ALTA TENSIÓN EN EL DÍA DE LA PATRIA
Partidarios de Bolsonaro y de la oposición planean marchas en todo Brasil.
Brasil celebrará hoy martes 7 de septiembre su día de la Independencia, pero este año en medio de fuertes tensiones por los enfrentamientos entre el presidente Jair Bolsonaro con el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF).
Bolsonaro y los grupos que lo apoyan han convocado para esta jornada a manifestaciones por la “libertad” en varias ciudades. La presión de esos grupos por una “intervención militar” que clausure el Congreso y el STF pero mantenga en el poder a Bolsonaro ha puesto en alerta a los partidos de la oposición y a organización sociales.
Gremiales empresariales, la banca, grandes corporaciones de la agricultura, sindicatos, partidos políticos, el Parlamento, la Justicia y hasta el Episcopado ya han expresado su repudio frente a cualquier intento de ruptura antidemocrática.
Ese denso clima ha repercutido en el exterior. La Internacional Progresista expresó su “profunda preocupación por la inminente amenaza a las instituciones democráticas de Brasil”, en un documento suscrito por personalidades de 26 países, incluidos algunos expresidentes. Entre otros, lo firman el español José Luis Rodríguez Zapatero, el paraguayo Fernando Lugo, el colombiano Ernesto Samper, el panameño Martín Torrijos y el ecuatoriano Rafael Correa.
La embajada de Estados Unidos, por su parte, ha pedido a los ciudadanos de ese país que residen en Brasil que “eviten las áreas alrededor de manifestaciones”, pues “las que pretenden ser pacíficas pueden tornarse conflictivas”.
Las tensiones han crecido desde el año pasado, agudizadas ahora por la desconfianza sembrada por Bolsonaro en el sistema electrónico de votación que Brasil adoptó en 1996, que desde entonces no ha sido objeto de una sola denuncia de fraude.
Las sospechas de Bolsonaro sobre el voto electrónico y la eventualidad de un fraude en las elecciones de octubre de 2022, han coincidido con la caída en picada de su aprobación hasta un escaso 25% y sondeos que vaticinan un triunfo del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
En medio de su campaña de descrédito contra el voto electrónico, Bolsonaro ha llegado a afirmar que en 2022 “no habrá elecciones” si no se adopta en paralelo un sistema de sufragio en papeletas, que ha sido rechazado por la Justicia electoral y el Parlamento.
Bolsonaro, bajo investigación por presunta corrupción en la negociación de vacunas anticovid y otras irregularidades, también está en la mira del STF en un proceso sobre difusión de noticias falsas y amenazas a la democracia que ya ha llevado a la cárcel a numerosos activistas de ultraderecha.
Algunos detenidos se mostraron en redes sociales armados e instaron a que en las protestas de hoy martes los manifestantes “invadan” el Parlamento y el STF y hasta “asesinen” a jueces y políticos.
Entre esos grupos más extremos figuran pastores evangelistas, gremios de camioneros, agentes de la Policía Militar y seguidores del movimiento ultraconservador global patrocinado por Steve Bannon, exasesor de Donald Trump.
Bolsonaro ha criticado esas detenciones, afirmado que no desea una “ruptura” y dicho que “todos deben encuadrarse en la Constitución” y respetar los derechos a la “libertad” y la “opinión”.
También ha declarado, en tono dramático, que el escenario actual le plantea tres alternativas: “Ir preso, morir o la victoria”.
Aunque ha advertido que las manifestaciones de hoy martes serán un “ultimátum” para quienes “atentan” contra la Constitución, Bolsonaro ha bajado el tono y pedido marchar por la “libertad”, los “valores conservadores”, “la familia, la propiedad privada y Dios”.
Las mayores manifestaciones están previstas en Brasilia y San Pablo, donde Bolsonaro ha garantizado asistencia.
“PUNTO DE INFLEXIÓN”. En Brasilia, cientos de personas acampaban ayer lunes en la Explanada de los Ministerios, una avenida que concentra todos los edificios del poder público, incluidas las sedes del Congreso y el STF, pero en la que el tránsito de vehículos fue prohibido y solo será liberado nuevamente mañana miércoles. Todo en medio de un fuerte refuerzo policial, que en el caso de Brasilia se ha observado incluso en las carreteras que conducen a la capital, por las que se prevé la llegada de caravanas bolsonaristas para la manifestación de este martes.
Para Geraldo Monteiro, politólogo de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro, el presidente se juega “el todo por el todo” después de haber estirado la cuerda al máximo con sus ataques al sistema electoral, el STF y el Congreso.
“Hemos llegado a un punto en que cada cual tiene que mostrar sus armas, y eso es lo que el bolsonarismo va a intentar hacer. Le han puesto mucha energía a esa manifestación, solo falta saber si conseguirá un número significativo de personas en la calle”, opina.
Según Monteiro, esta jornada de movilización podría “marcar un punto de inflexión”.
Si tiene éxito, Bolsonaro ofrecerá una “demostración de fuerza que puede darle más margen de maniobra” y un nuevo impulso para las elecciones presidenciales de 2022. Pero en caso de fiasco, el presidente estará “aún más acorralado”, con el riesgo de ser abandonado por sus aliados políticos y el mundo empresarial. (Con información de AFP, EFE y Oglobo).