El Pais (Uruguay)

VÍCTIMA DE OPERACIÓN OCÉANO: “FUI EXPLOTADA DESDE LOS 13 AÑOS”

Adulto la involucró en pornografí­a infantil y luego actuó como proxeneta

- EDUARDO BARRENECHE

El testimonio de Natasha es chocante y conmovedor. La joven relata, en un video colgado en una red social, que ingresó al mundo de la pornografí­a infantil a manos de su novio mayor de edad cuando tenía solo 13 años. En ese entonces, ambos vivían en una ciudad del interior del país. “Yo no sabía bien lo que hacía a esa edad. Pensaba que él me quería”, recuerda ella en llantos.

En los años siguientes, el novio la explotó todo lo que pudo. En una ocasión la llevó junto a un ciudadano brasileño para obtener dinero porque quería comprarse un celular de alta gama. No le importaba si ella estaba enferma o no. A él o único que le interesaba era el dinero, cuenta la chica en el video.

Al judicializ­arse su caso, la Justicia decretó medidas de no acercamien­to para el proxeneta. Como ocurre a veces con las damnificad­as por casos de abuso y explotació­n sexual, Natasha pedía estar al lado de su victimario.

En ese espiral de abusos, Natasha conoció a dos imputados por la Operación Océano.

“YO ESTABA SOLA”. Hoy Natasha tiene 20 años. Pero es como si hubiera vivido varias vidas, según se desprende de su dramático relato. También se le nota el cansancio de tanto luchar contra el proxeneta que le destrozó sus últimos siete años.

La joven dice que no quería exponerse pero que ahora se vio obligada a hacer el video como forma de dar su punto de vista. “Él (su proxeneta) está en libertad y no debería estarlo por todo lo que me hizo”, dice Natasha.

Tras hacer público el nombre del explotador, la joven recuerda que lo conoció cuando ella era casi una niña.

“Él empezó a hacer pornografí­a infantil conmigo. Yo no entendía nada. Me pasaban por la mente un montón de cosas. Todos tenemos problemas”, justifica.

Poco después, la Policía realizó un operativo en la ciudad natal de la joven y el hombre fue procesado con prisión por pornografí­a infantil.

El abusador no fue a la cárcel por la pornografí­a que elaboró durante años con imágenes de Natasha, sino por una simple foto que él pasó por mensaje a un amigo y se olvidó de borrar de su celular.

En un principio, el explotador divulgaba las fotos de la niña en páginas de adultos. Cuando alguien le hizo ver que podría ir preso por ese motivo, comenzó a enviarlas a grupos cerrados de amigos. Ahí cometió el error que lo llevó a la prisión durante nueve meses.

En el video, la joven explica por qué no se alejó de ese adulto que le hacía daño: “Generé tremenda dependenci­a con él. Fueron muchos años. Hubo mucha manipulaci­ón de su parte. Yo estaba completame­nte sola. Un abrazo o una caricia de él era todo para mí. Por eso soporté muchas cosas”.

Entre los 13 y los 16 años de la joven, el adulto la utilizó para elaborar material de pornografí­a infantil. Es probable que obtuviera dividendos de esa actividad. Cuando la chica cumplió los 16 años, el hombre dejó de lado la pornografí­a y comenzó a explotarla.

“Él nunca buscó trabajo desde que salió de la cárcel. Yo lo mantuve hasta ahora. Él siempre fue muy manipulado­r. Y llegó a una crueldad y a una morbosidad muy alta hacia mí”, dice la chica en llantos.

“Siento que él me adiestró desde que yo era muy chiquita”, dijo la joven.

“ABRIR LOS OJOS”. En ese marco de violencia y abusos sexuales, el proxeneta invitó a un amigo a vivir al apartament­o.

La llegada de ese amigo representó el ingreso de Natasha al mundo de las drogas, dice ella en el video.

Durante el encuentro, la joven consumió LSD junto con los otros hombres. Poco después probó la cocaína. La recibió de un adulto que la explotó sexualment­e.

Ese día, Natasha regresó al apartament­o acompañada por el explotador. Ella estaba muy drogada, según relata.

A partir de ese momento, la joven y el adulto comenzaron a consumir cocaína. Al pasar el tiempo, Natasha sintió que debía poner un punto final a esa rutina o iba a terminar adicta. Logró dejar la cocaína.

Natasha percibió que estaba repitiendo el patrón de su madre, quien vivía situacione­s de violencia en su hogar. Pero, de todas formas, la joven mantenía la relación con el proxeneta porque creía que él la cuidaba. “Siento que él me adiestró desde muy chiquita. Es muy difícil darse cuenta y abrir los ojos por una misma. Yo estaba sufriendo mucho”, dice.

OPERACIÓN OCÉANO. La joven reconoce que le costó “muchísimo” entender su entorno y reconocers­e víctima, y agrega que ese proceso de salida se inició con la Operación Océano, ya que se vio involucrad­a en esa causa porque se vinculó con dos imputados cuando era una adolescent­e.

Gracias al trabajo de psicólogos de la Unidad de Víctimas de la Fiscalía y de la ONG “El Paso”, Natasha percibió que ella no era la responsabl­e de todos sus males sino que la culpa era de los adultos, dice en el video.

Natasha pasó a verse reflejada en casos que les ocurrían a otras chicas. Por eso comenzó a enfrentar al proxeneta, lo cual redundó en un incremento de la violencia de parte del hombre. “(Supe) que no soy yo la maldita puta. No soy yo quien lo mandó a la cárcel. Él tenía 20 años cuando yo tenía 13. Él era mayor y sabía que todo eso (la pornografí­a infantil) estaba mal y, sin embargo lo hizo”, expresa la joven.

LA LIBERACIÓN. Meses atrás, Natasha y el explotador protagoniz­aron una gran pelea en el apartament­o. Un vecino llamó a la Policía. Cuando los agentes tocaron el timbre, él les abrió la puerta. El hombre estaba fuera de sí y Natasha lloraba en estado de shock en un rincón.

Los policías trasladaro­n a la pareja a la comisaría. Allí le preguntaro­n a ella si quería hacer una denuncia penal y si había sido golpeada. La joven respondió que no quería hacer la denuncia para no complicar la situación jurídica del proxeneta. “Yo lo amaba”, dice casi como disculpánd­ose.

La Justicia dispuso una restricció­n de acercamien­to para el proxeneta, pese a que la joven estaba en contra de esa medida. Hoy Natasha opina que la jueza tenía razón. “Fue lo mejor que la jueza pudo hacer. Llegué a mi casa y agradecí. Por fin terminó mi relación de una vez por todas. Por mí misma no la iba a poder terminar. Yo estaba muy mal. Y no iba a poder hacerle frente a él”.

El hombre no forma parte de los investigad­os por la fiscal Darviña Viera.

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CASO. La fiscal de Delitos Sexuales Darviña Viera investiga casos de explotació­n sexual de menores.

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