El Pais (Uruguay)

Crónica de época lista para cautivar a nuevos públicos

Netflix relanzó “Okupas”, una miniserie que dejó huella

- BELÉN FOURMENT

En 2015, para celebrar los 15 años de su estreno, el diario La Nación publicaba una nota en la que presentaba a Okupas como “un producto que el tiempo no quiso convertir en clandestin­o y que a fuerza de entusiasmo de nuevos y viejos fans se niega a morir”. Es una definición que cobra nueva vida ahora que la miniserie argentina de culto vuelve al ruedo, nada menos que con Netflix.

Cuando ya pasaron 21 años desde su lanzamient­o en la televisión pública de la vecina orilla, la más popular de las plataforma­s de streaming se la apropió y, con porte de gran apuesta, reestrenó ayer los 11 capítulos.

La vuelta es con diferencia­s claras: la imagen fue remasteriz­ada (el cambio es abismal respecto a una inmirable versión pirata que aparece en Youtube) y tiene nueva banda sonora que reemplaza a la original, que estaba cargada de clásicos del rock argentino e internacio­nal, desde los Rolling Stones a los Beatles.

Detrás de la nueva música está Santiago Motorizado de Él Mató a Un Policía Motorizado, que aportó más de 40 piezas “escritas y compuestas exclusivam­ente para la mejor serie de todos los tiempos”, según opinó en su cuenta de Instagram. Su trabajo abarca del rock a la cumbia con pasajes largos y breves; también regrabó canciones de su grupo, que el espectador descubrirá en algunas escenas.

En charla con Télam, el músico nacido Santiago Ariel Barrionuev­o contó que vio la serie “como 40 veces” y que a su entender “Okupas no envejece, se mantiene intacto”. Y algo de eso puede haber.

Aunque es el registro de una época, una instantáne­a de la Argentina de principios de milenio, destrozada por una de sus crisis socioeconó­micas más agudas, la miniserie se abre con un recurso que no está muy lejos del que explotó una de las ficciones hispanas más populares de los últimos años, La casa de papel. Una escena de violencia y caos —para el caso, el desalojo de una vieja finca porteña con la que comienza esta historia— y es musicaliza­da con “Mamma” en versión de Luciano Pavarotti, una pieza que comparte esa alegría melódica que caracteriz­a a, por ejemplo, “Bella Ciao”, el himno partisano que se convirtió en símbolo de la ficción creada por Alex Pina.

Las dos series comparten, además de una tipografía y uso de colores en el logo sospechosa­mente parecido, la presencia de Rodrigo de la Serna, que acá interpreta a Ricardo, un “atorrante” por definición de su abuela que debe cuidar la propiedad que acaba quedar vacía, para evitar otra invasión.

De la Serna es el que mayor proyección obtuvo en un elenco del que sus principale­s figuras hicieron camino como actores de reparto: a Diego Alonso, o sea El Pollo, se lo pudo ver en la telenovela La leona o la serie Atrapa

a un ladrón; Ana Celentano hizo camino en el cine y estuvo en la tira Aliados de Cris Morena; y Ariel Staltari, quien interpretó al rollinga Walter, estuvo en la película Animal y en la serie Un gallo para Esculapio, donde volvió a trabajar bajo las órdenes del creador de Okupas, el director Bruno Stagnaro.

Stagnaro, que venía de estrenar la ópera prima Pizza, birra, faso (1997) donde ya trabajaba algunas de las líneas que profundizó en la serie, sacudió a la televisión argentina en el año 2000 con un relato crudo que cruzaba juventud de clase media y baja para hacer una suerte de crónica de la sociedad posmenemis­ta. Fue un éxito de rating, logró tener varias repeticion­es en pantalla en distintos canales, y ganó tres Martín Fierro. La productora Ideas del Sur pretendió estirar el éxito y hacer una segunda temporada, pero el equipo creativo se negó.

“Era un momento en el que se percibía que de alguna manera íbamos a una especie de ruptura”, dijo Stagnaro en charla con Télam, a propósito de este relanzamie­nto en Netflix. “Me hubiera gustado que 20 años después estuviéram­os en otro contexto, y no en uno en el que esa sensación está tan presente de vuelta”, subrayó.

El aspect ratio de 4:3, la juventud del actor principal y algún chiste que no resiste la nueva agenda de derechos son los principale­s signos del paso del tiempo en la serie. Por lo demás, Okupas habla de una realidad que no está tan lejos y conserva una frescura capaz de atraer a otras generacion­es y elevar así su estatus de culto.

La serie argentina del año 2000 fue un éxito de rating y ganó tres Martín Fierro.

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CAMBIOS. La minsierie de Bruno Stagnaro es reestrenad­a con imagen remasteriz­ada y nueva música.

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