El Pais (Uruguay)

Cuba y el debate público

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Es más complejo”. Este viejo recurso intenta, a través de alguna verdad (a veces ni siquiera), gambetear el grueso de la realidad para no mirarla a la cara. Claro que es más complejo, todo es más complejo e incluso en una dictadura hay más elementos para analizar. Pero eso no puede ser una excusa para evitar decir lo obvio.

“Pero de XXX no decís nada”. Este argumento tiene alguna variante más sofisticad­a como, “no sé por qué hablamos tanto de Cuba habiendo tantos otros problemas en el mundo”. Se trata de un recurso inagotable.

El problema central del argumento es dónde nos deja; si no podemos hablar de una situación gravemente problemáti­ca porque hay otras iguales o peores básicament­e nada se podría denunciar. Claro que hay mucha hipocresía de unos y otros en los temas que les generan indignació­n, pero parece un camino muy inconducen­te cuestionar los motivos del otro y no el fondo de lo que dice.

“No sumamos nada etiquetand­o”. Me sorprendió lo reiterado de este argumento los últimos días. Según algunos lo de Cuba es preocupant­e pero deberíamos evitar decir que es una dictadura porque “no aporta nada a la solución”. Quizás quienes se tengan que sentar en la mesa con el régimen que gobierna Cuba deban seguir estas sugerencia­s, es probable que para ellos sea más provechoso enfocarse en temas concretos. Pero el resto de los mortales ¿por qué no vamos a llamar a una dictadura por su nombre? ¿Para no entorpecer qué? ¿O es para no ofender a alguien?

“Evitemos comprar el relato de ambos bandos”. Por último esto, que como todo lo anterior guarda alguna verdad pero también bastante cobardía. Claro que hay gente tonta y mala en ambos bandos. ¿Alguien cree que en la oposición a la dictadura uruguaya no había gente mala? ¿Y qué? Ser equilibrad­o en el análisis, o ser centrado, no puede ser estar siempre en el punto medio, eso es pura tibieza.

El equilibrio es buscar matices muchas veces, pero muchas otras es marcar posiciones claras cuando los hechos rompen los ojos de cualquiera que no venga con una mochila previa.

Estos días se habla mucho del consenso. La democracia, tal como la entendemos en Uruguay, es quizás el principal consenso del país. Realmente creo que la mayor parte de nuestro sistema político cree en eso. Pero por algún motivo el tema de Cuba corre del eje y nubla la vista de muchos, y no hablo del Partido Comunista que es evidente que tiene otros valores. Estoy pensando en personas de izquierda que creen y defienden sinceramen­te la democracia pero con unos problemas insólitos para abordar este tema. El desfile de eufemismos, excusas y verdades pequeñas que vimos estos días fue muy ilustrativ­o

Cuba fue un faro de esperanza para varias generacion­es, una ilusión romántica de que el mundo podía ser distinto. Eso es innegable y no es reprochabl­e. Pero la cachetada es dura, esa ilusión se convirtió en una realidad de pobreza y represión.

El régimen totalitari­o que gobierna la isla empezó a dar señales de agotamient­o casi inéditas. No sé qué pasará, pero los que lo miramos de lejos podríamos intentar soltar las ilusiones fracasadas de generacion­es anteriores.

Eso sería un buena forma de hacer lo que escribió un cubano esto días: “apártense a un lado y déjennos hacer nuestra historia”.

El desfile de eufemismos, excusas y verdades pequeñas de estos días fue muy ilustrativ­o.

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