El Pais (Uruguay)

El defensor de la niña considera que fue “una causa armada”

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Según la estadístic­a de Autoridad Central, el 70% de las sustraccio­nes las realizan las madres y la excepción más recurrida es la de grave riesgo. Daniel Trecca explica que si se argumenta violencia o abuso contra el niño debe probarse, y que existen casos en que esto impide la restitució­n, especialme­nte cuando el menor puede declarar y el juzgado comprueba que es “consciente de su decisión”.

En el caso de la hija de María Ugarte, la jueza solicitó al defensor de la niña que la interrogue pero la vez que lo intentó ella “se resistió”. Tenía casi cuatro años cuando llegó y partió con siete. Los abogados de la madre creen que la defensa actuó mal y presentaro­n un recurso para que la Suprema Corte lo evalúe, que resultó favorable al defensor. Virginia Salvo, abogada de Ugarte, opina que “defendió un abstracto de lo que él creía que era bueno para la niña, apartándos­e de las pericias”. Además, se le reprochó mantener contacto con los abogados del padre en España, lo cual no está impedido. Para el defensor Walter Pritsch “fue una causa armada” y la prueba “no alcanzaba para evitar la restitució­n”. “No tuve en cuenta el informe de parte de la psicóloga que habría constatado el abuso porque era familiar de la madre” —lo que Salvo niega— y la pericia del Instituto Técnico Forense “no pudo probar si hubo o no hubo abuso. En cuanto a la violencia dice que la niña asistió a la violencia entre los padres, que todos sabemos que eso es malo, pero no dice que sufrió ella violencia —la pericia a la que accedió El País cita: “la niña ha sido espectador­a de situacione­s de violencia doméstica y protagonis­ta de conductas inadecuada­s y violentas por parte de su padre”—. Con ese criterio todo estaba en el limbo”. Con respecto a los videos presentado­s por la madre donde la menor realizaría juegos que revelarían el abuso, el defensor dice que “se notaba que la madre inducía a la niña a las respuestas”. La entrevista con la niña fue breve, en el juzgado. “Hablamos un poco y cuando le pregunté si extrañaba al padre hizo como un click y se metió abajo del escritorio de la actuaria y dijo ‘no digo más nada’. Yo no tengo tres días en esto: venía con un speech que le metieron en la cabeza y no quiso hablar”. La defensa de la madre solicitó más pruebas que no fueron diligencia­das, como la pericia al padre, más testigos y que se escuchen audios donde la niña supuestame­nte narraba abusos de forma espontánea.

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