Bolsonaro redobla ataques a jueces: “Solo Dios me saca”
Reunió a multitudes en Brasilia y San Pablo en el día de la Independencia
Brasil, como estaba anunciado, vivió ayer martes un día de la Independencia agitado, con masivos actos convocados por el presidente Jair Bolsonaro en Brasilia y San Pablo, pero sin hechos de violencia.
En sus dos discursos, Bolsonaro redobló sus ataques contra el Supremo Tribunal Federal (STF) y el Tribunal Superior Electoral (TSE). Por la mañana arengó a sus partidarios en Brasilia, antes de viajar a San Pablo, donde según la policía reunió a 125.000 personas.
“Queremos elecciones limpias, democráticas, con conteo público de los votos. No puedo participar en una farsa como la que defiende el STF”, dijo ante una multitud en la céntrica Avenida Paulista.
Bolsonaro lleva meses cuestionando la fiabilidad del voto electrónico, sistema que en Brasil se aplica desde 1996. Sus críticas hicieron que el STF y el Tribunal Electoral abrieran investigaciones en su contra, algo que inflamó aún más la retórica del mandatario.
Arengando a sus partidarios, Bolsonaro fustigó a los jueces de ambos tribunales y aseguró: “Quiero decir a aquellos que me quieren volver inelegible en Brasilia: solo Dios me saca de allá”, afirmó en un inflamado discurso durante un masivo acto en Avenida Paulista de San Pablo. “Solo salgo preso, muerto o victorioso”, agregó.
Tanto en Brasilia como en San Pablo, los bolsonaristas se movilizaron portando banderas nacionales. Algunos llevaban lemas golpistas, como un hombre que agitaba un cartel que decía: “Intervención cívico militar con limpieza de las instituciones”.
Otros criticaron a los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, ambos del Partido de los Trabajadores (PT) y otros rezaron por Bolsonaro, quien entre sus electores cuenta con buena parte de evangélicos. “No queremos una ruptura. Pero (...) no podemos permitir que una persona ponga en riesgo nuestra libertad”, aseguró Bolsonaro, en alusión a Alexandre de Moraes, uno de los jueces que lo investiga.
“O bien el jefe del STF coloca a (este juez) en su lugar, o bien este poder sufrirá las consecuencias que nadie quiere”, añadió, sin especificar a qué se refería.
Mientras el presidente hablaba desde lo alto de un camión, sus seguidores criticaron a Alexandre de Moraes. El ministro del STF es el relator de las indagatorias en las que Bolsonaro y sus aliados aparecen como investigados. En una causa se investiga una presunta injerencia en la Policía Federal, y en otra la existencia de una milicia digital destinada a difundir noticias falsas y atacar las instituciones.
En su perfil de Twitter, el juez Alexandre de Moraes defendió el “respeto absoluto” a la democracia. “Este 7 de septiembre conmemoramos nuestra Independencia, que garantizó nuestra Libertad y que solo se fortalece con absoluto respeto a la Democracia”, escribió el magistrado.
Bolsonaro también cargó contra el presidente del TSE, Luís Roberto Barroso, al criticar el sistema electrónico de votación y defender un sistema mixto que incluya el voto impreso. “No puedo participar en una farsa como esta, patrocinada por el presidente del Tribunal Superior Electoral”, declaró.
Estas movilizaciones y los posibles episodios de violencia acapararon en las últimas semanas el debate público en Brasil, inclusive con alertas para evitar algo similar a la invasión en enero pasado del Capitolio de Estados Unidos por partidarios de Donald Trump. Pero la jornada transcurrió sin incidentes mayores.
Bolsonaro afirmó en los últimos días que esperaba movilizaciones multitudinarias para enviar un “ultimátum” a los jueces. Incluso llegó a hablar de la presencia de “dos millones” de personas en San Pablo.
Las marchas de ayer martes “no fortalecen ni debilitan a Bolsonaro. Pero me parece que el presidente ya no tiene la ambición de vencer de manera legítima. Me parece más probable que tenga una estrategia de ignorar una probable derrota y creo que esta estrategia de movilizar ahora a sus seguidores debe ser analizada en este contexto”, dijo Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas en San Pablo.
El índice de popularidad de Bolsonaro cayó en julio al 24%, su nivel más bajo desde que llegó al poder en 2019, especialmente por su gestión de la pandemia, que deja más de 580.000 muertos, y un deterioro económico que impacta en el bolsillo de los brasileños.
Para Maurício Santoro, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, es la primera vez desde la vuelta de la democracia en Brasil que se “vive una situación así”, “semejante a lo que vimos en países como Hungría, Polonia, Venezuela y en Estados Unidos durante Trump”. “Es una retórica autoritaria que debilita la democracia por dentro”, dijo a la AFP.
Según los sondeos, Bolsonaro sería ampliamente derrotado en las elecciones de 2022 por el expresidente Lula, quien todavía no ha confirmado su candidatura.
“No permitiremos que una persona ponga en riesgo nuestra libertad”.