Contrabando de alimentos llegó a US$ 320 millones antes del COVID
Con las fronteras cerradas por la pandemia, en el litoral hubo una suba de 30% en las ventas locales
PEl impacto del cierre de la frontera argentina debido al COVID-19 sorprendió a los departamentos del litoral. En Río Negro, Paysandú y Salto no tenían una idea clara de la magnitud del volumen de dinero que sus habitantes suelen gastar del otro lado del río. El incremento superior al 30% en las ventas locales y su efecto en un crecimiento en la demanda de producción nacional, en la apertura de empresas y en la contratación de trabajadores generó una sensación de “salvataje” de estas “agonizantes” economías fronterizas. En medio de la alegría, hay comerciantes que todavía podrían contratar más empleados, pero no se animan a dar el paso a falta de una política de frontera que los proteja de la inminente apertura argentina. Cuando eso suceda, temen que ocurra una fuga de consumidores. El asunto es que desde hacía 20 años que la diferencia con el peso argentino no era tan abismal. Según un análisis de los comerciantes, en la mayoría de los casos los productos y servicios cuestan un tercio del valor que tienen en suelo nacional. Incluso, hay casos en que la distancia guarda una relación de seis a uno. Conscientes que sin un plan para ser más competitivos en precios el empuje comercial de litoral tendrá una caída tremenda, los comerciantes y los intendentes de los tres departamentos unieron fuerzas para intercambiar ideas y presentarle una propuesta conjunta al secretario de Presidencia. El próximo lunes serán recibidos por Álvaro Delgado. Según un estudio realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo al que accedió El País, en 2019 el contrabando de alimentos y bebidas en los departamentos de frontera con Brasil y Argentina se tradujo en 320 millones de dólares.
Los uruguayos que viven en la frontera con Argentina dicen que el resto del país no entiende realmente a fondo la complejidad del conflicto que están atravesando por estos días. En el litoral, quienes están vinculados al comercio empiezan la jornada con la garganta apretada, preguntándose si ese será el día en que el presidente argentino, Alberto Fernández, anuncie la postergada apertura de fronteras. Ante ese escenario, los envuelve una sensación agridulce.
Claro que quieren volver a la rutina integrada con sus vecinos. Algunos, como la fraybentina Griselda, llevan más de un año sin ver a sus hijos. “A mi hija la veía todos los fines de semana y ahora: nada. Tengo acumulados los regalos para mi nieto”, dice. El asunto, es que así como muchos pobladores tienen a sus afectos distribuidos de un lado y del otro del río, lo mismo les pasa con el bolsillo.
El deseo de que se concrete la apertura convive con la angustia de los comerciantes que, conscientes de que enfrentan la mayor diferencia cambiara en 20 años, pronostican un éxodo sin precedentes de consumidores hacia el territorio argentino. Cruzarán en busca de precios contra los cuales el mercado nacional hoy no puede competir, advierten. Los comerciantes de Río Negro, Paysandú y Salto plantean que, dependiendo del producto y del servicio, la relación entre los precios varía de seis a uno, a de dos a uno. Según narran, del lado argentino todo suele valer un tercio de lo que cuesta en Uruguay: todo. La consulta con un oftalmólogo y la compra de los lentes en una óptica puede valer lo equivalente a 2.000 pesos uruguayos; un kilo de carne 80 pesos, una pizza 60 y un paquete de fideos 14. Y así.
El contrabando por estos lados —así como en la frontera con Brasil— es una cicatriz profunda y antigua. Aunque había sospechas de cuánto podía pesar esta fuga de dinero, sucedió que, de forma imprevista, la pandemia les puso a la vista la real dimensión de los billetes que día a día, mes a mes, estas localidades gastan del otro lado de la orilla, que es como decir todas las divisas que podrían quedarse en sus departamentos y cómo así la vida tal vez podría ser mejor.
Desde que el cruce está prohibido, sin la competencia de los precios argentinos, las ventas en estos departamentos uruguayos se incrementaron del 30% para arriba. Como un efecto dominó, esto provocó más demanda de producción nacional, más empresas abiertas, más empleo formal. En Fray Bentos el incremento del personal en planilla fue de 30%, más de la mitad de las contratadas son mujeres.
El intendente de Paysandú, el nacionalista Nicolás Olivera, plantea que ni la mejor consultora podría haber expresado de forma tan contundente el resultado de esta experiencia: “La pandemia y el cierre de los puentes que conllevó fue el mejor laboratorio para ver cuánta plata se iba”. Según un estudio realizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo al que accedió El País, en 2019 el contrabando de alimentos y bebidas en los departamentos de frontera con Brasil y Argentina se tradujo en 320 millones de dólares. Si los uruguayos hubieran comprado esos productos en comercios nacionales, el Estado hubiera recaudado más de 70 millones de dólares.
Con la pandemia, por ejemplo, los centros comerciales del litoral pudieron comprobar que si a este número se le adiciona el gasto en bebidas alcohólicas, estas cifras se duplicarían. Y cuánto más si también se sumara lo que se gasta en otros productos y en decenas de servicios. El intendente Olivera lo pone así: “Con el cierre de los puentes vimos cómo aumentó el consumo en nuestros departamentos pero también empezamos a detectar cuáles son los principales sectores que perforan nuestras economías”.
Si bien en cada uno de estos tres departamentos lo que se consume y el impacto en la economía es distinto, los une la imperiosa necesidad de armar un plan para anticiparse a lo que podría pasar cuando se anuncie la apertura argentina. Temen que el sorprendente empuje comercial conseguido se esfume y la caída sea tremenda.
Con esta meta, unificaron fuerzas los tres intendentes y los comerciantes agremiados. “Esta situación es una oportunidad que nos puede llevar a armar una verdadera política de frontera que sirva a largo plazo”, plantea el intendente de Río Negro, el nacionalista Omar Lafluf.
En el Parlamento, legisladores de la coalición y del Frente Amplio tomaron el tema, propusieron crear una comisión