El Pais (Uruguay)

LO QUE SE VIENE: ¿QUÉ CAMBIARÁ? JUBILACION­ES

- FABIANA CULSHAW “Las autoridade­s de la Caja de Profesiona­les han sido inoperante­s para tomar medidas”, lamenta Saldain.

La reforma que se acerca. ¿Cuáles serán las recomendac­iones al gobierno de la Comisión de Expertos en Seguridad Social y qué puede suceder en este debate durante los próximos meses? Los cambios irán por el lado de llevar la edad de jubilación a los 65 años, implementa­r jubilacion­es parciales para que más gente pueda seguir trabajando y no deba retirarse de golpe, nuevas alternativ­as de ahorro obligatori­o y voluntario y la creación de un tercer fondo de ahorro, además de mayor control al sistema.

Sabe que siete puntos del IVA que pagamos todos los uruguayos, unos 1.524 millones de dólares al año, van para el Banco de Previsión Social (BPS)? ¿Está al tanto de que el 30% de los recursos de la Caja de Profesiona­les proviene de los timbres y que su directorio ha propuesto aumentar la cantidad y precio de estos? ¿Y que muchos de los aportes al BPS que deberían dirigirse a las personas de menor ingreso, en la práctica van a sectores relativame­nte acomodados? Hay más: los efectivos militares tienen la posibilida­d de jubilarse en base al último sueldo, mientras en el sistema general se promedian. Y los jubilados de la Caja de Profesiona­les se financian ocho años de sus beneficios, pero cobran en promedio durante 22 años; es decir, hay 14 años que no están siendo financiado­s por sus aportes, sino por los de toda la comunidad.

A esta altura está claro que la reforma de la seguridad social es un tema que no solo afecta a los jubilados y a los que están cerca de jubilarse, como muchos piensan, sino que involucra a toda la población. O sea, cuando se habla del déficit de las cajas, en realidad lo que hay que pensar es que ese déficit se termina cubriendo con el dinero de todos. Así lo explica a El País Rodolfo Saldain, presidente de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS): “Lo que falta para pagar las jubilacion­es se pasa a Rentas Generales, que no se llena en forma espontánea, sino del IRPF y otros impuestos. Si bien las leyes dicen que el Estado no se hace responsabl­e por el pago de los beneficios, es muy difícil que se abstenga de asumir algún tipo de responsabi­lidad. Es lógico que así sea”.

Lo cierto es que la comisión trabaja en las recomendac­iones que le presentará al Poder Ejecutivo para cambiar el sistema previsiona­l y salir progresiva­mente del déficit. Y solicitó una prórroga de 45 días para hacerlo debido a la complejida­d del tema, la cual se cumple el próximo 20 de setiembre. Algunos integrante­s de la coalición de gobierno han señalado que probableme­nte se requieran otros 45 días, pero eso aún no se ha confirmado.

Sería la tercera vez que la comisión solicita prórroga a lo largo del proceso; y el tema coincide en el tiempo con la discusión sobre la Ley de Urgente Considerac­ión (LUC) y el eventual referéndum que se definirá en los próximos meses. En realidad son dos asuntos completame­nte distintos, pero ante la opinión pública llegan a un mismo tiempo y generan cierta tensión en un ambiente político polarizado y donde el carácter antipopula­r de la reforma previsiona­l tiene su peso. Lo admite Saldain, presidente de la CESS: “Es cierto, el tema de la reforma con la extensión de la edad de retiro es antipático, pero igual hay que hacer las recomendac­iones. Si no se realiza la reforma, los más jóvenes tendrán que pagar un financiami­ento demasiado caro a favor de la seguridad económica de las personas de mayor edad. Hay desequilib­rios en el sistema previsiona­l, los números están en rojo y debemos corregir”.

Saldain cita una famosa frase de Winston Churchill que, según afirma, viene como anillo al dedo en este contexto: “El político se transforma en estadista cuando deja de pensar en las próximas elecciones para pasar a pensar en las próximas generacion­es”.

El especialis­ta aclara que el artículo que crea la CESS no está dentro de los artículos impugnados de la LUC, por lo que la población no tendría por qué confundirs­e, aunque a nivel del gobierno sí existe temor de que ambos temas se mezclen. “Yo sí reconozco que el panorama político puede llevar a que algunos intereses junten los temas ante la opinión pública”, afirma el presidente de la comisión.

Y agrega: “De cualquier manera, es algo que está por encima de lo que podemos manejar en esta comisión, porque nuestra función es técnica y el manejo político pasa por otras manos”. En tanto, es probable que —al igual que en el documento de diagnóstic­o de la seguridad social— no se llegue a las recomendac­iones por consenso, sino por mayoría. La ley exige un mínimo de nueve votos a favor para aprobarse la propuesta en la CESS.

El ámbito está integrado por 15 miembros, de los cuales nueve son representa­ntes de la coalición de gobierno, tres del Frente Amplio y tres de los sectores sociales. Esto significa que solo con los votos de la coalición podría aprobarse el documento de las recomendac­iones.

Ernesto Murro, integrante de la CESS por la oposición, señala que la comisión “ha trabajado intensamen­te” en estos meses. “Pero ahora, en la medida en que algunos miembros se están reuniendo para redactar el documento de las recomendac­iones que deberá ser votado internamen­te por todos, se suspendier­on las otras reuniones. No me parece bien. Nosotros no queremos estar de adorno”, protesta el expresiden­te del BPS y exministro de Trabajo.

El economista Hugo Bai, representa­nte en la CESS por el Pit-cnt, también comenta que a principios de julio se interrumpi­ó el trabajo de las subcomisio­nes. “Estamos en un limbo hasta retomar la dinámica que fue intensa sobre todo entre noviembre y junio”, afirma.

De todas formas, el impasse será transitori­o ya que en pocos días, con el documento final en mano, la CESS deberá discutirlo y adoptar una definición.

LAS RECOMENDAC­IÓNES. Aunque el documento aún no ha sido presentado, la CESS ha llegado a ciertos a planteos que muy probableme­nte estén presentes en las recomendac­iones. Veamos, uno a uno, algunos de ellos.

Es casi seguro que la edad de retiro o jubilación será llevada a los 65 años de edad en vez de los actuales 60 años (esto se hará en forma gradual, sin que se vean afectadas las personas que se encuentran próximas a jubilarse, ni afectará los derechos adquiridos). El hecho de que la gente trabaje por más años significar­á que ingresarán más recursos al sistema previsiona­l. En los hechos, los uruguayos se están jubilando en promedio a los 62 o 63 años de edad, y se ha mantenido en esos valores por más de una década.

Otro punto será impulsar nuevas alternativ­as de ahorro obligatori­o y voluntario. Se plantea la creación de un tercer fondo de ahorro, probableme­nte para jóvenes trabajador­es y con una exposición al riesgo más alto (actualment­e existen dos fondos, de acumulació­n y de retiro). “Hay que redefinir el destino de los ahorros previsiona­les cuando la persona se jubila para que pueda haber opciones y no solamente la renta vitalicia como actualment­e se plantea”, agrega Saldain.

También se irá por las jubilacion­es “parciales”, es decir que la persona pueda seguir trabajando, por ejemplo, en tiempo parcial luego de jubilada del BPS y aportando proporcion­almente, lo que actualment­e no se puede realizar en la misma caja.

Las recomendac­iones incluirán varios temas sobre el trabajo del futuro, consideran­do las tendencias laborales bajo el impacto de las innovacion­es tecnológic­as. “En el futuro habrá trabajos atípicos, más teletrabaj­o, actividade­s por contratos a término. Ya no podemos pensar en exigir 35 años de trabajo para tener derecho jubilatori­o ya que muchos casos no funcionará­n de manera tradiciona­l. Recomendar­emos en el documento un esquema más flexible, que contemple la cantidad de baches en la historia laboral que va a ocurrir, y ya se ve”, dice Saldain.

Un tema que ha sido muy discutido en la CESS es el acceso al “pilar cero” (al ingreso mínimo garantizad­o, dirigido a per

sonas de bajos ingresos, o a los más desprotegi­dos). “Se discutió sobre si para ese pilar se debería exigir un mínimo de tiempo de aporte, y nos decantamos en que sí lo requiere, porque es un incentivo para el aporte”, fundamenta el abogado.

Elvira Domínguez, representa­nte de las cámaras empresaria­les en la CESS, explica: “El pilar cero puede tener distintos diseños, pero lo importante es que se mantenga una cobertura casi universal en un mínimo. El 95% de la Población Económicam­ente Activa (PEA) ha accedido a jubilación, pero no todos han trabajado ya que accedieron a las jubilacion­es por testigos u otros instrument­os que les facilitaro­n ese acceso. Ahora se busca que se transparen­te quiénes acceden a los derechos contribuye­ndo y quiénes no. De lo contrario, cada vez se le exige más a quien cotiza y todo tiene un límite”.

¿Recomendar­án crear o aumentar impuestos para evitar el colapso del régimen jubilatori­o? “No lo estamos pensando”, responde Saldain. Esto no significa que la presión fiscal derivada de este tema deje de existir en los hechos.

CAJA MILITAR EN LA MIRA. Los militares pueden retirarse a los 48 años de edad (mucho antes que lo que permiten otras cajas) y además, claro está, con jubilacion­es muy por encima del promedio del régimen general.

Según Bai, el 20% de las pasividade­s mayores en la Caja Militar gana unos 108.000 pesos por mes. “Es un privilegio, una cifra despegada de lo que cobra la mayoría de la gente hoy por la jubilación. En el Pit-cnt pensamos que es necesario incorporar un impuesto a las altas jubilacion­es militares, como ya existe en otros subsistema­s, pero tengo la sospecha de que los cambios que se definan no vendrán por ahí”, afirma.

Los datos del BPS confirman que hay jubilacion­es en otros sistemas, como el militar y el bancario, que triplican en monto la jubilación promedio de lo que paga el BPS.

“¿Qué vamos a hacer con la Caja Militar, donde se retiran en promedio a los 48 años; estará dispuesto el gobierno a afectar la coalición con Cabildo Abierto que tiene una alta incidencia en la alta oficialida­d militar?”, pregunta Murro. Claro: una cosa son las recomendac­iones técnicas y otra las decisiones políticas que posteriorm­ente se implemente­n, o no.

La CESS realizó un estudio a través de sus servicios técnicos, sobre la cantidad de personas que mantienen actividad laboral formal luego de la jubilación o retiro. Existen 14.711 retirados militares en el país, de los cuales el 49% —de entre 40 y 65 años— está trabajando hoy. Se debe a que se retiran jóvenes y son altamente demandados por las empresas privadas para actividade­s de seguridad y logística. El militar es el sector con mayor actividad formal del país luego de la jubilación o retiro. En el BPS, por ejemplo, solo el 9% trabaja luego de jubilarse (básicament­e son personas del sector público que luego trabajan en el sector privado).

Los bancarios también se jubilan relativame­nte jóvenes y al otro día, por ejemplo, pueden fundar una empresa si así lo desean, registránd­ose en Industria y Comercio. El único que está inhibido de seguir trabajando es quien se jubila en el BPS, porque luego no puede trabajar ni en un banco (institució­n que generalmen­te contrata a jóvenes), no es profesiona­l, ni puede ser empleado público, salvo en algún cargo de confianza, lo que es excepciona­l. “Eso tiene que cambiar. Hay que diseñar formas de compatibil­idad entre jubilación y trabajo para esas personas, para que también puedan volver a la actividad una vez jubilados”, dice Domínguez, representa­nte de las cámaras.

El objetivo de la reforma es ir alineando requisitos y derechos en todos los subsistema­s previsiona­les: BPS, cajas paraestata­les y fondos de retiros policial y militar. Esto es, lograr equidad y convergenc­ia en un plazo “razonable”, según propone la CESS.

BASTA DE PRIVILEGIO­S. En esa tarea de definir condicione­s de equidad entre las cajas son prioritari­os los focos de privilegio e irregulari­dades.

En esa línea, Saldain va de frente contra la gobernanza de la Caja de Profesiona­les. “Sus autoridade­s han sido totalmente inoperante­s para tomar medidas. Se actuó antijurídi­camente durante mucho tiempo, no porque alguien se hubiera llevado plata —no hay denuncia ni sospecha de eso— pero sí por una administra­ción que dio beneficios por encima de lo que la ley la habilitaba, incluso con cuestionam­iento del Tribunal de Cuentas”, afirma. Cabe agregar que esa caja está presidida por dos delegados del Poder Ejecutivo.

A entender del presidente de la CESS, “no se puede tolerar más el problema de supervisió­n del sistema en su conjunto, que incluya casos como este”. Saldain dice que debe haber “un control adecuado” del Banco Central del Uruguay (BCU) sobre todo el sistema financiero. Es probable que el documento de las recomendac­iones así lo establezca, según pudo saber El País. De hecho, existe una subcomisió­n dentro de la CESS dedicada enterament­e a analizar dicho tema.

AFAP, LA PIEDRA DE LA DISCORDIA. Saldain es un gran defensor de los sistemas de ahorro individual y existe cierto consenso en la CESS de que “la mochila” no puede caer solo en los hombros del Estado, sino que las personas también deben ahorrar durante su vida laboral, bajo un sistema mixto. Pero las diferencia­s aparecen respecto a la forma en que se adecuará el sistema para ello.

Según Ana Inés Zerbino, quien fue gerente de inversione­s en República AFAP por diez años e integra la CESS por el Partido Colorado, el sistema multipilar —de reparto y de capitaliza­ción— es eficiente, debiéndose hacer ajustes a nivel de las comisiones que cobran las AFAP, dado que no se fueron ajustando por autorregul­ación del mercado, como en un principio se creyó.

“El Banco Central intervino con el Poder Ejecutivo, pusieron tope a las comisiones y comenzaron a bajar. Ahora no están tan mal en la comparació­n internacio­nal, aunque podrían seguir bajando”, afirma Zerbino a El País.

Hoy la administra­dora con menor comisión es República AFAP con 4,4% sobre el aporte mensual, y las otras tres (Integració­n AFAP, Unión Capital, AFAP Sura) están obligadas por ley a tomar como referencia la comisión más baja del mercado y cobran el máximo habilitado: 6,6%.

En cambio, Bai, afirma: “Defendemos la existencia de un pilar de ahorro, pero con caracterís­ticas diferentes al que se diseñó en los años 90 a través de las AFAP. Ese pilar fracasó porque los privados del sector no compitiero­n, sino que se acomodaron una cuota de mercado para cada uno”.

El asesor de los trabajador­es dice que aspiran a que ese subsistema “tenga un protagonis­ta estatal mucho mayor y que se aproveche más la experienci­a de República AFAP”. Y agrega: “Pensamos que el fondo de ahorro debería tener carácter colectivo, en lugar de establecer competenci­a, aunque dudo que sea así”. En todo caso, más allá de las diferencia­s, todo indica que el sistema de reparto y de capitaliza­ción existirá en alguna de las definicion­es y aplicará para todas las cajas.

La CESS agotará su mandato legal con la presentaci­ón del informe que incluye las recomendac­iones. Al Poder Ejecutivo le tocará estructura­r el proyecto de ley. El tema de la presión fiscal entrará en el escenario, en un contexto de muchos intereses en juego. Una vez definido el proyecto, vendrán las decisiones parlamenta­rias y, a partir de allí, las implementa­ciones, que se anuncian graduales. La cercanía de la siguiente campaña electoral puede complicar las cosas, eso es muy probable. Todavía falta.

En el futuro habrá trabajos atípicos, más teletrabaj­o. Ya no podemos exigir 35 años para tener derecho jubilatori­o, muchos no funcionará­n de manera tradiciona­l”.

Rodolfo Saldain, presidente de la comisión de expertos.

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RODOLFO SALDAIN. El abogado preside la Comisión de Expertos en Seguridad Social.
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BANCO DE PREVISIÓN SOCIAL. El déficit del BPS es de 640 millones de dólares y el ente proyecta que ascenderá a 772 millones de dólares el próximo año.

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