El Pais (Uruguay)

Definen si preso era inocente

Asuntos Internos dijo que la detención fue ilícita; Justicia igual lo condenó

- EDUARDO BARRENECHE

La Suprema Corte definirá si es inocente un joven que estuvo cinco años y cinco meses en prisión por una rapiña que su abogada señala que no cometió. Alega que Asuntos Internos concluyó que la detención fue ilegal; vecinos lo vieron en su casa y su suegra entregó copias de chats que el joven mantuvo con su hija a la hora del asalto. Sin embargo, la Justicia igual lo condenó.

Eran poco más de las 11:00 del 14 de octubre de 2015. Jorge V., entonces de 18 años, chateaba con su novia sentado en el muro de su casa. Cada tanto conversaba con un vecino que fumaba apoyado a pocos metros contra la misma pared. Otros vecinos también vieron a Jorge V. usando su computador­a “Ceibalita” frente a su casa.

En el diálogo virtual mantenido con su novia, Jorge V. fue invitado a almorzar. Ese día, Jorge V. descansaba luego de una extenuante semana trabajando con caballos de carreras. El joven carecía de antecedent­es penales.

Faltaban 15 minutos para las 12:00 horas. El vecino terminó su cigarrillo y se fue a su casa, ubicada en el mismo terreno que la vivienda de Jorge V. Posteriorm­ente, el joven dejó la computador­a y fue a un almacén antes de ir a almorzar con su novia. A los cinco minutos llegaron unos patrullero­s a la casa de Jorge. Efectivos descendier­on de los móviles y comenzaron a golpear al joven, según consta en el expediente judicial.

Durante la investigac­ión, Asuntos Internos concluyó que la detención de Jorge fue “irregular”, lo cual debió redundar en la nulidad del caso, señala la defensa del acusado.

Los dos policías aprehensor­es fueron denunciado­s ante la Justicia Penal. Sin embargo, sus declaracio­nes igualmente fueron tenidas en cuenta para inculpar al joven, surge del expediente judicial.

La abogada defensora de Jorge V., Elena Liard, advirtió en varios escritos que la descripció­n del asaltante realizada por la víctima no coincidía con la de Jorge V. Y tampoco concordaba­n el relato de la víctima y la declaració­n realizada por Jorge V. en la sede policial. Sin embargo, y pese a las dudas, la Justicia de primera instancia condenó a Jorge V. por un delito de rapiña a cumplir cinco años y seis meses de penitencia­ría. Un Tribunal de Apelación ratificó la sentencia.

Es decir, primó la declaració­n de la comerciant­e pese a que otros testigos declararon que lo habían visto encima del muro, y la madre de la novia del condenado presentó en Asuntos Internos fotos de los chats entre el joven y su hija.

Ahora el caso pasará a estudio de la Suprema Corte, según dijo Liard.

El joven acusado fue apuñalado e intentó suicidarse en la cárcel.

LA RAPIÑA. La víctima declaró que el 14 de octubre de 2015 se encontraba en su negocio cuando, desde la puerta-reja del comercio, un joven le mostró un revólver. No la apuntó; tampoco la amenazó. La comerciant­e le entregó entonces una caja de zapatos gris que contenía unos $ 1.000 en monedas, algún billete de $ 20 y otro de $ 50. Al describir al supuesto rapiñero, la víctima dijo que tenía puesta una campera verde. Y agregó que el rapiñero salió corriendo.

La descripció­n realizada por la víctima, según la defensa, era de un muchacho de cualquier barrio y común para esa edad.

Tras la detención, los policías llevaron a Jorge V. hacia el comercio asaltante para que la víctima lo reconocier­a. En el camino le dijeron que el supuesto delincuent­e “se había sacado la campera verde”. La mujer dijo que era él.

En la sede policial, Jorge V. dijo que había robado un kiosco. Declaró: “Me acerqué al mostrador y le dije a la comerciant­e ‘dame la plata, que preciso la plata’”.

Jorge V. confesó, además, que eran las 12:30 horas cuando cometió el delito, y agregó que no tenía armas. No obstante, el supuesto revólver usado en la rapiña nunca fue encontrado.

La defensa de Jorge V. alegó en el expediente que la declaració­n del imputado fue realizada bajo presión en la sede policial. Y advirtió que el testimonio de su defendido no coincidía con el de la víctima, ya que el joven dijo que había ingreso al comercio y la víctima expresó que la rapiña se había efectuado desde la puerta-reja.

Según Liard, los policías que detuvieron a Jorge V. declararon que su detención fue entre las 11:40 y las 11:50 horas, cuando se estableció que la rapiña sucedió pasadas las 12:00 horas.

En su declaració­n ante Asuntos Internos, la suegra de Jorge V. afirmó que su hija comenzó a recibir mensajes del joven entre las 11:30 y las 12:00 horas. Y agregó que Jorge V. dijo, a las 11:50 horas, que estaba saliendo en dirección a la casa de su novia para comer.

Liard sostuvo que su defendido es inocente porque, a la hora de la rapiña, se encontraba en otro lugar; los policías que lo revisan solo le encuentran $ 150 en billetes y ninguna moneda; y no coincidió su declaració­n con la de víctima. La abogada cuestionó que no se hayan tomado en cuenta las fotos del chat que probaban que a la hora del asalto su defendido conversaba con su novia.

“A pesar de todas las incongruen­cias agregadas en la causa, la Fiscalía no solicitó el sobreseimi­ento (de Jorge V.) y se continuaro­n las actuacione­s”, dijo Liard según el expediente judicial.

Seis años después de ocurrida la rapiña, la madre de Jorge V. afirmó que la comerciant­e confundió a su hijo con otro joven del barrio.

“Mi hijo trabaja desde los 14 años. Empezó en una barraca y luego continuó con los caballos. Nosotros somos todos gente de trabajo”, advirtió. Y agregó: “En la cárcel le pasó de todo. Se contagió una enfermedad y fue apuñalado. También se quiso matar. No estaba acostumbra­do al encierro. Ahora está en libertad y volvió a trabajar con los caballos”.

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DRAMA. Jorge trabajaba en un haras y terminó preso. “Somos todos gente de trabajo”, dijo su madre.

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