Comienzan a cerrar camas de CTI
Pasarán 300 camas a cuidados moderados por falta de pacientes. En una semana, ocupación cayó 25%
■■ El Ministerio de Salud Pública (MSP) decidió que se comenzaran a desmontar camas de CTI, luego de que en las dos últimas semanas se notara una disminución importante en la cantidad de internados. Eran 1.100 plazas, ya son 1.000 y a fin de año esperan que queden 800. La idea del gobierno es que este último número se mantenga. Antes de la emergencia sanitaria las camas de cuidados críticos eran 625.
En la última semana, se detectó una caída de 25% de la cantidad de camas ocupadas, siendo ayer 111. “Empieza una nueva etapa”, se expresó en este sentido el director general del Sistema Nacional Integrado de Salud, Luis González Machado, en declaraciones a El País.
Por otro lado, ya son ocho los departamentos que están en nivel amarillo en cuanto a la ocupación de camas de CTI, o sea que están trabajando a menos del 50% de su capacidad. El resto está en anaranjado, entre 50% y 85%.
El MSP decidió, también, almacenar tanques de oxígeno y monitores, aunque igual se les hará el mantenimiento adecuado para que estén listos para utilizarse en caso de rebrotes.
En tanto, ASSE y mutualistas empiezan a liberar a los trabajadores de los CTI para que se tomen licencias luego de meses sin descanso.
En el Ministerio de Salud Pública (MSP) creen que Uruguay está en una “nueva etapa”. Sostienen que los números de los últimos 15 días demuestran que hay un “repliegue” del COVID-19, y que siendo así es hora de que los centros de salud empiecen a parecerse un poco más a lo que eran antes del 13 de marzo de 2020.
En este sentido, la Dirección General del Sistema Nacional de Salud (SNIS) lleva adelante un plan que implica cerrar ya algunas camas de cuidados intensivos, para así volver a abrir otras de cuidados moderados necesarias, por ejemplo, para pacientes que salgan de intervenciones quirúrgicas.
“Empieza una nueva etapa. Esto no quiere decir que podamos descuidarnos, hay que seguir atentos. Pero si se llega a volver a dar una situación difícil, sabemos que podremos contenerla. Dijimos que los CTI no se iban a saturar y efectivamente eso se confirmó”, señaló a El País el director del SNIS, Luis González Machado.
En una semana, desde el domingo 11 de julio al domingo 18, la ocupación de camas de CTI en todo el país disminuyó un 25%, pasando de 151 a 111. El récord fue el 28 de marzo, cuando se llegó a 560.
La cartera de Salud Pública tiene un sistema para medir la ocupación de los CTI de acuerdo a colores que marcan el nivel de alerta. Si se tiene menos del 20% de las plazas ocupadas —y esto incluye tanto a pacientes Covid como a los internados por otras patologías— se considera que se está en color verde. Dos departamentos llegaron a estar así el viernes pasado, pero ayer no había ninguno en esta situación. “Esto cambia a cada hora”, advirtió González Machado.
Cuando se llega a tener menos del 50% de ocupación el color pasa a ser el amarillo. El viernes había cuatro departamentos así, pero ayer a la tarde eran ocho. Se trataba de: Cerro Largo, Durazno, Lavalleja, Maldonado, Lavalleja, Salto, Tacuarembó y Treinta y Tres.
El resto de los departamentos estaban, según la capacidad de sus CTI, en color naranja, lo que implica que la ocupación era mayor al 50% y menor al 85%. Ninguno de los departamentos y ninguno de los 54 CTI del país estaban ayer en nivel rojo que equivale a una ocupación mayor al 85%, algo que sí llegó a suceder en varios lugares en los últimos meses.
“En situaciones normales, antes de la pandemia, se estaba siempre entre 75% y 85% de ocupación. Esta situación la podemos considerar muy buena”, sostuvo el director del SNIS.
MENOS CAMAS. Uruguay llegó a tener 1.100 camas de CTI operativas en los meses más difíciles, pero debido a la disminución de internados por COVID-19 ya se decidió cerrar algunas de ellas y hoy hay unas 1.000.
El plan del gobierno es que los centros sigan por el mismo camino y llegar a una cifra de 800 para fin de año, la cual luego se mantendría en el tiempo con o sin pandemia. Antes del 13 de marzo, cuando aparecieron los primeros casos de COVID-19 y fue decretada la emergencia sanitaria, las camas de CTI en todo el territorio eran 625.
De las 1.000 que hoy siguen en funcionamiento, hay 36 que están bloqueadas por tareas de mantenimiento o falta de recursos humanos. Con esto, entonindustrias”, ces, ayer había 964 disponibles y de estas 560 estaban ocupadas —111 por pacientes Covid— y 404 libres. De estas últimas, 125 están en condiciones de recibir a personas que padezcan el virus, o sea que están preparadas para usuarios para los que se necesita aislamiento.
“La idea de pasar de 1.100 a 800 camas tiene que ver con desarmar 300 que puedan servir para pacientes quirúrgicos, que son los que van a tener más actividad ahora”, dijo González Machado.
En los primeros meses de la pandemia el MSP donó equipos de respiración mecánica, ventiladores y monitores a ASSE, y los entregó a las mutualistas a cambio de un plan de pago a largo plazo. Los equipos que hoy se desmonten debido a la caída de la cantidad de pacientes internados en CTI serán almacenados hasta nuevo aviso.
En tanto, de a poco también están ya volviendo a sus roles originales los 2.000 enfermeros y 700 médicos que no trabajaban en los CTI, pero empezaron a cumplir tareas en ellos dado el aumento exponencial de casos. Esto se está haciendo de forma progresiva porque, también, se están liberando licencias para el personal que venía trabajando en las salas de cuidados críticos sin descanso desde hace meses.
González Machado fue enfático a la hora de advertir que, en caso de que se deba volver a las 1.100 camas operativas porque una nueva variante implique una multiplicación de las internaciones, “está todo listo para hacer esto de la manera más rápida posible”. Sin embargo, advirtió, “es difícil que volvamos a la situación de la que salimos”.