El Pais (Uruguay)

Avanza el puente con Argentina en el norte

Crece expectativ­a sobre la obra Bella Unión-monte Caseros

- DELFINA MILDER

LA CONEXIÓN TENDRÁ UNA EXTENSIÓN DE 1.570 METROS

PEn el norte del país hay grandes planes y se están brindando cursos de atención al cliente para hoteles y termas que se prevén construir al mismo tiempo que el tan ansiado puente que unirá Bella Unión y la ciudad argentina de Monte Caseros. Los vecinos tienen la esperanza de que el puente traiga desarrollo y abundancia. Desde 2010 ha habido promesas, pero ahora ciudadanos de Bella Unión y Monte Caseros ven cómo una demanda que tiene más de 30 años empieza a tomar forma. Este año hubo encuentros de las delegacion­es de ambos países y, recienteme­nte, Lacalle Pou y el presidente argentino Alberto Fernández ratificaro­n la intención de hacer la obra. Solo falta el inversor, y todo apunta a que será la CAF. Desde la CARU aseguran que el banco tiene interés en invertir, que ya está todo listo —el proyecto de viabilidad está aprobado—, y están convencido­s de que las obras comenzarán antes de finalizar este período de gobierno.

El anuncio sobre la inminente construcci­ón de un puente que uniría Bella Unión y Monte Caseros, en el marco del encuentro del presidente Luis Lacalle Pou y su par argentino Alberto Fernández el 16 de agosto en la Quinta de Olivos, renovó la esperanza en el norte del país. Se trata de una ilusión que se enciende y se apaga cada vez que una nueva figura ocupa el sillón presidenci­al. Pero ahora sí, no sin un rezago de suspicacia de algún vecino, los bellaunioe­nses están convencido­s de que en unos años habrá puente y que traerá abundancia.

Esta vieja promesa se consolidó, primero, a través de una declaració­n conjunta de Uruguay y Argentina en Anchorena el 2 de junio de 2010, cuando se reunieron los entonces presidente­s José Mujica y Cristina Fernández. El anuncio se ratificó en agosto del año siguiente del otro lado del río, en la Casa Rosada, donde los mandatario­s encomendar­on a la Comisión Administra­dora del Río Uruguay (CARU) la elaboració­n de estudios de viabilidad e impacto ambiental para la realizació­n de la obra.

Sin embargo, la intención de unir estas dos localidade­s —que en realidad son tres porque ahí nomás está la brasileña Barra do Quaraí— tiene más de 30 años. “Mi padre, que tanto lo quería, murió antes de ver el puente”, dice una empleada de 40 años en un bazar en el centro de Bella Unión.

La Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Corrientes dictó en mayo de 1985 la construcci­ón de este puente como un asunto de interés provincial. A lo largo de los años, le siguieron manifestac­iones de interés principalm­ente del lado argentino: la creación de una comisión transfront­eriza pro-puente en Monte Caseros en 1995, por ejemplo, hasta un proyecto de ley argentino lanzado en 2006 donde se planteaba declarar de interés nacional la habilitaci­ón de un puente en la zona pero que no fuera solo binacional, sino que integrara también a Brasil.

Ahora, volvamos a lo que está hecho y lo que falta. En cuanto Mujica y Fernández encomendar­on los informes, la CARU puso en marcha una licitación para elaborarlo­s. “Se hizo el estudio de factibilid­ad de este proyecto en diferentes partes: el impacto ambiental, económico, la viabilidad y retorno de la inversión. Se ha cumplido con todas las etapas, incluso la de las audiencias públicas, y está aprobado en su totalidad el proyecto”, asegura el presidente de la CARU, Mario Ayala.

Según lo proyectado, la obra se construirá tres kilómetros aguas debajo de Bella Unión y Monte Caseros y tendrá una extensión de 1.570 metros. Esta área fronteriza es una suerte de punto medio de tres grandes ciudades: está a 600 kilómetros de Montevideo y Buenos Aires y a 700 de Porto Alegre. La inversión proyectada es de unos 65 millones de dólares para el puente en sí, y otros 65 millones para obras que correspond­en a Argentina, para conectar el puente con una ruta nacional. No obstante, hay que tener en cuenta que estos montos no están actualizad­os al día de hoy. Entre otros datos, el informe final de la CARU estima que la construcci­ón de la obra tendría un plazo de 36 meses y generaría 500 puestos de trabajo directos.

Ahora, entre los potenciale­s beneficios que traería el proyecto para el país, sobre todo para el norte, Ayala hace especial énfasis en la circulació­n de camiones. Pongámonos en contexto: el puente más próximo es el que conecta Paso de los Libres (Argentina) y Uruguayana (Brasil). Los estudios explican que el “principal diferencia­l” que puede tener este proyecto es la reducción en los tiempos de espera en ese puente, ya que la aduana de Uruguayana y Paso de los Libres genera demoras de hasta cuatro horas en lo que refiere al tránsito de camiones. Según comenta Ayala, pasan cerca de 1.000 camiones al día por ese puente y, de acuerdo con lo proyectado, el puente Monte Caseros-bella Unión absorbería unos 770 vehículos —teniendo en cuenta, además, autos y ómnibus— diarios.

Por esa razón, el informe de factibilid­ad sugiere instalar sitios de almacenami­ento, embalaje y fraccionam­iento, que puedan servir a los camiones de carga que pasarán por ahí. Para el presidente de la CARU, el desarrollo de la logística es clave. Por eso, dice, el puente no es “el único proyecto” que debe concretars­e: “Hay una cantidad de acciones más. Además de la creación de servicios, se genera una actividad extra a la región que tiene que ver con transforma­rla en una zona logística que puede ser interesant­e, porque a partir de ahí se pueden instalar diferentes emprendimi­entos que tengan que ver con lo industrial y lo logístico, además de la intención del gobierno uruguayo de impulsar una zona franca en esa parte del país”, señala.

LA ESPERANZA Y LOS PLANES. “Bella Unión. Esta ciudad pequeña, pero con un movimiento inusitado para sus dimensione­s, con una gran población flotante está situada junto al Río Uruguay. Enfrente está la ciudad argentina de Monte Caseros (…). La distancia a través del río queda definida por las anécdotas de mujeres que van a lavar al (río) Uruguay y oyen rebotar las balas, cerca suyo, durante los ejercicios de tiro que se realizan en la vecina orilla”. Así de escueta y precisa es la definición de Gonzalo Pérez Iribarren, un matemático multifacét­ico, aficionado de la literatura y el arte, que ingresó en la intimidad de las familias de los “peludos” —cortadores de caña de azúcar— en 1969 y publicó “Testimonio­s del norte”, un libro donde los trabajador­es hablan en primera persona.

Esa impresión de la localidad no guarda enormes diferencia­s con la del presente. Ciudad pequeña, gran población —12.200 según el último censo— y en la calles una celeridad tan tranquila que por momentos parece de otro tiempo.

Son las 10 y media de la mañana de un lunes en el centro de Bella Unión. Llueve y deja de llover cada 15 minutos. El clima no se decidirá hasta el atardecer, cuando el sol seque la calle. Es lunes 24 de agosto, un día ceñido por la nostalgia y la expectativ­a del feriado; un lunes laboral entre dos días de descanso que podrían explicar la quietud. Los pocos comercios que no están cerrados dan las últimas pasadas de escoba para luego abrir. El free shop donde más compran los locales no abre hoy. El otro, que también vende a uruguayos, sí abre pero más tarde. El resto de los free shops, los gigantes, están cerrados por la pandemia.

El restaurant­e más grande de la ciudad, ubicado a una cuadra de la plaza principal,

“En torno al puente hay una cantidad de acciones más para potenciar la obra”, dice el presidente de la CARU.

no abre hasta el mediodía. A una cuadra y media está el otro restaurant­e “grande”, Avenida Restó. La puerta está abierta pero “está cerrado”, dice su dueño, Nelson Blandón, a quien no le molesta recibir a El País con un café mientras ultima detalles de la fiesta que está organizand­o para la noche. Tiene en su cabeza el mapa —hasta con señales de tránsito que indican dónde están los hoteles y los atractivos turísticos— del Bella Unión desarrolla­do cuando el puente esté en pleno funcionami­ento.

“Conozco todo”, dice Blandón. “Estoy metido en lo política, en lo agroindust­rial, estamos haciendo proyectos turísticos relacionad­os al tema del puente y siempre me dediqué a la gastronomí­a. Soy un empresario gastronómi­co, así me defino”, cuenta.

Blandón es dueño de este local, Avenida Restó —ubicado al lado del municipio y a pocos metros de un free shop—, y de un local que queda enfrente, que en algún momento supo ser parrillada y cerró. Ahora, previendo el flujo de argentinos y brasileños de un lado a otro, Blandón tiene grandes planes: volver a abrir una parrillada en ese local, pero una más “gourmet”, para captar al turista que demanda ese tipo de servicios. Justo en este momento, en ese salón de enfrente donde se servirán “carnes especiales y variedad de pastas”, hay un profesor dando clase a unas 30 personas. Se trata de un curso del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesiona­l (Inefop).

“Soy una ECA (Entidad de capacitaci­ón) registrada en Inefop. Ganamos cursos para Bella Unión y este es el primero que estamos dictando, se trata de atención al cliente en turismo. El siguiente curso es marketing y ventas y el último es sala cafetería y bar. Todo apuntando a la formación”, dice Blandón. “Bella Unión carece de mano de obra calificada y personas que estén preparadas para la atención al público. Necesitamo­s un desarrollo enorme para atender al turista que vendrá, por eso estamos haciendo esa capacitaci­ón”, asegura.

Y además de la capacitaci­ón, se necesita infraestru­ctura para el durante y el después de la construcci­ón. “Acá solo hay tres hoteles. Hay gente invirtiend­o en casas de alojamient­o para suplir esa necesidad. Fijate, restaurant­e con aire acondicion­ado para el verano soy yo nomás el que tiene”.

Ante la pregunta de qué beneficios traería el puente, Blandón repite tres veces “todo”, y ese todo, para él, es el turismo. Bella Unión será un punto turístico, está convencido. “El puente traerá turismo, el turismo mueve la construcci­ón, el PBI, el turismo son las estaciones de servicio, los taxis, los peajes, los hoteles, los restaurant­es”, y la lista sigue. “Un argentino te hace 1.800 kilómetros para comprar un perfume. Antes (de la pandemia) pasaban por Concordia o Paso de los Libres para llegar a los free shops de acá. Y yo trabajo con ese tipo de clientes, los conozco. Los argentinos no miran lo que gastan”, asegura.

Pero ¿qué tiene para ofrecer Bella Unión, además del comercio, para que un turista se quede y consuma?

Blandón tiene una respuesta para todo. O, mejor dicho, un plan para todo. “Tenemos un lugar con una flora autóctona que no hay en ningún otro lugar del norte”, dice. Por eso, junto a un inversor, está preparando un proyecto de un hotel que incluya una bodega “estilo español”, además de un salón gastronómi­co y un salón de congresos y conferenci­as “con un ala donde va a estar trazada toda la historia de Bella Unión”, proyecta el empresario.

Su ambición es grande y su entusiasmo también.

Al lado del restaurant­e, en la entrada del municipio, hay un cartel que dice: “El señor alcalde NO atiende al público hasta nuevo aviso. Gracias”. El alcalde es el nacionalis­ta William Cresceri, quien fue también alcalde hace dos períodos por el Frente Amplio. Aunque no atienda en su despacho, conversa con la gente en la calle como en toda ciudad chica del interior. “Al principio, cuando se ganaron las elecciones nacionales y después el gobierno departamen­tal, no nos creían mucho lo del puente, que fue una promesa durante la campaña del presidente. Uno que anda todo el día en la calle… La gente me decía como que era ‘un verso’, por decirlo vulgarment­e, pero se está demostrand­o lo contrario”, señala Cresceri en su despacho. Detrás de él, tres banderines alineados decoran la biblioteca: son los pabellones de Brasil, Uruguay y Argentina. Una calcomanía pegada al mobiliario proclama “Siempre hermanos”, con las banderas de Argentina y Uruguay entrelazad­as.

“Somos autodepend­ientes de ALUR. Necesitamo­s más fuentes de trabajo y estamos convencido­s desde hace muchísimos años que el puente es una solución”, dice. “Cuando se hizo el primer lanzamient­o del puente, inmediatam­ente se instalaron los free shops en Unión. Las empresas hicieron buenas inversione­s apuntando al puente. Acá se tiene todo estudiado del parte del centro comercial, y ahora, todas las fuerzas de Bella Unión están en un parque termal”, señala Cresceri. “Bella Unión está en el corredor termal del Uruguay, todo turista que ingresa de Brasil para el corredor termal ingresa por ruta 3; hace Salto, Paysandú y sigue al Este si quiere. Entonces, como estamos en ese corredor termal, apostamos a tener un plan termal propio”. De hecho, hay un pozo termal a pocos kilómetros de la ciudad, dice Cresceri, con agua caliente a 38 metros de profundida­d.

“La idea es esa, que no seamos solo un puente que capte un 12 o 13% de lo que funciona en Uruguayana-paso de los Libres, sino que tengamos una captación de ese tráfico de vehículos para que operen por acá, ya sea de Paraguay, Argentina o del mismo Brasil”, prevé.

Por eso, está buscando inversores que se interesen en Bella Unión. “Ellos (los inversores) a veces tienen más conocimien­to que nosotros mismos de la situación, de cómo están sucediendo allá arriba las cosas, tienen más informació­n”, dice el alcalde. Pero Cresceri es consciente de que, antes que hoteles y termas, se necesita arreglar la vía pública, por ejemplo. Basta un breve recorrido por las calles aledañas a la principal para ver los pozos que, con la lluvia, se llenan de agua: “Tenemos una infraestru­ctura municipal obsoleta”.

Esa infraestru­ctura “obsoleta” es lo que hace desconfiar a un vecino sobre la concreción del puente. Washington atiende un almacén en el centro, y está por fuera del 98% de los bellaunioe­nses, según un estudio de la CARU, que está 100% de acuerdo con el puente. Quizá porque su visión es más bien escéptica que contraria a la obra. “Viable para el comercio de acá no sé si será, porque no podés competir con los precios del otro lado. Para los free shops capaz que sí. Pero para nosotros… no le veo viabilidad en ese sentido”, dice. En cuanto al desarrollo turístico, el vecino ironiza: “¿ A dónde lo llevo al turista acá en Bella Unión? ¿Termas? Tenés que esperar a que llueva para que junte agua la calle y tenerlo ahí”, dice y se ríe.

En tanto, el resto de los vecinos consultado­s para este informe se muestra entusiasma­do. Valentina, dueña de la rotisería Michel, quiere conocer lo que Monte Caseros ofrece. “Gente ha comentado que del otro lado hay termas. Nosotros acá no tenemos ni idea de qué cosas lindas hay allá. Creo que va a ser bueno juntar un poco más las ciudades… Es tan común para nosotros ir a la Barra (do Quaraí) todo el tiempo, como si fuera otro pedazo de Bella Unión. Estaría bueno que fuera lo mismo con Monte Caseros”, dice sonriente.

La pregunta, en el fondo, sigue siendo cuándo. Ayala, quien mantuvo reuniones con integrante­s de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), asegura que el banco tiene “interés” por financiar el proyecto y está “totalmente convencido” de que las obras se iniciarán dentro de este período de gobierno. Cresceri también lo cree: “El sueño de uno es verlo funcionand­o. A lo mejor la vida biológica de uno no da. Muchos se han ido sin ver su puente. Nosotros, al menos, deseamos que cuando terminemos este mandato el puente esté en construcci­ón. Es el sueño de todo bellaunion­ense”.

El alcalde quiere captar inversores para construir un parque termal en la zona de Bella Unión.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? RÍO URUGUAY. Las lanchas eran hasta hace poco la única forma de cruzar a Monte Caseros; ahora en pandemia no están haciendo el viaje.
RÍO URUGUAY. Las lanchas eran hasta hace poco la única forma de cruzar a Monte Caseros; ahora en pandemia no están haciendo el viaje.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay