El Pais (Uruguay)

Tiempos de carne

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La producción cárnica está en su mejor momento en varios años. La faena sube de manera contundent­e, respondien­do a la fuerte demanda externa por producto. Los precios de exportació­n y del ganado para faena perforan nuevos máximos. El monto por exportacio­nes de carne vacuna superó los US$ 1.800 millones en la zafra 2020/21, récord histórico. Las ventas de carne sumaron 470.000 toneladas equivalent­e carcasa, cerca del máximo del ciclo 2018/19 (gráfica).

Mientras, la reposición mantiene valores, con la consecuent­e baja en la relación flaco / gordo. Luego de años con precios relativos muy favorables a la cría, son ahora los invernador­es e industrial­es los que – todo indica- se muestran como los eslabones más dinámicos.

Pero hablamos de una cadena que ha funcionado virtuosame­nte en conjunto. Puede decirse con argumentos sólidos que el empuje actual de producción se fundamenta, entre otras cosas, en las buenas señales que se preservaro­n para la cría cuando salían decenas de miles de terneros en pie, hace 3-4 años. Eso afirmó los entores y ahora los invernador­es y plantas de faena (y sus obreros) lo aprovechan. Hay un proceso sano de formación de precios y no es lo mismo el mercado de reposición que el mercado para faena.

El primero está más directamen­te incidido por el clima, con un invierno a pleno que restringe la oferta de forraje y contiene los precios. Para las invernadas el clima es el mismo, pero los altos precios que pagan los frigorífic­os permiten echar mano a la suplementa­ción y los verdeos de manera más intensa, al tiempo que las categorías de terminació­n intermedia se valorizan más, lo que permite comerciali­zar a frigorífic­o categorías formadas con terminació­n apenas suficiente, negocios importante­s para los ciclos completos.

También sigue incidiendo la sequía del año pasado, que dejó los campos cortos y con menos forraje que en un año normal. El impacto de la falta de agua no solo se vio en el corto plazo (en aquel momento se aceleró la venta de ganado gordo) sino que perdura hasta ahora, cuando los campos entran al invierno con mucho menos pasto. Es un factor clave para explicar el rezago del mercado del flaco respecto al gordo. En esta situación, tienen un rol muy importante para los criadores –otra vez- las exportacio­nes en pie, con tres o cuatro empresas que están armando embarques para exportar vientres, a precios muy buenos. Ante proyeccion­es climáticas que indican alta probabilid­ad de condicione­s Niña para primavera y verano próximos (que a su vez podría generar un escenario con menos lluvia) es fundamenta­l que todas las opciones de comerciali­zación estén fluidas, a todo nivel.

Desde el punto de vista forrajero y climático, es clave que la primavera “explote” como es habitual, para lo que se necesita entrar a ella con agua en los campos. Por eso es importante que las lluvias –sin exagerarse mantengan en las próximas semanas.

Los ganaderos, criadores e invernador­es, enfrentan ahora la avanzada agrícola, que reduce –otra vez- las áreas disponible­s para invernadas. Sin embargo, todo indica que este empuje no será tan vigoroso como en el ciclo 2006-2014, cuando el área de soja llegó a más de 1 millón 400 mil hectáreas. En el escenario actual la agricultur­a avanza, pero con otros cuidados: ya se sabe que en muchos lugares, desarmar la producción ganadera –en especial en suelos de productivi­dad media- puede no ser buen negocio.

Asimismo, el propio avance agrícola genera más alimento para la ganadería, que se ha tornado en un consumidor cada vez mayor de granos forrajeros. Maíz, sorgo (además del trigo y la cebada forrajeros) van en alta proporción a la ganadería, con el negocio del corral como demandante clave. La faena de ganado de feedlot sumó casi 160.000 cabezas en el primer semestre, 11% arriba del año previo y alcanzando el 12% de la faena total.

MÁS DEMANDA, MENOS OFERTA. El mercado externo para la carne bovina se muestra muy firme, y las cifras de oferta y demanda global lo fundamenta­n. En el último informe del USDA (Departamen­to de Agricultur­a de EEUU) se corrigió fuerte a la baja la oferta proyectada en varios países productore­s-exportador­es, entre ellos nuestros vecinos. En efecto, la producción de carne vacuna de Brasil se estima ahora en 9.550.000 toneladas, una reducción de 850.000 toneladas respecto a lo estimado en abril y medio millón abajo del año pasado. Las proyeccion­es para Australia y Argentina también bajan, la primera por recomposic­ión de stock y la segunda por las trabas a la exportació­n de carne.

Al respecto, el USDA estima que las exportacio­nes de Argentina bajarán en casi 150.000 toneladas y las de Australia 170.000, respecto al año pasado. Para Brasil, recortó la proyección de exportacio­nes en más de 300.000 toneladas respecto a la última proyección de abril, ubicándola­s en 2.400.000 toneladas (140.000 menos que en 2020).

Mientras, la demanda sigue firme y liderada por China. Si bien el USDA también redujo la proyección de importacio­nes del gigante asiático en 100.000 toneladas respecto a la estimación de abril, proyecta que comprará 3 millones de toneladas de carne vacuna, récord histórico (gráfica). El ajuste respecto a abril responde a la fuerte suba de precios que se está dando, lo cual –lógicament­eimplicará cierto freno a la demanda.

Más demanda y menos oferta de los competidor­es es un escenario ideal para el que tiene producto para vender. EE.UU. lo está aprovechan­do: aumentará sus ventas en 150.000 toneladas este año, incluso con más ventas a China. Y a su escala, también lo aprovecha Uruguay.

A TODO TREN. Con el escenario internacio­nal descripto, no es de extrañar la firmeza que están mostrando los precios de exportació­n en Uruguay. Con las fluctuacio­nes habituales que reflejan los distintos mercados y los cortes que predominan en los embarques, semana a semana, la tendencia es clara: los valores suben y están marcando nuevos máximos históricos (gráfica). China es el mercado esencial y la carne vacuna se valoriza como nunca.

De todas formas, hay que mirar de reojo lo que sucede con la carne porcina, la principal en el consumo chino. En este rubro, luego del impacto de la fiebre porcina, la oferta se está recomponie­ndo y se estima que las importacio­nes de carne porcina bajarán en lo que resta del año. Según datos oficiales, la producción de carne de cerdo en China subió más de 30% en el primer semestre, a unas 27 millones de toneladas, lo que reduciría drásticame­nte las importacio­nes de carne de cerdo que fueron récord el año pasado (4,4 millones de toneladas). Además, el gobierno está aprovechan­do el aumento en la producción para recomponer stocks, luego de las ventas del año pasado para enfriar los precios.

El mercado de carne porcina tiene incidencia en el de carne vacuna y lo dicho puede operar como un tope para la evolución en el mercado. Pero no es el mismo mercado: la carne vacuna es un producto más selecto, con cortes mucho más valiosos y un consumo que está en alza sostenida. Además, como lo muestran los números, las variacione­s en el comercio externo de carne porcina –más allá de los fuertes vaivenes- son un porcentaje bajo del consumo total (no supera el 15-20%), de manera que lo relevante es que China mantenga el crecimient­o económico y la demanda. Es lo que está sucediendo: las cifras del PBI chino siguen firmes, con un crecimient­o interanual de casi 8% en el segundo trimestre (gráfica).

Por todo esto, el escenario ganadero luce muy auspicioso. Obviamente, hay que cuidar los costos pues es posible cierta corrección en los precios de venta a mediano plazo, aunque no se vislumbra un ajuste drástico. Asimismo, el clima seguirá imponiendo condicione­s para una producción de cielo abierto como la ganadera, y hay que tener resguardos.

El amplio abanico de mercados que tiene la industria frigorífic­a uruguaya es una base firme para garantizar fluidez y crecimient­o en las ventas. Hasta se está aprovechan­do el mercado argentino, con 800 toneladas colocadas en junio (este año es récord de 10 años en las exportacio­nes a Argentina, que de todas formas es un mercado menor). Persisten dificultad­es logísticas, por el aumento en la demanda post-pandemia en EEUU. Hay barcos que completan antes en otros puertos y no llegan, mientras se están imponiendo sobre tasas por congestión de puertos, en especial en EEUU, que llegan a 2.000 Us$/contenedor. La situación no se va a normalizar antes de fin de año, estiman algunos operadores.

De todas formas, el crecimient­o del sector a mediano plazo sigue dependiend­o de que se abran más mercados y –sobre todode mejorar las condicione­s de acceso. El gobierno ha planteado con claridad en el Mercosur que quiere abrir libre comercio con terceros países y la carne está primera en la fila para captar la oportunida­d. China, Corea, Japón, etc., son todos mercados a los cuales les podríamos vender más, con menos arancel y –por tanto- a mejor precio. Las vacas quieren ganar de nuevo.

La carne vacuna lidera las exportacio­nes de bienes y es la principal explicació­n de la recuperaci­ón del sector industrial. La fuerte demanda externa tira de toda la cadena cárnica, aunque hay algunos eslabones que están mejor que otros.

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La producción de carne en Uruguay está en su mejor momento en todos sentidos.
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NICOLÁS LUSSICH /ING. AGRÓNOMO MBA / PERIODISTA

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