Un oficio que es tan antiguo como valioso
■ El oficio del carnicero es tan antiguo como valioso y a lo largo de los años ha aportado un gran valor a la industria de la alimentación. Algunos de los momentos más importantes datan incluso de la época romana y se distribuyen a lo largo de los siglos dejando huella en la Edad Media, época en la que se abrió el primer establecimiento de venta de carne, concretamente en la ciudad de París, en el año 1093 (actual Place du Châtelet), pasando por el Renacimiento hasta llegar a la actualidad.
Este oficio se originó en Atenas y en Roma tuvo una continuación más formal y con mayor reconocimiento a nivel público. Justamente en la capital del imperio romano fue donde hubo algunos lugares especiales para la venta de carne vacuna, ovina y también porcina, pero los carniceros que gozaban de mayor reconocimiento eran los que vendían carne de cerdo, considerada un manjar predilecto entre los romanos.
El gremio de carniceros fue poderoso en diversas épocas de la historia, especialmente entre los siglos XIV y XV en Francia, porque simultáneamente se dedicaban a la cría de ganado, siendo considerado el oficio como hereditario a los varones de las familias.
Sin embargo, en la actualidad, la figura tradicional del carnicero se ha modificado con el paso del tiempo: “Se ha ido perdiendo un poco y no solo eso; además, cuando se necesita gente preparada para poder suplir alguna vacante, se complica muchas veces porque no hay muchos a quienes podamos echar mano. Ese también es un problema a la hora de hacer el recambio de gente especializada para el rubro”, señaló Alfonso Fontenla, presidente de la Unión de Vendedores de Carne, que junto con la UTU trabaja en el convenio para dar a los carniceros una titulación profesional.