El Pais (Uruguay)

Adiós Susana

- DIEGO FISCHER

El jueves último amanecimos con la noticia de la muerte de la escritora Susana Cabrera. Tenía 87 años y desde hace un tiempo padecía problemas cardíacos. Cabrera había nacido en Montevideo, pero vivió la mayor parte de su vida en Tacuarembó, ciudad en la que formó su familia junto al reconocido médico cirujano Justino Menéndez. Seis hijos tuvo el matrimonio que a su vez le dieron una docena de nietos.

Cabrera irrumpió en el mundo de la escritura luego de haber cerrado un ciclo fundamenta­l de su vida, el de maestra y profesora de filosofía. Tenía más de cincuenta años cuando comenzó a publicar. Hecho que no solo reveló su capacidad y talento para la literatura, sino también sus ganas de vivir y de encontrar nuevos caminos que llenaran su vida.

En su carrera docente llegó incluso a ser directora del principal liceo público de Tacuarembó con dos mil alumnos bajo su responsabi­lidad. Su etapa de docente se caracteriz­ó por la buena relación que mantenía con los alumnos y el diálogo permanente que mantenía principalm­ente con con los jóvenes.

Lectora incansable, su casa se fue llenando de biblioteca­s; hasta convertirs­e en los últimos años en una “Casa tomada”, al decir de Julio Cortázar, pero tomada por los libros.

Pese a los problemas de visión que tenía y que se fueron agravando con los años, Cabrera leía siempre tres libros a la vez. Seguía además con atención el acontecer político del país y del mundo.

Batllista por convicción y sentimient­o, se había hecho seguidora de la lista 15 por su tío Evaristo Garrido, correligio­nario de la primera hora de Luis Batlle.

Su llegada a la Literatura fue mucho antes de que publicara la primera novela. Cada libro le insumía un promedio de diez años de trabajo. En todo ese tiempo escribía, corregía y volvía a reescribir los textos.

Dejaba luego reposar el trabajo para retomarlo pasado un buen tiempo. Por eso, cuando llegó el tiempo de publicar tenía varias novelas prontas. Su escritorio era una

Cabrera se convirtió en una de las mejores novelistas que dio Uruguay en los últimos tiempos.

suerte de cava en la que maduraba el buen vino elaborado con la mejor cepa. El resultado fue siempre extraordin­ario.

Tal vez sin ser consciente de ello, Cabrera se convirtió en una de las mejores, sino en la mejor, novelista que dio el Uruguay en los últimos tiempos.

Los secretos del coronel, sobre los orígenes de Carlos Gardel fue el libro que marcó su debut en 1997. Luego vendría Las esclavas del rincón (2001), que rápidament­e se convirtió en un best seller y que le valió el Bartolomé Hidalgo revelación en 2002.

Le seguirían La casa de los patios (2002), El vuelo de las cenizas (2004), Locura (2005), El pozo de las cerezas (2008) y El consentimi­ento, publicada 2012 fue su última obra editada.

Su partida fue rápida y sin claudicaci­ones. Cuando se dio cuenta que la muerte era inminente, convocó a sus hijas mujeres y les trasmitió su deseo de que la cremaran con un ejemplar de Cien Años de Soledad que hacía un tiempo había apartado en esa casa tomada por el papel, las palabras y las historias. Se hizo su voluntad.

Hoy sus lectores y sus ex alumnos, que fueron muchísimos, sentimos tristeza por su partida. Nos queda como consuelo su obra. Un legado muy grande.

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