La madre de todas las batallas
La pandemia pasará. Demorará más o menos, tendrá su impacto, pero esa batalla terminará. En cambio, esta otra, a la que quiero referirme aquí, viene dándose sordamente desde hace años, en un crescendo que si el país no lo encara nos va a despatarrar.
Me refiero a la seguridad social.
El problema más serio y más grave que tiene el Uruguay. La batalla más relevante y más difícil.
Consciente de eso, el gobierno creó una comisión para estudiar el asunto y colocó a su frente a una de las personas más idóneas: Rodolfo Saldain.
Es interesante dar a conocer algunos de los elementos del diagnóstico que viene produciendo esa comisión:
—“El único grupo (etario) que crece (en Uruguay) es el de mayor edad” (léase: el costo jubilatorio seguirá aumentando).
—“Los crecientes requerimientos de transferencias desde generaciones activas más reducidas hasta generaciones mayores cada vez más grandes, impondrán sobre las primeras un esfuerzo que se irá incrementando cada vez más” (léase: se hará insoportable).
—Encima de eso, “... es esperable que al menos se relativice una de las formas de vínculo sobre las que se desarrolló el seguro social:... el empleo en relación de dependencia de larga duración” (léase: menos aportantes).
—“...Todos los esquemas que conforman el sistema previsional uruguayo... requieren revisión” (léase: están desfinanciados).
—“Cada peso aportado al sistema, genera beneficios en diferentes cuantías y características, según el sector de afiliación o régimen previsional” (léase: además de todo, es injusto).
—“...Existen circunstancias que comprometen el mantenimiento... de tasas de remplazo del orden de las entregadas actualmente...” (léase: va camino a reventar).
—“El gasto previsional... es de los más altos del mundo... La evolución y la tendencia que el gasto... previsional viene mostrando... hace necesario... reformar el sistema con la mayor celeridad posible” (léase: la economía uruguaya está al borde de desfondarse).
—“Es necesario corregir la trayectoria que presentan las erogaciones destinadas a jubilaciones, retiros y pensiones, de manera de alcanzar niveles de gasto compatibles con el desarrollo de otras políticas públicas... y asegurar los fundamentos de la prosperidad económica y social” (más claro...).
—“...El valor presente de los beneficios (que paga el BPS) prácticamente duplica el valor presente de los aportes...” (fórmula para una quiebra).
—“Los beneficios otorgados por todos los subsistemas, (militar, policial, bancario, profesional, notarial), exceden a las contribuciones...” (más claro...).
—“La edad mínima de retiro... resulta baja cuando se la compara con la de países de similar situación demográfica y nivel de desarrollo”, “...supone para los jubilados del BPS una sobrevida de 21 años en hombres y de casi 27... en las mujeres: En poblaciones... como las cajas paraestatales, estos lapsos son aún mayores” (léase, vivimos un mundo irreal).
—“Las tasas de aportación sobre el trabajo resultan elevadas en la comparación internacional” (léase: costos no competitivos).
—“La suba de las tasas... presenta restricciones, dado su actual nivel” (léase: no da para más).
—“La diversidad de tasas... distorsiona la asignación de recursos de la economía, generando pérdidas de eficiencia” (más claro...).
—“La necesidad de revisar todos o algunos de los parámetros del régimen previsional administrado por el BPS está presente desde hace más de una década” (léase: basta de arrastrar los pies y de mirar para otro lado).
Y hay mucho más, pero lo enumerado ya es suficiente para entender que el problema es, a la vez, muy serio y muy complejo. A mucha gente le va su sustento económico y al país en su conjunto buena parte de su futuro, ya que con la actual combinación de costos sobre la mano de obra y baja productividad, seguiremos galgueando atrás de los precios de algunos commodities, en un proceso más o menos lento de empobrecimiento.
Con todo esto ya basta para calificar a la reforma de la seguridad social como la madre de todas las batallas, pero hay que sumarle, además, el lado político.
Es un tema en el cual no hay propiamente ganadores (a lo sumo, empatadores, o perdedores por poco). Además afecta los intereses de muchísima gente y, por último es muy complejo y nada fácil de explicar. Todo lo cual hace que el debate público se dé más en función de miedos y mentiras que de razones y explicaciones. Cocktail perfecto para que los políticos gambeteen y pateen afuera tupido.
Hablo por haberlo vivido: entre el 90 y el 94 planteamos cuatro proyectos de reforma y no nos llevaron ninguno.
En la actual situación, social y política, el gobierno solo, difícilmente puede ganar esta batalla. Se precisará que el Frente entienda que una buena reforma, cuyos efectos se verán dentro de varios años, le conviene políticamente y también que la sociedad civil (sindicatos, gremiales, comunicadores, cátedras y púlpitos), entiendan que no pueden contentarse con ser espectadores (o críticos).
Se trata de la seguridad social: el problema más serio que tiene el Uruguay. La batalla más relevante y más difícil.