El Pais (Uruguay)

“Lo de Pedro es personal; no hemos traído problemas”

- P. S. FERNÁNDEZ / C. TAPIA

—¿El gobierno puede perder el referéndum contra la LUC?

—Es un gran desafío. Y no lo es solo para el gobierno, lo es para el país. La LUC no solo definió las prioridade­s de esta administra­ción, abrió cambios que fueron fundamenta­les. Esto puede verse en la educación y también en el proceso de orden público. Me han cuestionad­o por esto, pero yo siento a este desafío tan fuerte como el del 80. —El tema, quizá, esté en que en 1980 estábamos en dictadura…

—No se trata de una analogía histórica de momentos, es una analogía de sustancias. En aquel momento era la libertad lo que estaba en juego, en este es el destino de la educación. Las corporacio­nes gremiales hoy dominantes son inmovilist­as, son resistente­s al cambio. —¿Su mayor temor, en este caso, es que vuelva a haber una representa­ción docente en los distintos subsistema­s? —Los docentes tienen hoy representa­ción en el órgano mayor, el Codicen, donde hay dos miembros electos, como lo era hasta hace poco Robert Silva. De donde salieron sí es de la administra­ción cotidiana, de cada una de las ramas, cuya influencia determinan­te ha quedado al desnudo con lo que ha ocurrido con Fenapes recienteme­nte. Quedó claro que Secundaria no tenía autoridad, que estaba subordinad­a a la burocracia sindical.

—La pasada semana, en este mismo espacio, el criminólog­o Nicolás Trajtenber­g advertía que el gobierno debía demostrar que la caída de los delitos tenía que ver con la LUC.

—Lo que la LUC ha significad­o, y eso es inequívoco, es un claro cambio anímico y de actitud en la actividad policial. Más allá de los resultados de baja del delito, que se puede discutir cuánto influyeron las normas y cuánto la pandemia, lo que importa sí es que hoy la autoridad policial se siente más amparada en su acción. No se puede cuestionar que uno ve en la Policía, en la actitud de prevención, en la presencia, en sus niveles de actuación, un entusiasmo mayor. Por otro lado, hay un rescate del concepto de orden público.

—¿No había orden público con el FA?

—El FA manejó la Policía con muchos prejuicios. No por casualidad los primeros actos en esta materia, durante su primer gobierno, fue una liberación masiva de presos. El FA ideologizó mucho la seguridad. Todo lo que hicieron fue quitarle responsabi­lidad al delincuent­e y mirar el fenómeno desde una responsabi­lidad social colectiva. Nosotros creemos que el camino que marcó Larrañaga hay que continuarl­o. Hay que seguir por el camino de Larrañaga y no por el de Bonomi. —Usted esperaba que el FA y el Pit-cnt… —Son la misma cosa. Uno no sabe si el Pit-cnt es el brazo sindical del Frente, o si el Frente es apenas el brazo político del Pit-cnt. Es incuestion­able. Tanto que ahora proponen al presidente del PIT para presidir el FA. No estoy descalific­ando a la persona, es un dirigente respetable.

—¿Y usted esperaba que se reorganiza­ran tan rápido luego de la derrota electoral? —Los veo retemplado­s anímicamen­te. Antes uno los veía desconcert­ados y hoy, luego de las firmas, sin dudas, el FA ha tenido un cambio anímico. Por eso están exultantes impugnando lo que hace o no hace el gobierno, lo que dice o no. Pero ese estado de ánimo no les da razones. —Pero en política eso tiene un peso, y de cara a un referéndum…

—Lo que importa acá es que la ciudadanía aprecie lo que se juega. Nadie puede asegurar resultados electorale­s jamás. Tenemos que informar, tratar de abrir conscienci­as y erradicar falsedades.

—Hoy ninguno de los ministros colorados que comenzó el gobierno sigue en su cargo. ¿Cómo es la situación de su partido? —Hemos tenido varios golpes, algunos accidental­es y otros más definitivo­s, como la salida de Talvi. Desde la crisis de 2002 hemos atravesado circunstan­cias, pero se va a salir de nuevo y vamos a ser tan decisivos como lo fuimos en 2019. Cuando en su momento procuré reunirme con Larrañaga y Lacalle Pou, en mayo de 2018, el Partido Colorado en las encuestas tenía 5%, y a partir de ahí instalamos la idea de la coalición. Si uno mira al país en los últimos años, ¿el crecimient­o dónde estuvo? En la forestació­n y las zonas francas. El 90%, entonces, tiene que ver con leyes que vienen de mi primera presidenci­a.

—En este escenario donde usted visualiza un FA un poco más organizado, ¿cómo se puede reorganiza­r el Partido Colorado? —El futuro está en su idiosincra­sia, en su ADN, en su capacidad política. En el panorama actual, si miramos el gran espectro republican­o, nosotros somos el centro del centro, y representa­mos lo que siempre: el republican­ismo laico, la ética de la responsabi­lidad, la búsqueda de caminos políticos difíciles. Nosotros es cierto que en 2019 no tuvimos una gran elección, pero fuimos decisivos, porque no olvidemos que el Partido Nacional sacó 29% en la primera vuelta. Hoy nos hemos vuelto a quedar sin liderazgo, es cierto, y la visualizac­ión de candidatos, que es una vieja enfermedad uruguaya, hace que mucha gente vea en el Partido Colorado más dificultad­es que antes. Pero tenemos confianza. —Pero se necesitan liderazgos... —Ustedes hablan de candidatur­as, no de liderazgos. Porque el partido tiene rostros: hay un comité ejecutivo, un secretario general, diputados, senadores y ministros. Aquí estamos. Nadie duda de quiénes somos los colorados. Y además tenemos el orgullo de decir siempre que somos un socio leal de la coalición, porque somos leales al Estado democrátic­o.

—Que Talvi se presentara como candidato y luego se fuera intempesti­vamente, ¿es un escollo más? ¿Se perdió un tiempo que hubiera sido útil para construir un nuevo líder o candidato?

—Sin dudas, que la primera figura del partido se retire es una situación traumática. Pero la vamos sobrelleva­ndo confiando en que en las nuevas generacion­es aparezcan los que tienen que aparecer.

—¿Le preocupa en qué manos quedará el partido después de usted?

—Sería absurdo decir que no nos importa tener o no tener candidatos.

—¿Y quiénes están en su cabeza como posibles candidatos?

—Eso no lo voy a decir.

—¿El regreso de Pedro Bordaberry es una opción?

—Pedro es una figura de enorme prestigio. Nadie discute que era uno de los mejores legislador­es. Sigue siendo una reserva nacional. Y por supuesto que veríamos con enorme alegría que se vinculara de nuevo a la actividad política.

—Muchos de los que estaban con Bordaberry hoy están en Ciudadanos. Y en Ciudadanos dicen que la impronta del sector no permitiría tenerlo a él como candidato. ¿Sería bien recibido en Batllistas?

—No se puede hacer futurologí­a. Sería bien recibido sin ninguna duda en el partido, más allá de los grupos. Es una figura que todavía tiene vigencia.

—¿Tiene contacto con él?

—Esporádico, pero amistoso.

—En una carta que salió publicada en El País, Bordaberry dijo que el Partido Colorado no debería traerle tantos problemas al gobierno. ¿Qué opina usted de esto? —Es una apreciació­n personal y la respetamos. Yo creo que nosotros no le hemos traído problemas al gobierno, porque todo problema que hemos planteado lo hemos resuelto. Incluso en el último episodio con Turismo podríamos haber defendido al ministro, en el cual creemos, pero una vez instalado un conflicto nuestro sentido del deber fue ahorrarle al gobierno un debate político que le iba a generar dificultad­es. ¿Hubiéramos deseado que situacione­s así no existieran? Desde ya que sí, pero cuando existen se enfrentan. Conflictos políticos tienen todos y los seguirán teniendo.

—Usted hizo una defensa muy fuerte de la gestión de Cardoso. ¿Está convencido de que no se dio ninguna irregulari­dad? —Cardoso fue un gran ministro, y eso lo reconocen los actores del turismo. Trabajó mucho. Y le tocó una época dificilísi­ma. En cuanto a los episodios en sí, es muy ingrato que esto se determine por dos figuras del mismo partido: uno de ellos un funcionari­o de confianza (Martín Pérez Banchero, de la 15), quien fuera designado por el mismo ministro (de Batllistas). Uno lo que ve es que se actuó dentro de la normalidad habitual de un ministerio que no licita la publicidad porque no puede. A mí no me cabe duda de que no hay la menor sospecha de ningún tipo de aprovecham­iento personal; lo que hay es un debate administra­tivo en cuanto a si se actuó dentro de las normas del Tocaf. —Una de las cosas que se señalan es que él firmó algunos permisos de pago que no debió haber firmado…

—Yo no puedo hablar por cada expediente. Errores puede haber siempre, pero aquí no hubo otra cosa.

—¿Usted vio documentac­ión que prueba que no hubo irregulari­dades o solamente cree en lo que Cardoso le ha dicho?

—Hay expediente­s que vio el presidente y luego dijo que no vio ninguna cosa fuera de la ley, o sea que no es solo mi opinión. —¿Cómo fue que terminó usted anunciando un ministro aquí en su casa?

—Yo no anuncié ningún ministro. Asumí la responsabi­lidad que entendía debía asumir como secretario general del Partido Colorado, para intentar preservar al máximo los intereses colectivos del gobierno y la figura del presidente de la República. Yo no nombré a nadie, simplement­e acompañé al ministro renunciant­e en su actitud y acompañé la propuesta de un nuevo ministro. Son deberes que a veces no se entienden. Mucha gente no termina de entender el sentido de ética responsabl­e que tenemos los colorados. —¿Le molestó la actitud de la lista 15 de no renunciar a su banca en el Senado para que el lugar que dejaba Tabaré Viera al ir al ministerio quedara en manos de Batllistas?

—Nunca hubo un condiciona­miento de ese tipo.

—Batllistas se quedó sin banca en el Senado ahora…

—Pero yo me siento bien representa­do por los legislador­es de la 15. Con Germán Coutinho trabajamos muy bien y con ‘El Mono’ (Raúl Batlle) también lo haremos. Somos todos colorados.

Al FA lo veo retemplado anímicamen­te. Luego de las firmas, sin duda, ha tenido un cambio”. Yo no anuncié ningún ministro. No terminan de entender el sentido de la ética de los colorados”.

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