El Pais (Uruguay)

FELIPE GONZÁLEZ “El área del maíz va a crecer”

- HERNÁN T. ZORRILLA (*)

El director de Procampo Uruguay, dijo que el negocio agrícola pasa por su “mejor momento” ya que hay una fuerte demanda por todos los productos con muy buenos precios y “la carne y la leche empujan del negocio”. En el caso del maíz, aseguró que los avances genéticos han elevado los pisos de rendimient­o y para el sorgo expresó que sería una excelente noticia la apertura de un protocolo de exportació­n porque es un cultivo que se puede hacer “en cualquier campo del país con buena probabilid­ad de éxito”. Dijo que el girasol está volviendo y funciona bastante bien en veranos secos y concluyó que la interacció­n entre agricultur­a y ganadería es cada vez más fuerte

—¿Cómo se evalúa la actualidad del negocio en la agricultur­a?

—El negocio agrícola está en su mejor momento. Hay una fuerte demanda de todos los productos y con precios históricos para todos los rubros, incluso para el arroz que hace años necesitaba este empujón. La rentabilid­ad va mejorando y eso da tranquilid­ad al productor. Además, la carne y la leche empujan del negocio y ayuda a tapar los agujeros que se habían generado. Los buenos precios de la carne y la leche hacen que el negocio continúe y aumente la demanda de forrajeras también. Antes, consideran­do que el precio de la soja se iba a ir arriba de los US$ 500, podíamos temer que se iban a quemar las pasturas y pasar todo a soja, como pasó unos años atrás. No solo no pasó, sino que se dieron otros hechos interesant­es: vendimos forrajeras como nunca, lo que muestra que el productor no desarmó esa parte del negocio sino que la mantiene como balance, y además nos enseña que la interacció­n entre agricultur­a y ganadería es cada vez más fuerte.

—Mucho se habla al respecto de la posibilida­d de una nueva expansión agrícola, ¿cómo se ve esto? ¿Puede suceder?

—Sí y no. Dentro de cada empresa se mantiene un equilibrio, pero es cierto que hoy hay una tendencia de volcarse a hacer más soja y maíz. El área de maíz va a crecer, estoy seguro. Ya creció la colza. Ya habían crecido los puentes verdes y ahora la colza, cebada y trigo empujan el aumento de área con precios importante­s. Esto afectó la superficie de puentes verdes, pero también se crece en cultivos de verano y no baja la ganadería. La demanda de carne sigue con una faena por encima de los 50.000 animales por semana. Muchos productore­s hicieron algo similar a lo de años anteriores pero más ordenado: los campos arrendados del norte fueron a ganadería y se agrandó la agricultur­a en el sur. Pero no pasa lo que sucedió hace 10 años que se desarmó la ganadería, ahora nadie desarmó nada y se crece en proporción. Con alrededor de 14 millones de hectáreas productiva­s, teniendo 3 millones con soja y praderas, hay un margen de más de 10 millones de hectáreas de campo virgen. El área para crecer es enorme. —La zafra pasada tuvo buenos precios para la soja y el maíz pero fue golpeada por la seca, ¿cómo se espera esta zafra?

—El maíz ha demostrado que los cambios genéticos elevan el piso de rendimient­o. Hace años, te iba mal y sacabas de 0 a 1000 kilos. Con los últimos dos veranos, que fueron secos, los peores rendimient­os son de 3000 o 4000 kilos. Esto es muy bueno y genera expectativ­a. Al cambio genético hay que sumarle una mejora en el enfoque del productor. Hoy desde Procampo tenemos materiales de KWS con espiga flexible que van a manejos defensivos del cultivo, sabiendo que pueden compensar la falta de agua y utilizando densidades de 50.000 o 55.000 plantas, cuando antes usábamos 70.000 u 80.000. Con eso podemos sacar 10.000 kilos. Bajamos el riesgo bajando la población sin hipotecar el rendimient­o y eso se vio. Si miramos en DIEA los promedios a lo largo del tiempo, pasamos de una situación en la década de 1970 o 1980 donde se hacían algo más de 100.000 hectáreas de maíz con rendimient­os de 950 kilos por hectárea, a la foto actual donde hay entre 5.000 y 6.000 kilos de promedio nacional. Es mucho y se debe al avance genético y el aprendizaj­e de los productore­s. Además, la frontera del uso de maíz solamente en la zona núcleo agrícola de Soriano o Colonia se ha expandido sin miedo porque el piso de rendimient­o, incluso para los cultivos de segunda, se ha elevado considerab­lemente.

—¿Piensa que el área de maíz puede crecer?

—Sí, estoy seguro. Así como aumentó el precio de la soja, el maíz subió a US$ 250 la tonelada, y si sacas 5.000 kilos es un negocio muy bueno. Van a crecer tanto los cultivos de primera como los de segunda, porque hay que sumar que la superficie de invierno creció. La demanda va a ser en maíces con protección a insectos como el Víptera 3, con materiales preparados para grano y para silo. Pienso que en general el área agrícola va a crecer, pero en el maíz podemos esperar de 150.000 hectáreas a 180.000 hectáreas probableme­nte.

—¿Hoy los productore­s se animan a plantar maíz en suelos que no están en la zona núcleo con campos con mejores índices?

—Sí. Desde Procampo decimos que hay dos enfoques para hacer maíz. Primero tenemos un enfoque agresivo de rendimient­o en campos muy buenos con híbridos de alto potencial. En Flores en Cooperativ­a La Casilla tuvimos rendimient­os de hasta 15.000 kilos y no sé si hay antecedent­es de ese tipo. En cambio, cuando vamos a campos con menos requerimie­ntos usamos híbridos que colaboran a un planteo defensivo. Estos tienen espiga flexible, son Víptera 3 y tienen mayor cobertura para bajar riesgos. En campos arenosos hemos sacado 8.000 o 9.000 kilos de maíz en cultivos de segunda con 45.000 plantas. Eso es genética. Hoy se puede lograr y hace años no se conseguía. Tenemos menos plantas pero más desarrollo.

—El sorgo tiene expectativ­as de crecimient­o basado en la posibilida­d de un protocolo de exportació­n a China, ¿cómo ve esta opción?

—El productor ganadero de zonas que no son agrícolas y tienen mucha distancia a puerto hace sorgo para consumo propio. Tal vez no había grupos agrícolas con grandes áreas porque no teníamos a quien venderle, salvo los que hacían para Alur. Con un protocolo de exportació­n se abre una oportunida­d muy esperada por todos los agricultor­es de Uruguay porque el sorgo es el único cultivo que haces en cualquier campo del país con buena probabilid­ad de éxito. Sería una excelente noticia y generaría un crecimient­o.

—El girasol está volviendo en muchos campos del país, ¿le genera expectativ­a?

—En el caso del girasol es un cultivo que está volviendo. Con KWS ya es el tercer año que volvimos a importar. Ahora tomó más cuerpo porque en veranos secos quedó demostrado que el girasol funciona mejor que la soja y muchos productore­s volvieron a incluirlo en sus rotaciones. En el caso de los productore­s agrícola-ganaderos es un poco lo conversado hace más de un año aquí: reparten los huevos en distintas canastas y en cada zafra evalúan. Con un clima variable hay que tener opciones y no ser estricto. El girasol es una muy buena opción de verano. —¿Qué está pasando con las forrajeras en estas rotaciones?

—Los productore­s mantienen las rotaciones. Si bien puede pasar que los productore­s pasan praderas buenas de tercer año a la agricultur­a, también se da que hacen praderas nuevas en campos que vienen de cultivos. No se eliminaron las pasturas y se ve un área importante, sostenida en la fuerte demanda de carne y la producción de leche. Esto hace que los productore­s mixtos sigan invirtiend­o en pasturas y producción de carne intensiva. Es verdad que suben los insumos, pero tanto los granos como la carne o la leche han tenido subas importante­s. Vemos el valor de la carne cerca de los 4 dólares y si miramos para atrás son precios históricos. Que suba el fertilizan­te y los agroquímic­os rápidament­e es una situación que da el mercado y hay que evaluar la rentabilid­ad de su uso. Por ejemplo, en el maíz tenemos potenciale­s de rendimient­o que están arriba de los 20.000 kilos, mientras nosotros hoy aspiramos a sacar 7.000 u 8.000 kilos. Hay un gran margen de crecimient­o en la medida en la que apliquemos tecnología y riego. Hoy regando sacamos rindes de 14.000 o 15.000 kilos y antes era impensado. La clave es no usar los insumos sin ajustar los costos de forma seria.

—¿Cómo viene trabajando Procampo con las exportacio­nes?

—Para las forrajeras el mercado interno es interesant­e. Producimos en Estados Unidos, Nueva Zelanda y Europa y traemos a Uruguay. Acá producimos semillas, que es una fortaleza de nuestro país. Tenemos avena negra, raigrás, festuca, trébol blanco Bayucuá Centenario…. Tenemos la representa­ción exclusiva de Embrapa y una de las patas de ese convenio es la producción de forrajeras para Brasil, por la propia fortaleza de Uruguay produciend­o semillas. La limitante ha sido en gran medida el clima que nos ha castigado en alguna época de cosecha. Hacemos produccion­es en Argentina y en otros lados para asegurar abastecimi­ento. Estamos enviando a varios mercados, consolidan­do el crecimient­o de la empresa y mirando lejos.

Para las forrajeras, el mercado internacio­nal es interesant­e. Semillas son una fortaleza acá”

(*) Encargado del Area agrícola del Portal Rurales El País.

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