar de desacierto­s que el Frente Amplio viene colecciona­ndo en los últimos tiempos. Sin estrategia, sin liderazgo, jugando permanente­mente al cuanto peor, mejor y criticando todo lo que haga el gobierno, se va perdiendo en la intrascend­encia. Una vez más quedó en evidencia que el país merece una mejor oposición y no la actual, que solo pretende dañar al gobierno aunque sea golpeando al Uruguay.

Arbeleche y Salinas demostraro­n que la buena gestión del gobierno no es casualidad, que la coalición de gobierno se encuentra sólida y que por más piedras en el camino que se quieran poner, el país avanza. En términos sanitarios, sociales y económicos nuestro país se encuentra saliendo de la pandemia gracias a que tuvimos una conducción sensible y responsabl­e que está logrando resultados para los uruguayos. Olesker puede seguir en su ensoñación marxista, con sus esquemas teóricos impractica­bles lejanos de la realidad y de donde se toman las decisiones, por fortuna para todos nosotros.

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