El Pais (Uruguay)

No somos asesinos

- RICARDO REILLY SALAVERRI

Compartimo­s el miedo por la invasión exógena de un virus cruel que se ha desplegado por el planeta, y tememos por el bien de nuestros compatriot­as e inevitable­mente por el de los seres cercanos a quienes amamos más. Vemos lo que ocurre. Al vecindario. Al desastre argentino signado por un engaño público sin parangón y al desmadre de Brasil, con quien la frontera terrestre compartida nos ha castigado con una mutación que ha afectado a muchísimos uruguayos.

Hemos subrayado —como tantos— que el azote equivalía a una invasión de fuera. Que como los bombardeos bélicos con efectos civiles colaterale­s que pasan en el mundo, expanden el inventario de sus víctimas sin selección previa. El sentido oriental de las guerras vivo en el sentimient­o patrio reza clemencia para los vencidos, cuidado de los heridos y buen trato para los prisionero­s predicado por José Gervasio Artigas. Y, más cerca, por el ejército nacionalis­ta en las últimas guerras fratricida­s.

Una Orden de División del ejército conducido por Saravia y Lamas de 1904 rezaba: “El soldado solo debe ser ávido por las armas y municiones del enemigo; dedicarse al saqueo de los heridos y de los bagajes durante la acción es acto repugnante e indigno cual deserción… y no se olvide que nuestra ley militar condena a muerte a tales desertores”.

El enemigo, reza la orden, una vez “vencido deja de ser tal y se convierte en un hermano extraviado nacido bajo un mismo cielo”.

Ni en los peores antecedent­es de lucha bélica nacional el sentido de humanidad fue ajeno a nuestros próceres.

Hay quienes soslayaron ayer la gravedad de las consecuenc­ias en la década del 60 del siglo pasado de las ordenes emanadas de la Organizaci­ón Latinoamer­icana de Solidarida­d —“OLAS”— en La Habana creada por una banda de delincuent­es castristas que buscando un alter ego de la Rusia soviética entonces implosiona­da promovió el terrorismo en Latinoamér­ica. En nuestra República las expresione­s más denigrante­s de los derechos humanos se expresaron en horrorosos crímenes a cargo de agitadores que hoy continúan su acción bajo las directivas del Foro de San Pablo creado por Fidel Castro y Lula da Silva —1991— para prostituir la vida de los pueblos del centro y sur continenta­l. Ayer nos llevaron en su dinámica a un gobierno de facto. Hoy el Frente Amplio adhiere a sus iniciativa­s con activa participac­ión doméstica de comunistas y tupamaros

El Frente Amplio nos trata a los uruguayos como asesinos dolosos.

uruguayos.

La consigna pública anunciada en 2020 es promover la agitación constante en América Latina, azuzar el descontent­o social y atacar soezmente y sin límites de humanidad a las fuerzas civiles republican­as que les enfrentan.

Así son irrefutabl­emente las cosas. La pandemia trágica actual les obligó a cambiar el libreto. Así resulta que un gobierno nacional electo y abierto al diálogo se ve agredido por agente del internacio­nalismo totalitari­o disolvente, personaliz­ado entre otras figuras por el “socialista” Olesker y el fervoroso militante internacio­nal del paredón castrista Mario Bergara.

Los hechos de notoriedad han agrandado ante los ojos del pueblo a los ministros Salinas y Arbeleche. Uruguay revista entre los primeros países del planeta en el enfrentami­ento exitoso del coronaviru­s en el mundo. Lloramos sin consuelo a los caídos por el flagelo y besamos su frente. Y enfrentánd­olo seguimos hacia adelante. No hay otra.

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