Lo enterró en un pozo y construyó un cuarto arriba
La víctima figuraba como ausente desde abril, el homicida estaba en silla de ruedas
■■ Un hombre de 35 años de edad fue imputado por un homicidio. El hecho, descubierto en los últimos días, sucedió luego de que el 18 de abril se presentara una denuncia por una persona ausente en Punta de Rieles. A partir de allí, personal de Interpol comenzó a investigar el caso. Basados en testimonios de vecinos lograron luego de casi tres meses de recabar información, detectar que la ausencia, en verdad, había sido por un homicidio. El pasado martes encontraron el lugar donde estaba escondido el cuerpo de la víctima: un pozo realizado en el predio donde se estaba construyendo una habitación.
El homicida es un hombre que se encuentra en silla de ruedas producto de un enfrentamiento y estaba cumpliendo arresto domiciliario. La investigación continúa.
Quién es, con quién tiene vínculos y cómo es su rutina: con ese análisis primario comienza una investigación por una denuncia de una persona que está ausente. Los investigadores policiales especializados en esta temática, que pertenecen a la Dirección General de Lucha Contra el Crimen Organizado e Interpol, primero estudian el entorno de la persona. Los detectives deben tratar de determinar si la ausencia fue voluntaria o forzada. Es decir, si decidió irse por sus propios medios o si se trató de un hecho grave, como un homicidio.
Esto último fue lo que sucedió con una denuncia que se presentó el 18 de abril de este año en una seccional del barrio Punta de Rieles y que fue derivada de inmediato a los detectives especializados de Interpol. Los efectivos detectaron rápidamente que podrían estar frente a un caso grave y comenzaron a realizar trabajos de “campo”. Observaron la zona donde había desaparecido la persona, y luego pasaron a entrevistarse con testigos de identidad protegida y con familiares.
A los pocos días no había dudas de que se estaba ante un caso complejo. Poco a poco los detectives se fueron llenando de testimonios y datos que indicaban que la persona denunciada como ausente en Punta de Rieles, un hombre de 43 años, podría haber sido asesinado y enterrado en algún lugar cercando a donde vivía.
Durante tres meses la Policía fue armando el rompecabezas. Finalmente logró dar con lo más difícil: el lugar donde estaba escondido el cuerpo. El pasado martes, los detectives de Interpol realizaron tres allanamientos simultáneos en el barrio de la víctima. Fue en el fondo de una casa, ubicada entre las calles Hidra y Cerdeña, que encontraron el cuerpo. Allí, en un pozo, estaba el cadáver.
A los efectivos policiales les llamó la atención que el hombre asesinado hubiera sido depositado en un predio donde se estaba realizando una obra. Fuentes de la investigación explicaron a El País que en ese lugar “se habían levantado tres paredes de hormigón para que, luego de la obra, se tapara la escena del crimen”. De esa manera, los culpables iban a quedar impunes. Pero los efectivos dieron con el lugar en base a la información recopilada.
El cuerpo del hombre estaba en estado de descomposición. Según la hipótesis de los investigadores, esta persona fue asesinada entre el 18 y el 20 de abril.
El motivo del crimen, según explicaron a El País fuentes de la investigación, es que la víctima, que tenía problemas de adicción, había pedido “fiada” droga a una persona. Esto desencadenó un entredicho y terminó siendo asesinado de varios disparos.
En el marco del hallazgo del cuerpo de la persona ausente, la Policía realizó dos allanamientos más en la zona y se logró detener al presunto autor del hecho. Se trata de Robert Steven Mansilla Nuñez, un hombre de 35 años que cuenta con tres antecedentes penales y con una larga lista de indagatorias policiales por diversos delitos.
El primer antecedente de Mansilla fue en 2013 por un delito de atentado en reiteración real con adquisición de armas de fuego. En 2017, en tanto, fue condenado por otros dos delitos: uno por tentativa de homicidio y otro por coautoría de homicidio.
Producto de un enfrentamiento con la Policía cuando fue detenido, en 2013, el hombre terminó en una silla de ruedas. Por este motivo estuvo poco tiempo preso, ya que no “estaba en condiciones” de ser alojado en un centro penitenciario, dijeron fuentes del caso. Actualmente el hombre estaba cumpliendo con arresto domiciliario por la coautoría del homicidio de 2017. Ahora el fiscal de Homicidios de primer turno, Carlos Negro, lo imputó por ser el presunto autor del homicidio del hombre desaparecido en abril.
Como Mansilla ya estaba cumpliendo pena en su domicilio, no hubo una medida cautelar dispuesta por la Justicia y esperará el juicio oral en el domicilio. La investigación por parte de los efectivos de Interpol y del fiscal Negro recién comienza.