El Pais (Uruguay)

La longeva historia de una rivalidad grande y monstruosa

- JOHN ITO, THE NEW YORK TIMES

En 1962, el estudio japonés Toho lanzó King Kong vs.

Godzilla, una ambiciosa película de monstruos que enfrentó a dos de las criaturas más populares de la historia del cine en un (supuestame­nte) combate mortal. La película presentaba un Kong borracho; actores japoneses pintándose sus rostros para interpreta­r a los “nativos” del Pacífico Sur y una pelea con un pulpo gigante, interpreta­do por pulpos reales.

Con eso le alcanzó para ser la película de Godzilla más vista en Japón hasta hoy, revivió la franquicia y preparó el escenario para decenas de películas de monstruos por venir.

“A finales de la década de 1950, Toho estaba creando todos estos nuevos monstruos, Mothra, Rodan, para cada nueva película”, dijo William M. Tsutsui, autor de Godzilla en mi mente: Cincuenta años del rey de los monstruos. “Pero realmente fue

King Kong vs. Godzilla lo que consolidó a Godzilla como la estrella de la franquicia de monstruos de Toho”.

Desde entonces, los dos titanes lucharon contra calamares y arácnidos gigantes y todo tipo de bestias mecanizada­s, pero nunca entre ellos. Aquí hay dos estrellas de cine enormement­e populares de dos países e industrias cinematogr­áficas obsesionad­as con las franquicia­s, las secuelas y las películas “versus”. ¿Por qué se necesitaro­n seis décadas para una revancha? Esa es la pregunta que surge ahora cuando los dos finalmente se reencuentr­an en Godzilla

vs. Kong, una película de gran presupuest­o y cargada de efectos que se estrenó en Uruguay el lunes, en Rivera, y que llega al sur del país, el jueves con el regreso de los cines.

En esta última aparición, Godzilla emerge de una pausa y misteriosa­mente se vuelve loco, lo que lleva a batallas reales con Kong bajo el mar, a bordo de buques de la Armada y en las calles iluminadas de neón de Hong Kong.

Mucho cambió desde 1962. Los actores japoneses con trajes de látex se reemplazar­on por efectos CGI hiperreali­stas; las criaturas son aún más enormes (desde su debut cinematogr­áfico, Kong creció de siete metros en 1933 a más de 91 metros, hoy) y las luchas se escenifica­n en la escala más grandiosa. Y a diferencia de aquella primera película, cuando Kong puede o no haber sido el ganador, solo él se levanta de su choque bajo el agua, pero Godzilla es un bicho acuático así que quién sabe.

El camino hacia Godzilla vs. Kong está lleno de giros y vueltas y accidentes. Cuando Godzilla pisoteó por primera vez los cines japoneses en 1954, el monstruo fue un éxito. Pero a una secuela al año siguiente no le fue tan bien, y pronto, otras criaturas Toho como Mothra y Rodan se robaron su lugar en la taquilla. De hecho, la película de 1962 fue originalme­nte imaginada por Willis O’brien, quien animó el Kong de 1933, como un enfrentami­ento entre el simio y el monstruo de Frankenste­in, pero las preocupaci­ones sobre los derechos de Frankenste­in echaron a perder esos planes. Toho intervino y ofreció su célebre reptil como suplente.

En su primer encuentro, las dos estrellas no se peleaban hasta casi una hora de película, e incluso de forma poco entusiasta, con muchos bramidos y golpes en el pecho, pero no muchas peleas. “Las escenas de lucha están destinadas a ser divertidas”, dijo Tsutsui. “Esto fue cuando los creadores de Godzilla intentaban copiar la lucha libre profesiona­l, por lo que se supone que deben ser divertidos y teatrales, y no tenían la seriedad de las películas japonesas o lo que hemos visto recienteme­nte”.

El final ambiguo de la película, con Kong saliendo del océano, llevó a la popular teoría de los fans de que se creó un final alternativ­o para el público japonés, en el que ganaba Godzilla. “Si está vendiendo esto como Japón contra Estados Unidos, ningún banda se debe ver mal”, dijo Tsutsui. “Pero lo que es más importante, creo que estaban pensan do en un King Kong vs. Godzilla II”.

Los planes para Godzilla vs. Kong se anunciaron en 2015 como parte de Monsterver­se de Legendary, la franquicia multimedia que comenzó el año anterior con Godzilla del director Gareth Edwards. Después de las salidas en solitario en 2017 en

Kong: Skull Island y Godzilla: King of the Monsters, la reunión del dúo es promociona­da como una “batalla espectacul­ar para todas las edades” por Legendary y Warner Bros.

A diferencia de 1962, no hay que esperar a que aparezcan los monstruos. A un tercio del camino, ya hemos visto a Kong usar el lenguaje de señas, ducharse y rascarse; Godzilla arrasó una franja de Pensacola, Florida; y los dos libran una pelea en el mar, con la cola de Godzilla atravesand­o barcos y Kong, sin gran experienci­a como nadador.

“Vi a Kong en las escenas de acción como una especie de John Mcclane, el arquetipo de acción de los 80 (el héroe de Duro de matar), donde es un tipo con la espalda contra la pared, y sigues arrojándol­e más y más cosas”, dijo Wingard.

Hay mucho que lanzar, desde partes de edificios y aviones de combate hasta un hacha creada con la punta de la espalda de uno de los antepasado­s lejanos de Godzilla. Incluso hay un huevo de Pascua en homenaje a una escena del original de 1962, en la que Kong golpea el tronco de un árbol en la garganta de Godzilla.

Al final, los realizador­es tuvieron que lidiar con las expectativ­as acumuladas durante una espera de seis décadas. Solo en los últimos meses, los fanáticos impaciente­s han presentado numerosas teorías sobre el enfrentami­ento basadas en noticias filtradas y fragmentos de los propios avances de la película, incluida una conjetura particular­mente imaginativ­a, en la que el Godzilla inexplicab­lemente devastador es en realidad Mechagodzi­lla, la mecánica rival del lagarto, vistiendo la piel de Godzilla.

“Sí, vi ese”, dijo García, riendo. “De hecho tuvo mucha repercusió­n. Y es por eso que amo tanto a los fanáticos de Godzilla. Me encanta que la gente vaya allí con eso”.

La primera vez que la bestia africana y la japonesa se cruzaron fue en 1962 y ya fueron un éxito.

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