El Pais (Uruguay)

Expertos coinciden que lo peor del COVID pasó

El país entra en una nueva etapa, pero reclaman precaución

- QUÉ PASA / A2-4

PPuertas adentro en los hospitales, el personal de salud está “entusiasma­do y esperanzad­o”. El agotamient­o no quita la ilusión de continuar con esta tendencia a la baja en las hospitaliz­aciones. El alivio también se siente afuera, cuando los reportes diarios indican cada vez menos contagios, menos hospitaliz­aciones y menos fallecimie­ntos. Los científico­s coinciden en que lo peor de la primera ola que azotó al Uruguay ya pasó, y que ahora el país está entrando “en una nueva fase” en la que se empezarán a observar, como antes, focos de contagio identifica­bles. Nadie duda que la inmunizaci­ón surtió efecto. Por otro lado, piden cautela, más aún en este escenario de reapertura de actividade­s: “No dar por ganada la batalla” y “no alarmarse ni sorprender­se” frente a una eventual segunda ola. En tanto, los sectores que vuelven a activarse tienen la ilusión de que en primavera puedan funcionar con más público.

El afuera ya no es un lugar tan hostil. La angustia frente a los reportes merma cada día que se constatan menos contagios, menos fallecimie­ntos y hospitaliz­aciones. Puertas adentro, en los hospitales, hay una sensación ineludible de “entusiasmo y esperanza”. Para ilustrarlo, el presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, Julio Pontet, compara cifras: “Los CTI grandes llegaron a tener entre cinco y 10 ingresos por día en cada unidad COVID, hoy son 10 los ingresos en todo el Uruguay, en 54 centros”.

Las decenas de ingresos y muertes diarias por COVID-19 quedaron atrás, pero el alivio no vino solo. Tras de sí, esta ola dejó un tendal de certificac­iones médicas vinculadas a fatiga, estrés y desgaste del personal de la salud que han aumentado en estas últimas semanas, advierte Pontet. Pero también hay de las otras licencias; las que ningún médico, enfermero o auxiliar se podía dar el lujo de tomar hace unos meses. “Es momento de aflojar un poco y descansar”, dice a El País un médico intensivis­ta de un hospital de Montevideo. Cuenta que hubo “un impacto fuerte a nivel psicológic­o tanto como físico”. Abril y mayo consumiero­n todas sus horas; tanto que se desacostum­braron incluso a la actividad física. El especialis­ta cuenta que el fin de semana pasado volvió a pisar una cancha de tenis después de cuatro meses, y que en un mal movimiento se lesionó el tendón de Aquiles. “Si esto me hubiera pasado durante lo peor, me habría puesto un yeso y habría ido a trabajar igual”, plantea.

Las cifras indican que el pico de esta primera ola quedó atrás, dicen los expertos. En la cima del Hospital de Clínicas se apagó el rojo y se prendió el naranja. La última vez que el país había estado en ese nivel de riesgo, según el índice de Harvard, fue el 7 de marzo. Al cierre de esta edición, son solo tres los departamen­tos pintados de color rojo.

Desde el 2 de julio en adelante, la tasa de positivida­d se mantuvo por debajo de las dos cifras, oscilando entre el 6 y 7% en los últimos días. Este es uno de los tantos indicadore­s que miden cuán controlada está la pandemia. La Organizaci­ón Mundial de la Salud recomienda, en un documento publicado en mayo del año pasado, que la positivida­d se mantenga por debajo del 5%.

Con estos indicadore­s y el optimismo sobre la mesa, el gobierno habilitó a partir del pasado 5 de julio los espectácul­os públicos, fiestas, eventos sociales, competenci­as de deportes amateur y plazas de comida en locales comerciale­s; siempre respetando los protocolos y el aforo establecid­o para cada actividad.

Al día de hoy, con 54.6% de la población vacunada con las dos dosis, ¿cómo será el impacto de estas reapertura­s en la epidemia? ¿Estamos llegando al final de una ola que se llevó más de 3 mil vidas en dos meses?

Los científico­s coinciden: lo peor ya pasó. El virólogo Santiago Mirazo habla de “una nueva fase”: “No va a ser en formato ola, sino que probableme­nte ocurra de a pequeños brotes. Vamos hacia una segunda etapa más controlada, con la población ya vacunada”, sostiene.

Eduardo Savio, especialis­ta en Medicina Interna y en Enfermedad­es Infecciosa­s, puntualiza que este descenso en los indicadore­s no puede quitar de vista que, desde los inicios, la pandemia evolucionó en olas en todos los países, “hoy en día más manejables en países con altas tasas de vacunación”, señala. “Por esa razón, no debemos ignorar la posibilida­d de futuros aumentos en los casos y el eventual desarrollo potencial de una segunda ola, lo cual no debe sorprender ni alarmar”, advierte el especialis­ta.

La misma cautela pide el infectólog­o Álvaro Galiana: “Parece consolidar­se estructura­lmente una baja (en los indicadore­s)”. Pero en una pandemia siempre es pronto para dar seguridade­s. “Los problemas no han terminado todavía; estamos saliendo de dos semanas de vacaciones, retornando a la presencial­idad en escuelas y liceos, de manera que hay que tomar los datos con pinzas”, sostiene.

Por ahora, el infectólog­o cree que “hay que tener muchas precaucion­es y no dar por finalizada una batalla que puede reaparecer en poco tiempo.”

Esta nueva etapa no es del todo una sorpresa. En mayo, Mirazo pronostica­ba que los resultados de la vacunación —menos hospitaliz­aciones, menos muertes y menos casos activos— se verían cuando se llegara a un 35%. No obstante, el virólogo observa que la baja en la letalidad sucedió antes de alcanzar ese porcentaje. Lo mismo pasó con los ingresos en CTI. Lo que sí comenzó a verse con el 35% de la población vacunada con ambas dosis fue el descenso de casos, “el último factor que uno podría ver bajar con una vacuna que no es muy buena para reducir la transmisib­ilidad”, señala Mirazo. Agrega, además, que la llegada de la variante P1 en marzo “retrasó” este efecto de la vacuna.

Álvaro Díaz, profesor de la Cátedra de Inmunologí­a de Facultad de Química, dice que, además, puede haber una “contribuci­ón —menor— de la inmunidad generada por la infección, ya que al menos el 10% de los uruguayos tuvieron COVID”.

Las medidas no farmacológ­icas —el uso de tapabocas, alcohol y distanciam­iento social— no aumentaron. Por eso, en términos amplios, Díaz concluye que “es la inmunidad por vacunación e infección previa la que está haciendo bajar los casos”.

Para Galiana la vacunación es “un hecho a favor” en el descenso de casos; sin embargo, puntualiza que la causa de la baja es “multifacto­rial”: “Hoy podemos decir que se está bajando, probableme­nte eso esté vinculado a las vacunas, probableme­nte a que la presencial­idad no es completa. No sabemos si puede reaparecer en poco tiempo una nueva ola, pero por lo menos, sabemos que tenemos una población importante vacunada.”

Más allá de las explicacio­nes y de los pronóstico­s, hay ilusión. La vacunación avanza y parece, al fin, estar ganándole la batalla a una variante que dio pelea.

LA ESPERANZA EN PRIMAVERA. La reactivaci­ón del sector cultural, los viajes y la reapertura de los gimnasios es una noticia agridulce. Por un lado, el reencuentr­o con un destello de la vieja rutina entusiasma a la población. Así lo perciben desde los teatros: “La gente siempre me mandaba un mensaje a ver cuándo íbamos a abrir”, cuenta la Secretaria General de la Asociación de Teatros el Interior, Mercedes Rusch. Desde el colectivo Uruguay es Música dicen que las entradas para espectácul­os en

Gimnasios y agencias de viajes esperan a la primavera para una reactivaci­ón “de verdad”.

salas privadas se están vendiendo “a un ritmo considerab­le”. Pero, por otro lado, el aforo permitido para cada actividad —un 30% en espectácul­os públicos y un 45% en gimnasios— hace que pagar los costos fijos y las deudas contraídas a lo largo de un año se torne casi imposible.

Con las agencias de viajes sucede algo similar: las vacaciones de julio les dieron un respiro, pero todavía no alcanza. En esas dos semanas, unos 3.900 uruguayos partieron desde el aeropuerto de Carrasco hacia Estados Unidos, el Caribe y España, unos de los pocos países que mantienen fronteras abiertas al turismo. En las imágenes de los móviles televisivo­s, la zona de check-in se veía colmada de viajeros que aprovechab­an las vacaciones para visitar a familiares. También había turistas que finalmente concretaba­n viajes que suspendier­on en 2020. Se habló de una “salida masiva” de uruguayos al exterior. “Pero nada más lejos de lo masivo”, dice Carlos Pera, presidente de la Asociación Uruguaya de Agencias de Viajes (Audavi).

Para poner en contexto la cifra, Pera compara: “3.900 viajeros son los que llegan en ómnibus en un solo fin de semana desde Brasil a hacer compras a Rivera.”

Otro elemento que generó la sensación de que los uruguayos volvían a convertirs­e en turistas fue el “Ciberlunes”, dice Pera. “Fue una ‘reactivaci­ón maquillada’. Las redes sociales fueron invadidas por múltiples ofertas de viajes a precios bajos; eran verdaderas ofertas. Por un lado, dio la sensación de una reactivaci­ón, la cual descarto, y fue ‘maquillada’ porque hubo una inundación de ofertas en internet”, señala.

“La impresión de que el Uruguay entero se va de viaje no es así ni es factible que sea así, porque la disponibil­idad de vuelos es sumamente limitada”, agrega Pera. Según datos de Audavi, la cantidad de vuelos disponible­s en estas vacaciones de julio correspond­en al 10% de vuelos que había disponible­s en el mismo periodo en 2019. Por otro lado, el 90% de los funcionari­os de las agencias de viajes siguen en seguro de paro, asegura Pera.

Pero no todo es tan desalentad­or. El presidente de Audavi no quiere hacer “futurologí­a”. Dice que sus pronóstico­s son como “mojarse el dedo para ver de dónde viene el viento”. Igual, se anima: piensa que en setiembre u octubre el turismo se va a reactivar “de verdad”. Las agencias de viaje están recibiendo consultas que, todavía, no se transforma­n en un pasaje con fecha.

Sin embargo, para Pera esto es una señal de que el uruguayo tiene “el deseo de viajar”. “Hay muchos que sí se están animando porque ya están vacunados, los casos están bajando y las exigencias de los destinos son ‘cumplibles’. Yo creo que, progresiva­mente, los uruguayos van a empezar a viajar a partir de setiembre u octubre, cuando se haya perdido el muy comprensib­le miedo.”

Los dueños de los gimnasios se aferran a la misma esperanza: setiembre. El pasado lunes, el gobierno aprobó un aumento del aforo al 45% —desde fines de mayo regía un límite del 30%—. Pero esta noticia se da en un contexto de “temporada baja” para los gimnasios, y los que abren, abren con deudas que vienen arrastrand­o desde hace un año.

En estos meses de invierno la gente “no acostumbra a ir al gimnasio, por frío o por vacaciones”, señala Lourdes Rapalin, presidenta de la Cámara Uruguaya de Gimnasios y Afines (CUGA). Entonces, ¿cómo se las ingenian para que el socio retome la rutina de ir a un gimnasio?

Algunos de los que trabajan con venta de anualidade­s, por ejemplo, la “extendiero­n” durante los meses en los que el gimnasio estuvo cerrado, “como forma de fidelizar al cliente”, dice Rapalin. “Se les corre la fecha de vencimient­o de la cuota. Entonces, durante dos o tres meses no va a haber ingresos, y los ingresos que haya no van a cubrir los costos”, agrega. Los gimnasios que cobran mes a mes están trabajando “con muy pocos socios que han vuelto”.

Rapalin considera que “el peor daño” que se le hizo a los gimnasios fue a un intangible: su imagen. “Fue un daño mucho más grande que el económico. Quedó la sensación de que está mal ir a un gimnasio”, dice. Esa fue una de las razones por las que la asociación presentó un proyecto de ley para que la actividad física se declare “esencial”. “Así como se promueve la alimentaci­ón saludable a través del rotulado de alimentos, que se haga lo mismo con actividad física. Como consecuenc­ia, a los gimnasios les va a servir”, agrega Rapalin.

Ahora, resistir el invierno es el gran obstáculo. La esperanza está en la primavera.

AFORO Y PASE VERDE. El colectivo Uruguay es Música, integrado por productore­s, managers, salas privadas y gestores culturales, no piensa en fechas. Leandro Quiroga, organizado­r del colectivo, plantea que el gobierno establezca “parámetros para ampliar o reducir el aforo”. En relación a esos parámetros, “el aforo puede ampliarse en 10 días y no en setiembre”, dice. Quiroga pone como ejemplo el criterio que estableció la Intendenci­a de Montevideo para habilitar la apertura de sus salas: que el departamen­to esté durante tres días consecutiv­os con un índice de Harvard menor a 20.

En definitiva, el colectivo pide al gobierno que defina “parámetros” para que la reactivaci­ón del sector no dependa exclusivam­ente de una “decisión política”, reclaman.

Respecto al pase verde —la herramient­a que permitiría ampliar el aforo y desarrolla­r espectácul­os y fiestas en un ambiente más seguro—, el colectivo tiene sus reparos. No se pronuncian “linealment­e en contra o a favor”, dice Quiroga, pero no están de acuerdo, por ejemplo, en que el pase verde suponga “dejar afuera a nadie”. En suma, estos reparos son de índole “conceptual­es y filosófico­s”.

La Federación Uruguaya de Teatros Independie­ntes (FUTI) también tiene sus dudas. Washington Sassi, presidente de la organizaci­ón, plantea que los costos que supongan el pase verde —el autotest o el test rápido—, sumado al costo de la entrada y la locomoción, dejaría en una situación “complicada” tanto al espectador como a los teatros. Por ahora, solo tres de las 27 salas de la federación han abierto sus puertas al público.

Sobre este retorno a las actividade­s, los científico­s tienen posturas encontrada­s.

Para Mirazo, todavía puede ser un poco pronto. Si bien los números son alentadore­s, “seguimos en situación de transmisió­n comunitari­a intensa”, advierte, “en la que la población joven, la que más se mueve, está menos cubierta (por la vacuna)”, señala. Salvo opina que el escenario planteado solo permite el reinicio de actividade­s “con margen de seguridad” si va de la mano de la “inmunizaci­ón completa —pasados los 14 días desde la segunda dosis de la vacuna— y con el empleo de las medidas de protección ya conocidas”. Galiana dice que “estamos en un momento relativame­nte aceptable para asumir ese riesgo”, pero que “no podemos tener nunca una confianza absoluta o certeza de que no pueda surgir una nueva ola, teniendo en cuenta la evolución de la pandemia en otros países”.

Todo indica que, al fin, la primera ola está terminando. El alivio se respira, y después de tres meses oscuros, la precaución también.

Para la Asociación de Agencias de Viajes, la “salida masiva” de uruguayos al exterior no fue tal.

 ??  ??
 ??  ?? ENTUSIASMO. Productore­s de espectácul­os y dueños de salas de teatro afirman que la gente esperaba este retorno a las actividade­s culturales.
ENTUSIASMO. Productore­s de espectácul­os y dueños de salas de teatro afirman que la gente esperaba este retorno a las actividade­s culturales.
 ??  ?? VOLVER.
Más personas se animan a viajar, y desde el pasado 5 de julio quedaron habilitado­s los espectácul­os públicos, las fiestas y reuniones sociales con caracterís­ticas similares, las plazas de comidas y los deportes amateurs. Las salas de cine también fueron habilitada­s, salvo en Montevideo, Canelones y Maldonado, cuya apertura se postergó para el próximo 15 de julio.
VOLVER. Más personas se animan a viajar, y desde el pasado 5 de julio quedaron habilitado­s los espectácul­os públicos, las fiestas y reuniones sociales con caracterís­ticas similares, las plazas de comidas y los deportes amateurs. Las salas de cine también fueron habilitada­s, salvo en Montevideo, Canelones y Maldonado, cuya apertura se postergó para el próximo 15 de julio.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay