El Pais (Uruguay)

“Todo el tiempo busco desafíos”

El jueves estrena en cines “La noche mágica”, una comedia dramática con Diego Peretti

- FERNÁN CISNERO “La noche mágica” es la ópera prima de Gastón Portal, que viene de la televisión.

—El lunes pasado en Got Talent se la vio muy entusiasma­da con Saydis Calzada, la niña cubana. ¿Se ve en ella?

—Una de las cosas por las que acepté este desafío de ser conductora es porque me identifico con los participan­tes. Y, sí, me veo reflejada en esa niña y en los que sueñan con dedicarse a esto y buscan una oportunida­d. Pero esa chica tiene un talento que yo no tuve nunca. Lo mío es a fuerza de trabajo y mucho esfuerzo y ella tiene ese don naturalmen­te.

—¿Nació con estrella?

—No, son cosas distintas. Una es el don del talento natural y otra es lo que uno hace con ese talento. Nacer con estrella para mí tiene más que ver con el carisma, con lo que se transmite independie­ntemente del talento natural. Ella tiene las dos cosas.

—¿Y usted qué tiene?

—No sé. Algo debo tener pero aún no lo descubrí (se ríe). Pero lo que sí sé es que para mi todos los días es como hacerlo por primera vez.

—¿En serio?

—Sí, sí. Sobre todo porque todo el tiempo busco desafíos y superarme. Conducir un programa era algo nuevo y que me pone en un lugar de riesgo. Y hay que hacerlo con respeto, con empatía y por eso también me pongo nerviosa. Quiero crecer, quiero hacerlo bien, que a la gente le guste y estar a la altura del programa. Eso me genera mucho nervio y antes de salir al aire siempre pienso que no lo voy a poder hacer.

—¿Esos nervios es una de las razones para elegir proyectos? —Sí. Y La noche mágica, por ejemplo, tiene un riesgo enorme. No siempre elijo los proyectos por lo mismo, pero siempre tengo que encontrar algo que me movilice aunque a veces vuelva a los mismos géneros. La comedia me encanta y ahora estoy necesitand­o hacer una. En un momento lo único que me llegaban eran comedias y ahora vengo de hacer tantos dramas que necesito otra energía que también tiene que ver mucho conmigo y que uno va dejando por hacer cosas distintas o, justamente, tomar riesgos. Ahora estaría con ganas de hacer reír y de reírme yo también. Y eso es algo que me da Got Talent. Esa cosa más simple, más cercana que tiene el formato me permite ser más yo.

—Y le ha dado una continuida­d con el público uruguayo que nunca había tenido.

—Si hay algo que tengo que rescatar en todo esto que pasó de la pandemia —que todavía continúa y que es muy dura para mucha gente— es que me permitió estar en mi país y en un proyecto 100% uruguayo. Tenía programado­s muchos trabajos en cine, giras por lo que reservar un año para estar en Uruguay en circunstan­cias normales, hubiera sido imposible. Si bien he hecho muchas cosas en el medio (una serie con Burman y Borenztein y por cuatro meses rodé con Rodrigo García, Santa Evita) pero siempre avisando que tenía que viajar Uruguay. Y fue un lío porque entre la cuarentena, los programas en vivo, me decían “¡Ya sabemos que tenés Got Talent!” (se ríe). En otro momento me hubiera costado asumir un compromiso así.

—¿Cómo hacía para pasar de la intensidad de Evita a ser la conductora más simpática en Got Talent?

—Santa Evita fue el desafío más grande que he tenido en mi carrera como intérprete porque claro estoy interpreta­ndo nada más ni nada menos que a una parte de la Argentina porque es la figura política y pública más grande que tiene. Y, además, ¡soy uruguaya! (se sonríe). Esos meses fueron muy duros pero pedí permiso para venir a Got Talent. Acá me dieron la posibilida­d de no venir en esos momentos pero vine con mi rubio Evita y fue un respiro poder reconectar con Natalia.

—¿Hacía tiempo que no estaba tanto en Uruguay?

—Tuve 10 años casa en Carmelo por lo que siempre pasé largas temporadas en Uruguay pero en Montevideo desde los 16 años no había estado tanto. —¿Y con qué se encontró?

—Lo que me pasó, de repente, es que tuve la posibilida­d de estar con la cultura uruguaya, algo que como me fui muy chica no llegué a transitar tanto. Fui a la Biblioteca Nacional, obviamente estuve mucho en el Sodre, hace poquito estuve también en el Correo Nacional, en el Espacio de Arte Contemporá­neo y tuve contacto con muchos artistas jóvenes emergentes que fui conociendo. No había tenido esa posibilida­d de estar tanto tiempo acá. Y fui al Parque Rodó con mi ahijado y con mi hijo. ¡Y subí al Gusano Loco del Prado con mi amigo, Martín Sastre! —El vínculo de los uruguayos con los famosos es distinto al de los argentinos...

—Conmigo en Argentina la gente es tranquila, respetuosa. Pero si vos te le metes en la cocina de las personas después cuando te saludan no podés pretender que no lo hagan como si fueras de su familia.

—¿Qué le gustó de La noche mágica?

—Me pareció diferente y muy arriesgada. En apariencia es otra comedia que transcurre en la noche previa a la Navidad. Hay una familia, entra un ladrón y pensás qué gracioso y de repente se oscurece todo y se transforma en una comedia dramática y negra. Me gusta el trabajo de los vínculos. Y me gusta trabajar también una mujer incómoda porque Kira, mi personaje es difícil de catalogar. Me costó mucho entenderla para interpreta­rla. Me interesó que si bien es víctima de su relación tóxica, también es una mujer culpable de lo que sucede en relación a su familia en el sentido de que no es responsabl­e por lo que pasa con el hombre, sino que es responsabl­e por ser ciega ante una situación evidente. Muchas veces uno dice, “pero cómo no lo viste”. No estoy segura de que ella no haya visto algo y se haya hecho la distraída. Con todo el dolor que me puede causar no defender a mi personaje debo de reconocer que creo que ocultó bajo la alfombra por comodidad por miedo una situación que cuando se le cae la máscara no puede creerlo.

—¿Cómo maneja todo eso? —Confío mucho en la mirada del director porque para mí las películas son de los directores. Siempre trabajo con coach que me acompaña en el proceso de búsqueda y también si el director lo permite en el set para que me contenga, me mantenga en una tensión necesaria y para entender lo que la puesta del director quiere. Gastón (Portal, el director) me permitió estar con mi coach y estuvo buenísimo porque él es un director muy bueno que sabe muy bien lo que quiere, pero es muy caótico filmando: tenía todo el tono en la cabeza, pero yo nunca le entendía lo que quería. Eso se ve y es parte también de su búsqueda. Esa incomodida­d de mi personaje es la que tenía yo porque todo el tiempo buscaba referencia­s, se las mostraba y él solo decía “está bien”. Trabajé con muchos directores y directoras y todos tienen su forma de trabajar. —¿Y usted cómo trabaja?

—Soy como muy obsesiva, meticulosa y al mismo tiempo bastante tradiciona­l. Pero estoy abierta a nuevas formas y nuevas técnicas porque también eso hace que yo crezca y que de repente, pueda aparecer ahí algo genuino e inesperado y que no controlo. Y eso es lo que busco.

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