El Pais (Uruguay)

Vio crimen, cargó el cuerpo y lo tiró al agua

Víctima fue asesinada en la Unión; ataron cadáver a un colchón y lo lanzaron al arroyo Pando

- EDUARDO BARRENECHE

Eduardo C. fue ultimado el viernes 2 en La Unión en un ajuste de cuentas por drogas. Una semana más tarde, Ángel R., un adicto de 27 años, reconoció ante la Fiscalía que estuvo en el lugar del crimen y que al día siguiente, junto con otra persona, ató el cuerpo a un colchón, lo cargaron en una camioneta y lo tiraron al arroyo Pando. Además, la fiscal María Falcomer obtuvo videos que ratificaro­n la declaració­n. El viernes 9, Falcomer pidió a la jueza el procesamie­nto de Ángel C. por el crimen. La jueza dijo que no había pruebas suficiente­s y lo liberó.

El asesinato de Eduardo C. es un ejemplo de cómo funciona el engranaje de la droga en Uruguay. Unos “puntazos” con un cuchillo y varios tiros terminaron con su vida en la noche del viernes 2. El escenario del crimen fue una ruinosa vivienda del barrio la Unión donde funciona una de las tantas “bocas” de droga que regenteaba la víctima.

La Fiscalía considera que el crimen se generó por una deuda por venta de estupefaci­entes, ya que el hombre asesinado manejaba “grandes cantidades de dinero”, señala la investigac­ión.

Aún no sabe la Fiscalía quién le debía a quién. Sí sabe que Eduardo C. se encontraba en su casa junto con Ángel R., un sujeto de 27 años, desocupado y sin antecedent­es penales que vive en la zona de Atlántida, Canelones. Ángel R. es adicto al consumo y desde hace 10 años se abastecía en la “boca de drogas” de Eduardo.

Ese día una persona golpeó la puerta y Eduardo C. le permitió entrar. Los dos hombres comenzaron a discutir acaloradam­ente. Ángel escuchó cómo el recién llegado alzó la voz y luego dio muerte a Eduardo C. con un tiro en el cuello. También le provocó múltiples heridas de arma blanca, dice el pedido de procesamie­nto de la fiscal María Cristina Falcomer. Después del crimen, Ángel y el matador se retiraron del lugar. De esta manera, Ángel habría incurrido en un delito de coautoría de homicidio.

Al día siguiente, o sea el sábado 3, Ángel y una tercera persona regresaron a la casa de Eduardo C. Ataron el cuerpo de la víctima a un colchón utilizando cables. Luego usaron un cubrecama para tapar alguna parte del cuerpo expuesta.

Los dos hombres cargaron el cadáver a una camioneta alquilada. Luego lo trasladaro­n hacia el arroyo Pando, a la altura de Remanso de Neptunia. Estacionar­on a poca distancia de la desembocad­ura del arroyo.

Para evitar que cuerpo flotara, ataron al colchón unas piedras con cable y alambre. Lo tiraron, pero este no se hundió, volvió a la superficie. Igual pensaron que a nadie le iba a llamar la atención un colchón flotando en la orilla del arroyo Pando.

El secreto, sin embargo, duró solo 24 horas. Al día siguiente, el domingo 4, el cuerpo de Eduardo C. fue encontrado por un vecino de la zona que salió a navegar en su kayak (ver aparte).

La fiscal Falcomer logró reconstrui­r el trayecto de la camioneta alquilada gracias a las filmacione­s de las cámaras del Ministerio de Interior y del peaje de Pando. Los videos ubican en la zona de Remanso de Neptunia a la camioneta alquilada en la tarde del sábado 3.

Falcomer también obtuvo la foto de las dos personas que viajaban en el vehículo. Uno de ellos era Ángel R.

LA AUDIENCIA. Con las pruebas reunidas, la fiscal Falcomer solicitó el viernes 9 a la jueza de Atlántida, Sol Bellomo, que autorizara a la Policía a realizar varios allanamien­tos en procura de Ángel R. y para buscar más pruebas.

En forma paralela, otros efectivos de la Dirección de Homicidios de Canelones concurrier­on a la casa de la víctima y encontraro­n muebles aún calientes por el fuego. “Fueron quemados porque estaban manchados de sangre”, según dijo un testigo a Falcomer.

El viernes 9, funcionari­os de Homicidios realizaron un nuevo allanamien­to en casa de Ángel R. en el barrio City Golf. En la vivienda se encontraba la pareja del imputado. Mientras los policías dialogaban con la mujer, llegó Ángel R. a la casa. Fue detenido.

En la Fiscalía declaró que fue testigo de la ejecución de Eduardo C. También confesó haber cargado el cuerpo junto con otra persona hasta el arroyo Pando en una camioneta alquilada.

Ese viernes 9, la fiscal Falcomer pidió a la jueza Bellomo el procesamie­nto de Ángel R. por un delito de homicidio. Relató que contaba con pruebas como el testimonio del imputado, declaracio­nes de testigos y filmacione­s del trayecto de la camioneta.

La jueza entendió que no había pruebas para imputar a Ángel R. y lo dejó libre. Ángel R. debió fijar domicilio y no podrá salir del país.

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ARROYO PANDO. El cuerpo de Eduardo C. flotaba debajo de un colchón.

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