Al final del día, más aislado
Para algunos interlocutores de confianza, el presidente Bolsonaro había prometido utilizar dos tonos en sus discursos. Sería más fuerte en Brasilia y menos en San Pablo. Hizo lo contrario. Fue beligerante en ambos, pero mucho más en San Pablo. El radicalismo asustó incluso a los políticos que pensaban que era posible tender un puente entre el presidente y los demás poderes. Por eso el MDB habló de juicio político, el PSDB intenta superar sus divisiones para defender el impedimento, el PSB, desde la víspera, ya no descartó esta hipótesis. Detrás de bastidores, PP, PL y republicanos se quejan mucho de las actitudes del presidente. “Y estas quejas son el primer paso”, dijo una fuente política. Una fuente militar me dijo: “El tono fue mucho más allá de lo necesario, no se puede hacer que una Nación avance en la anarquía”. Al final del día, Bolsonaro estaba más aislado.
Una autoridad definió los eventos con una expresión fuerte que necesito compartir con los lectores. “Se volvió loco”. Si, por un lado, hubo quienes concluyeron que “no se puede subestimar a una persona que pone a tanta gente en la calle”, por otro lado, hubo críticas constantes a la histeria del presidente, como en la parte donde dijo que no cumplirá con la orden del ministro Alexandre de Moraes. “Esto raya en un peligro mucho mayor”. El delirante anuncio de la reunión del Consejo de la República provocó burlas. “Era la reunión Porcina”, ironizó un miembro del Consejo.
El área económica esperaba que la manifestación fuera grande, pacífica y que permitiera el día 8 encontrar canales de diálogo para la agenda económica. Ahora todo se atascó. La élite económica se alejó un poco más del presidente.
Bolsonaro puede hacer sus cuentas de pérdidas y ganancias, los políticos pueden redefinirse y los inversores salir de sus posiciones. El gran dilema es el país. ¿Cuál es el riesgo de que Brasil tolere lo ocurrido ayer (por el martes)? Lo que sucedió fue que el Presidente de la República cometió una serie de crímenes de responsabilidad y advirtió estridentemente que no detendrá su golpe de Estado contra los cimientos de la democracia brasileña.