El Pais (Uruguay)

Siembra de cultivos de invierno llega a su fin

Luego de la zafra 2020 con rendimient­os récord en trigo y cebada, el doble cultivo se transformó en opción interesant­e para el productor

- (*) Encargado del área Agrícola y Forestal del Portal Rurales El País. HERNÁN T. ZORRILLA (*)

Transitand­o el primer mes de este invierno, los trigos, las cebadas y las colzas comienzan a crecer en las distintas zonas del país. Luego de un verano complicado, con un sentido déficit hídrico que afectó los cultivos de soja y maíz, muchos productore­s que tenían campos aptos se volcaron a los cultivos de invierno en busca de una pronta revancha. Los rendimient­os récord de la zafra pasada, sumado a buenos precios y un conocimien­to agronómico superior impulsan esta estrategia productiva del doble cultivo.

Según datos del Ministerio de Ganadería, Agricultur­a y Pesca en la encuesta agrícola de DIEA de la primavera de 2020, los cultivos de invierno el año pasado registraro­n un crecimient­o de casi un 11% con respecto a 2019. Si bien la cebada y el trigo tuvieron un desempeño interesant­e, la colza y carinata marcaron un aumento de área de más de un 50%. Para manejar datos concretos: se estimó un área sembrada de aproximada­mente 220.000 hectáreas de trigo, 185.000 hectáreas de cebada y 110.000 hectáreas de colza y carinata. Respecto de lo mencionado dentro de los rendimient­os récord, en trigo se obtuvieron en promedio algo más de 4.000 kg por hectárea, al tiempo que en cebada se cosecharon más de 4.700 kg por hectárea. El clima ayudó de buena manera al trigo y la cebada, siendo la colza y carinata los cultivos más afectados por algunas heladas.

En el caso de la avena, que se ubica en cuarto orden de importanci­a en lo que refiere al área sembrada, se realizaron más de 20.000 hectáreas en 2020. Esto marcó para el año pasado una superficie total de 547.000 hectáreas para cultivos de invierno, incluyendo cultivos minoritari­os como lino, lupino o centeno.

Ahora bien, vistos los altos rendimient­os obtenidos y los buenos precios que vienen sosteniénd­ose a lo largo de los meses, es más importante aún observar las estimacion­es del Ministerio de Ganadería, Agricultur­a y Pesca en lo que tiene que ver con el área sembrada en este 2021 con la encuesta agrícola de DIEA de invierno.

La primera conclusión cae por su propio peso: el productor redobló la apuesta para los cultivos de invierno. Si en 2020 se creció en un 11% con respecto a 2019, en 2021 se estima un crecimient­o de casi un 16% frente a 2020, esperando una superficie de 632.000 hectáreas: 85.000 hectáreas más que el año pasado. Tal como se ha mencionado, los altos rendimient­os logrados y los altos precios sostenidos endulzan el paladar del productor, pero también hay otros beneficios que se esconden detrás del doble cultivo: mejor manejo agronómico del rastrojo de colza, posibilida­d de exportar cebada forrajera a China, rotación productiva antes de entrar con una pastura, diversific­ación de riesgos, generación de caja, entre otros.

Para manejar estimacion­es concretas, se espera un crecimient­o en superficie de un 40% en colza y carinata, sembrando 160.000 hectáreas; un 18% en cebada, plantando 218.000 hectáreas y un 6% en trigo, cultivando 237.000 hectáreas.

Esta situación acontecida en el último tiempo, marca un panorama que hace años no se veía en nuestro país: los cultivos de invierno empiezan a ser importante­s en sí mismos y no solo como parte de una rotación productiva. Esta situación comienza a generar una competenci­a en la decisión de los productore­s acerca de qué hacer entre un cultivo de verano y el otro, transformá­ndose los puentes verdes en el sistema productivo más disminuido.

AVANCES DE LA SIEMBRA. Con la siembra ya acercándos­e a su final, el resultado de las implantaci­ones es muy diferente en las distintas zonas del país. En lo que tiene que ver con la zona centro y litoral o litoral norte, los cultivos pudieron implantars­e de buena manera y los distintos nacimiento­s muestran buenas señales. Según afirmaban ciertos productore­s consultado­s de distintas zonas del país, aquellos cultivos que se sembraron de manera temprana muestran los mejores indicios, como sucede con la colza y carinata. No obstante, muchos otros cultivos pudieron sembrarse “muy en fecha” y otros “aún en fecha”, lo que da un buen respaldo al productor.

Los departamen­tos de Soriano, Río Negro, Flores y sur de Paysandú ya tienen terminadas o muy avanzadas las siembras. Los contratiem­pos se han dado en los cultivos que se encuentran más al sur de nuestro país, como es el caso de San José o Colonia. La ausencia de vientos considerab­les o días de mucho sol impidieron condicione­s óptimas para lograr la humedad en el suelo necesaria para entrar con la siembra, lo que generó demoras y no permitió captar los mejores días para el trabajo. A esto hay que sumar que los días son cortos y cualquier lluvia que haya caído puede dejar una ventana de varios días sin poder entrar a los campos. En el caso de las resiembras o correccion­es de siembra, la situación también es dispar. En las zonas donde el clima acompañó, se tuvo que realizar muy poco. Mayoritari­amente más al sur, las resiembras se dieron en un número superior que el de años anteriores, siendo la cebada el cultivo más afectado a este respecto.

En estos días todos los productore­s se preparan para terminar sus siembras y resiembras y ya se está avanzando en las fertilizac­iones con urea y la aplicación de herbicidas.

Un aspecto clave a destacar es que si bien la escalada en el precio de los granos trajo aparejada una suba en el precio de los insumos, hoy los rendimient­os de equilibrio se ubican por debajo que en años anteriores. En colza se manejan rendimient­os de equilibrio de 1.300 kg, al tiempo que en trigo y cebada se lograría con un número cercano a los 3.700 kg, dependiend­o también de la necesidad del uso de fungicidas. Esto se puede lograr satisfacto­riamente por el productor, que de todas formas debe hacer un uso inteligent­e de las distintas opciones de mercado para minimizar riesgos.

Finalmente, los cultivos de invierno quitan media renta a los cultivos de verano en los campos arrendados. Esto indica por ejemplo que si bien una soja de segunda no rinde lo mismo que una de primera, tampoco rinde la mitad. De esta manera, una rotación de cultivos de colza, trigo o cebada con uno de verano permite al productor hacer los números de otra manera. Esto no solo diversific­a riesgos, como puede ser el caso de esta campaña en la cual muchos agricultor­es buscan la revancha del verano rápidament­e, sino que genera caja para que los productore­s manejen su esquema financiero de una forma más segura.

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Consideran­do que la renta se divide en dos cultivos por zafra para los arrendatar­ios y los beneficios agronómico­s y económicos para los dueños de la tierra, la ecuación comienza a brindar al productor números bien atractivos.
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Según DIEA, se estima un área sembrada de 220.000 hectáreas de trigo

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