El Pais (Uruguay)

Aguas profundas

- JUAN ORIBE STEMMER

La industria del transporte marítimo evoluciona constantem­ente en respuesta al avance tecnológic­o en la construcci­ón naval, la demanda de transporte marítimo y los desarrollo­s en los canales de navegación (las nuevas esclusas del Canal de Panamá) y los puertos. Las grandes tendencias de desarrollo en general se aplican de diferentes formas en los tráficos particular­es, de acuerdo a las caracterís­ticas de cada mercado regional (por ejemplo, la Costa Este de América del Sur), local (como sucede con el Río de la Plata) o puertos específico­s. Los armadores son pragmático­s porque deben operar en mercados globales y competitiv­os. Por lo tanto, selecciona­rán las clases de buques más adecuados para cada tráfico de acuerdo a sus prioridade­s.

Esa evolución tiene dos caracterís­ticas que parecen constantes en el tiempo: la especializ­ación y el incremento de la capacidad de carga de los buques. Lo que lleva al incremento de su eslora, manga y calado. Esto último ha sido una considerac­ión clave en el caso del Río de la Plata.

La decisión tomada en 1903 de construir las fundacione­s del nuevo puerto a -10,50 metros (a pesar de que los buques que llegaban tenían calados mucho menores) en el largo plazo demostró ser la acertada. Lo mismo puede decirse de proyectos más recientes como la Terminal de Contenedor­es operada por TCP, la terminal especializ­ada en el acopio y embarque de graneles y el Muelle D. Todos permiten el dragado al borde del muelle a – 14.00 metros. También agregaríam­os a la lista de decisiones correctas la presentaci­ón del proyecto para dragar el Canal de Acceso en el seno de CARP, de acuerdo a lo estipulado en el Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo (dejemos de lado el insondable misterio de como fue que la Delegación Uruguaya en CARP presentara un proyecto para dragar a — 13,00 metros cuando debió haber sido a— 14,00 metros).

Las obligacion­es en esa materia asumidas por el Estado Uruguayo en los contratos con UPM y con Katoen Natie, se inscriben dentro de aquella política de largo plazo.

En el contrato con UPM, el Estado uruguayo se comprometi­ó a dragar, a su costo, a 12,5 m de calado a nivel cero Wharton en una primera etapa; y a 13,0 metros a partir de más allá de cinco años. El acuerdo con Katoen estipula que la ANP será responsabl­e de asegurar, a su cargo, el dragado “por etapas” a una profundida­d de – 14,00 metros.

En un caso se habla de calado

La mayor profundida­d de puertos y accesos puede ser una ventaja, pero implica costos.

en el otro de profundida­d. El resultado es el mismo: dragar a – 14,0 metros de profundida­d.

Pero, nada es perfecto. Habilitar el Canal de Acceso para recibir buques de mayor calado requerirá dragarlo a mayor profundida­d y extenderlo hasta alcanzar aguas más hondas. Existe una diferencia entre construir un muelle y un Canal de Acceso. En ambos casos se deberán realizar fuertes inversione­s en la etapa de construcci­ón. Pero, en el caso de los canales, se agregarán luego los metódicos trabajos de dragado de mantenimie­nto para contrarres­tar la continua sedimentac­ión. Un desafío muy importante en el Río de la Plata. Y esto cuesta mucho dinero. Alguien tendrá que pagar y, al final, no será el Estado quien lo haga.

Termino con un recuerdo para Emilio Cazalá. Extrañarem­os sus artículos siempre bien informados y respaldado­s por su sólido conocimien­to práctico de la realidad de la vida portuaria.

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