El Pais (Uruguay)

“VOY A MORIR TOCANDO MÚSICA”

- RODRIGO GUERRA

■ Ruben Rada es una de las figuras emblemátic­as de la música uruguaya de todos los tiempos. A sus 78, se prepara para volver a los escenarios tras un año y medio de pausa forzada por la pandemia que azotó al país. En entrevista exclusiva con El País, Rada se centra en las dificultad­es que generó este período para el mundo cultural. Y de cómo, pese a todo lo que genera la industria cultural en Uruguay, siente que sigue sin ser valorada como merece. Además, cuenta sobre su proyecto para dar al candombe un aire internacio­nal.

Cuando habla de su vuelta a los escenarios, Ruben Rada anda sin vueltas. “Estoy supernervi­oso porque es como nacer de nuevo, bo”, le admite a El País desde el otro lado de la línea telefónica. Y es entendible. El músico de 78 años no sube a un escenario desde febrero de 2020, cuando llegó a Medio y Medio para presentar por última vez Parte

de la historia, su exitoso show con canciones de El Kinto, Totem y Opa. “Yo soy uno de los que no marchó, pero la cabecita me quedó hecha un bombo”, comenta sobre la pandemia que se llevó a algunos de sus grandes amigos.

Pero al igual que en todos los momentos difíciles de su vida, lo salvó la música. “Desde mi casa le cantaba por teléfono los temas al “Monte” (el tecladista y productor Gustavo Montemurro) y él se iba al estudio a ponerle chapas y maderas a las canciones. Así terminamos los discos Parte

de la historia y As Noites Do Río. Eso me ayudó a mantener la cabecita”.

Y para un artista como Rada, que lanzó dos grandes discos en pandemia y que acaba de anunciar una gira por España y otra por Japón, el reencuentr­o con el público será todo un acontecimi­ento. “Tenemos unas ganas de tocar y una alegría increíble.

La gente se va a divertir mucho. Esto va a andar como balazo, loco”, adelanta sobre A todo Rada, el recital que presentará este sábado y domingo en la Sala del Museo (quedan entradas en Abitab para la segunda noche).

Allí estrenará canciones de los álbumes Negro Rock y As Noites Do Río, repasará los clásicos de Totem y recuperará éxitos del “acervo Rada” —dice con una sonrisa— como “Malísimo” y “Rock de la calle”.

Sobre su vuelta a los escenarios y la cultura durante la pandemia, Rada habló con El País.

—Mencionast­e que la música fue esencial durante la pandemia. ¿Qué representa en tu vida en los momentos difíciles?

—Siempre me salvó. Imaginate lo que sería si de pronto la gente no canta más y en las radios y en la televisión dejan de pasar canciones. ¿Cómo harías para vivir? Hay que ser una persona muy mala o muy sorda para que no te mueva la música. Es por eso que todos los músicos estuvimos preocupado­s en este tiempo. Llegó un momento en que se abrían los gimnasios y los ómnibus, pero la música quedaba afuera. Eso tiene que ver con la cabeza del país, porque desde que me conozco la frase siempre es la misma: “¿Vas a trabajar o seguís con la musiquita?”. La gente no piensa en la música como un trabajo, pero nosotros tenemos familia y pagamos impuestos como todo el mundo. Por eso pedimos tanto para trabajar durante meses. Fue realmente muy duro y te puedo asegurar que muchas de las personas que estaban empezando a dedicarse a la música y que no estaban demasiado decididos, porque acá no se gana plata, abandonaro­n. Acá somos muchos músicos y el mercado es muy chico.

—Lo mencionast­e en Búsqueda hace un tiempo: “En Uruguay nunca fue importante la cultura”.

—Sí, porque la cultura es un movimiento supergrand­e que quedó paralizado. Pero no estoy culpando a nadie, sino que simplement­e la cultura nunca fue respetada en Uruguay. Te cuento lo mío: yo me fui del país millones de años porque con Totem, que fue el grupo que más sonó, hacíamos un show por noche y lo máximo que cobramos fueron 1000 dólares de la época. Entre los equipos que alquilábam­os, los sonidistas y el transporte, nos quedábamos con 30 dólares cada uno. En 1973 hablé con el saxofonist­a Fino Bingert, que estaba en Argentina, y me fui para allá y armamos el Conjunto S.O.S.. Durante 25 años viví afuera y venía a tocar de vez en cuando; tanto así que para los uruguayos yo era un músico argentino. Fueron épocas difíciles. Si no venís de una familia piola o no tenés plata, tenés que salir. Yo llamo a Uruguay una gran universida­d donde la gente estudia para irse.

—Al repasar tu carrera, me queda la sensación de que primero tuviste que triunfar afuera para que se te valorara acá. ¿Estás de acuerdo?

—Sí, pero creo que eso también pasa en otros países. El tema es que en Argentina podés vivir de la música porque hay un montón de gente. Si No Te Va Gustar, Jaime Roos, El Cuarteto de Nos, La Vela Puerca y yo no hubiéramos tenido la posibilida­d de tocar afuera, andaríamos todos chocados. Somos muchos músicos y no alcanzaría­n los teatros. Es como las vacaciones de julio, que hay miles de espectácul­os y todavía vienen de afuera los shows de Disney y Peppa Pig. Los que tienen más trayectori­a meten más gente y el resto hace como puede. Es muy difícil.

—Pero lo bueno es que nunca dejaste de hacer música. Estás grabando un álbum de candombe con varias figuras. ¿Qué podés adelantar?

—Estoy haciendo un disco que se llama Rada presenta: Candombe con la ayudita de mis amigos. Como el candombe no es el reggaetón ni la bossa nova, todavía no llegó al mundo. Por eso, se me ocurrió tener a varios invitados para grabar sus clásicos con ese ritmo y así lo presento. ¿Cuánta gente grabó reggae después de Marley? Hay miles, lo que se necesita es un disco que lo presente. Por eso estoy grabando con Fito Páez, Pablo Milanés, Fernando Cabrera, Julia Zenko y otros invitados secretos. Además hago una versión de “Um día de domingo”, un clásico de Tim Maia; “Ho capito che ti amo”, de Luigi Tenco; y ayer grabé un tema en francés. Yo no soy el mejor candombero del Uruguay, pero trato de defenderlo a mi manera, porque cuando la gente se acostumbra al ritmo te nace componer candombe. Es una forma de representa­r al país con nuestros ritmos.

—El sábado y domingo volvés a los escenarios. ¿Qué esperás de tu reencuentr­o con el público?

—La idea es que la gente se divierta mucho y que disfrute del show. Lo mío es sencillo, no uso palabras raras ni nada: soy un “grone” al que le gusta la música y voy a morir tocando música.

“Soy un ‘grone’ al que le gusta la música y voy a morir tocando”, dice sobre su regreso a los escenarios.

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