El cáncer que afecta huesos y tejidos blandos
El sarcoma tiene una incidencia baja pero de alta prevalencia en jóvenes
El sarcoma “no suena tanto” en las noticias y charlas relacionadas con el cáncer. Es de baja incidencia –cinco casos cada 100.000 habitantes– y tiene más de 150 presentaciones. Pero, a juicio de Luis Ubillos, presidente de la Sociedad de Oncología Médica y Pediátrica del Uruguay y subdirector del Instituto Nacional del Cáncer, merece atención, puesto que es uno de los tumores con mayor incidencia en los pacientes menores de 35 años.
“Es un tumor de baja incidencia en Uruguay y en el mundo pero, por eso, como no le tenemos un ojo arriba, es que tenemos que ver los signos y síntomas de alerta para que la persona pueda consultar y para que el pronóstico sea el mejor”, dijo en entrevista en el ciclo Calidad de Vida en El País.
En nuestro país, según datos del Registro Nacional del Cáncer de la Comisión contra el Cáncer, ocurren aproximadamente 100 muertes cada año.
Las 150 variedades de sarcomas comprenden el 1% de los tumores de personas adultas y aproximadamente el 12% de los tumores pediátricos. El 23% de estos tumores afectan a pacientes menores de 35 años.
TEJIDOS BLANDOS. El sarcoma es un tipo de cáncer que puede ocurrir en distintas partes del cuerpo. De acuerdo con el especialista, el 60% de los casos se aloja en las extremidades, el 30% lo hace en el tronco y el resto afecta a la cabeza y cuello del paciente.
Sarcoma es el término general para un amplio grupo de tumores que se origina en los huesos y en los tejidos blandos del cuerpo. Estos son los músculos, los tendones, la grasa, los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos, los nervios y los tejidos que rodean las articulaciones.
El primer síntoma de alerta es la aparición de un bulto que sea persistente en el tiempo y mida cinco centímetros o más. Si este es el caso, recomendó que se practique un examen físico, estudio de imagenología y, si es necesario, una biopsia en un centro que cuente con expertos en la materia.
“No es lo mismo hacer una biopsia de una forma un poco menos cuidadosa que hacer una biopsia cuidada con criterio oncológico porque las oportunidades quirúrgicas comienzan a correr en ese momento”, relató Ubillos.
Debido a la alta variedad de sarcomas, el médico debe distinguir cuál puede ser sometido a tratamientos previos como quimioterapia o radioterapia para reducir su tamaño. Luego se procede, si es posible, a una “cirugía de salvataje” que pretende quitar el tumor pero sin afectación de la zona, por ejemplo, un brazo o una pierna del paciente.
“El eje conductor que lleva a la posibilidad de curación es la cirugía. Los tratamientos complementarios nos ayudan a aumentar las chances de curación de algunos subtipos de sarcoma”, indicó el profesional.
ESPECIALISTAS. Ante la aparición de un posible sarcoma, Ubillos aconsejó consultar con especialistas. En este sentido, apuntó que la Unidad de Patología Osteoarticular Médicoquirúgica es un centro de referencia en el país. Funciona en la órbita del Hospital de Clínicas y pueden acceder pacientes de ASSE y del ámbito privado.
“Tiene traumatólogos, oncólogos, radioterapeutas, imagenólogos y patólogos especializados en sarcoma con experiencia en diagnóstico y tratamiento”, explicó.
Un equipo multidisciplinario como el que mencionó es necesario también para analizar el cuadro de salud de un adulto mayor afectado por un sarcoma para conocer “el estado de fragilidad” del paciente y estimar si puede ser sometido o no a los tratamientos.
ANTE LA DUDA. En muchos casos, un bulto puede ser un tumor benigno. Ubillos explicó que, en este caso, es blando y móvil al tacto. Una situación frecuente es la aparición de lipomas, un bulto de grasa de crecimiento lento que, la mayoría de las veces, se sitúa entre la piel y la capa muscular oculta, que no representa ningún riesgo más que una incomodidad estética.
No obstante, el médico exhortó: “Hay que hacer un buen examen físico y una ecografía para salir de dudas”. de tejido blando. Por ejemplo, el angiosarcoma comienza en el revestimiento de los vasos sanguíneos, mientras que el liposarcoma se origina en las células grasas. El fibrosarcoma del adulto usualmente afecta el tejido fibroso en las piernas, los brazos o el tronco; mientras que el sarcoma epitelioide se origina con más frecuencia en los tejidos situados debajo de la piel de las manos, los antebrazos, los pies o la parte inferior de las piernas. Para evaluar la zona en cuestión, el médico puede solicitar una radiografía, una tomografía computarizada, una resonancia magnética o una tomografía por emisión de positrones. Si se sospecha de un sarcoma de tejido blando, con frecuencia es mejor buscar atención en un centro médico que atienda a muchas personas con este tipo de cáncer. Los médicos experimentados seleccionarán la mejor técnica de biopsia para asegurar el tratamiento quirúrgico.